Los italianos conocen bien a la Beata Madre Speranza (PS 1), una mística del siglo XX que fundó el “Lourdes italiano” y que hablaba con Jesús y María con mucha familiaridad. Le gustaba mucho jugar con el Niño Jesús y no dudaba en reprenderlo cuando se escondía debajo de la mesa. ¡Lo sacaba arrastrándolo por los pies y Jesús se reía! Lo que me impacta en ella es su incondicional confianza en la Divina Providencia y su trato coloquial con San José.
Nunca se preocupaba por las elevadas sumas que tenía que pagar para realizar sus obras porque, trabajando en todo para la gloria de Dios y la salvación de las almas (sobre todo las de los sacerdotes), Dios no podía faltar a la promesa del Evangelio: “Busquen primero el Reino de Dios y todo lo demás les será dado por añadidura” (Mt 6, 33) Imposible calcular los millones de liras (de la época) que le llegaban… y siempre a último momento.
Cuando el amigo seguro es tan poderoso… Si les hablo aquí de Madre Speranza es para recordarles que la Divina Providencia continúa realizando milagros y ahora más que nunca, en estos tiempos en que “la humanidad se dirige hacia la perdición”. (Mensaje del 25-1-2023) y cuando la Santísima Virgen nos invita a la confianza. Por eso, deseo sugerirles a todos algo que puede sanarnos del temor por el porvenir sobre las posibles restricciones en el plano económico y familiar y preservar en nosotros ese tesoro inestimable que es la paz del corazón.
¡Tengan por amigo a San José! El 19 de marzo próximo festejaremos al gran San José. Tiene la bien ganada fama de proveer a las necesidades de cuantos recurren sinceramente a él. Cada año le ofrecemos una trentena antes de su festividad (30 días de oración del 17 de febrero al 18 de marzo), pidiéndole que nos dé una señal de su bondad (PS 2). Para animar a quienes todavía no han descubierto la inmensa ternura de San José y su poderosa intercesión en favor de aquellos que le oran, les comparto un hecho reciente. Le cedo la palabra a mi amiga italiana:
“Buenos días, me llamo Beatriz, tengo 53 años, casada con dos hijos y vivo en una pequeña aldea de Lombardía. Deseo contarles lo que San José ha hecho por mi familia. Teníamos grandes dificultades financieras, pero él nunca nos abandonó. Mi marido era el único que tenía un empleo de media jornada con un salario de 1100 euros por mes. Teníamos que pagar un crédito inmobiliario, y además los servicios de gas, electricidad, comida, educación de los niños, etc. Esto me preocupaba, pero sabía que el Cielo nos ayudaría. Desde mi tierna infancia oí a mi padre hablar de San José con fervor. Él iba a misa con mi madre todos los días y nunca hubiéramos faltado a la oración diaria en familia. Entonces durante más de 30 días le oré a San José con fe y confianza, colocando debajo de su imagen una hoja de papel con la lista de nuestras necesidades.
“Confieso que al principio regañé un poco a San José porque su respuesta se hacía esperar. Le recordé como solía proceder con Santa Teresa de Avila que siempre hablaba tanto de su bondad. ¡No podía decepcionarla! Su respuesta ha sido sorprendente: sistemáticamente encontrábamos sobre la mesa de nuestra casa ¡un sobre que contenía la suma exacta de lo que necesitábamos para pagar las facturas y los demás gastos! Era la cantidad justa, ni más ni menos. A veces encontrábamos el sobre en el buzón. En síntesis, San José también pagó el crédito de nuestra casa gracias a la generosidad de una persona de nuestro vecindario que nos ofreció un don para este fin.
“San José, mi poderoso protector, te lo agradezco y siempre te agradeceré de todo corazón. Que Dios los bendiga a todos. Amén.”
Agrego que Beatriz no sólo le reza a San José todos los días, sino que va frecuentemente al santuario mariano de la “Madonna della Bozzola”, cerca del pueblo donde vive, para orarle a la Virgen. Ésta ya le ha hecho muchos regalos, entre ellos la curación milagrosa de su marido después de una grave hemorragia cerebral.
Si la Virgen María insiste tanto en la oración como una necesidad vital es porque Ella conoce sus frutos. Más que nunca desea hacernos participar a todos de su bendición.
En Medjugorje oraremos esta trentena en comunión con todos ustedes. ¡Que San José se les manifieste y los bendiga!
Sor Emmanuel +
PS 1. La Beata Madre Speranza (1893-1983), llamada “Apóstol del Amor Misericordioso de Jesús”, fundó el santuario de Collevalenza, cerca de Peruggia en Italia, visitado anualmente por miles de peregrinos.
PS 2 ¿Cómo vivir esta trentena? Se comienza saludando a San José con nuestras propias palabras dichas con el corazón. Luego se le hace la plegaria de nuestra elección seguida por una decena del rosario, finalizando con un canto dirigido a él o a la Virgen María. He aquí una breve oración, frecuentemente cantada en mi comunidad:
“Oh glorioso san José, jefe de la Sagrada Familia de Nazaret, tan diligente en proveer a todas sus necesidades, extiende sobre … (mi familia, mi comunidad, etc.) tu tierna solicitud. Toma bajo tu cuidado todos los asuntos espirituales y temporales que le conciernen y haz que se resuelvan para la mayor gloria de Dios y el bien de nuestras almas.”
Oración a San José de San Alfonso María Ligorio:
“Oh santo Patrono san José, me alegro de tu felicidad y de tu exaltación, tú que has sido considerado digno, como padre, de dar órdenes a Aquel a quien obedecen los Cielos y la Tierra. Ya que Dios estaba a tu servicio, quiero yo también ponerme a tu servicio. De ahora en más deseo servirte, honrarte y amarte como dueño mío. Tómame bajo tu patrocinio y dime lo que desees. Sé de antemano que todo será para mi mayor bien y para gloria de nuestro Redentor.
San José, ruega por mí. No te negará nunca nada Aquel que en la Tierra ha obedecido todas tus órdenes. Pídele que me perdone las ofensas de las cuales soy culpable, que me desapegue de las criaturas y de mí mismo, que me abrase con su santo amor y que después haga de mí lo que desee”.
Oración de san Francisco de Sales a San José:
“Glorioso san José, esposo de María, concédenos tu protección paternal, te lo suplicamos por el Sagrado Corazón de Jesús. Tú, cuyo poder infinito abarca todas las necesidades y sabes hacer posibles las cosas más imposibles, posa tus ojos de padre sobre los intereses de tus hijos. En las dificultades y penas que se ciernen sobre nosotros, confiados recurrimos a ti; dígnate tomarnos bajo tu amorosa protección y ocuparte en favor nuestro de este asunto tan importante y difícil (expresarlo) que nos causa tanta inquietud. Haz que su feliz resolución sea para gloria de Dios y bien de sus devotos servidores. Amén.
Hemos encontrado en Internet la siguiente Coronilla de los imposibles a San José, por si alguien se sintiera inspirado a hacer la Coronilla entera o parte de ella.
-Por la señal de la Santa Cruz…
-Ven Espíritu Santo poderoso, ven Espíritu Santo amoroso, ven Espíritu Santo Amor del Padre y del Hijo; únenos al corazón de San José y al de nuestra Madre Poderosísima, la Santísima Virgen María, para que unidos a sus corazones podamos entregarnos al Sagrado Corazón de Jesús.
Danos la gracia, de rezar cada día con más amor, más fe y más esperanza.
-Creo en Dios Padre…
-Padre nuestro (en honor al Padre Eterno por haber elegido a San José a imagen y modelo suyo como padre para cuidar a su hijo Jesús, y a la Santísima Virgen María aquí en la Tierra)
-Ave María (para saludar a nuestra Madre, la Santísima Virgen María)
-Gloria al Padre, al Hijo…
-Te adoramos Santísima Trinidad, por todas las gracias que le has concedido a San José; te pedimos que nos permitas amarlo, honrarlo y respetarlo como nuestro padre aquí en la Tierra. Amén.
Oración al poderoso san José.
Poderoso San José, paternal custodio de mi vida, terror de los espíritus inmundos, prohíbeles el acceso a nuestros hogares. Tú sabes hacer posible lo que parece imposible, protege y multiplica con paternal amor todos nuestros bienes espirituales y materiales. Amén.
Primera intención: Protección del Papa y de la Santa Iglesia; que San José nos dé más santas y abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas. Por nuestra conversión personal y para que jamás nos alejemos de Jesús Eucaristía. Pedimos también por nuestra formación teológica y espiritual. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes hacer posible lo que parece imposible (7veces). Amén.
Gloria al Padre, al Hijo…
Jesús Eucaristía, nuestro dulce amor y consuelo, que te amemos tanto que de amor por ti muramos.
Segunda intención: Protección de la familia. Te pedimos San José que perdure el amor de nuestros padres, que siempre haya fidelidad, unión en los hogares, que nada ni nadie divida nuestras familias; pedimos mansedumbre, obediencia y humildad de nuestros hijos. Te pedimos, San José, por todas las necesidades materiales del hogar, por una vivienda propia y por un trabajo digno. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Tercera intención: Protección y salud de nuestras vidas. Te pedimos San José por nuestra salud y la de todos los enfermos; colocamos en tus manos cirugías y tratamientos médicos. Que San José nos proteja de accidentes, de toda maldad, de enfermedades crónicas y terminales, de toda enfermedad impuesta y maligna. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Cuarta intención: Protección de nuestro trabajo. Pedimos por nuestros jefes y compañeros; por la protección de nuestros negocios y empresas. Que podamos administrar correctamente nuestros bienes, vender y comprar, ser honestos, que evitemos toda clase de corrupción y apego al dinero, que podamos pagar nuestras deudas y que San José bendiga a las personas que nos adeudan. Que nos guarde del robo de nuestros bienes, de catástrofes y accidentes. Que destierre todo espíritu maligno de pobreza, miseria y ruina de nuestros hogares, empresas y trabajos, y que nuestras familias prosperen en el bien. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Quinta intención: Evitemos los vicios. San José no permitas que nuestros hijos y familiares caigan en los vicios, drogadicción, alcoholismo, tabaquismo, sexualidad, pornografía, juego, ocio, etc. Y que si tenemos algún vicio, San José nos ayude a vencerlo y seamos personas sanas; que aleje todo espíritu inmundo y maligno de nuestros hogares y de nuestras vidas. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Sexta intención: Protección contra la brujería. San José ayúdanos a renunciar a todo tipo de prácticas de hechicería, brujería, chamanismo, adivinos, nueva era. Renunciamos completamente a cualquier pacto ocultista y de sangre; prometemos que nunca pagaremos dinero por estas prácticas y que si lo hemos hecho todo aquello sea destruido en el sepulcro de Jesús. Que San José nos libre de ataduras, maleficios, brujos, brujas y chamanes, y destruya todo mal, enfermedades, ruina, entierros, etc. impuestos sobre nuestras vidas y nuestras familias. Que San José terror de los espíritus inmundos y malignos aleje de nuestra casa, de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestro trabajo todo mal. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Séptima intención: Por nuestra patria. Te pedimos San José que tengamos gobernantes buenos, honestos y temerosos de Dios. Líbranos de la tiranía y de la corrupción; que se acabe la desigualdad y que haya trabajo. San José líbranos de toda banda criminal, de robos, secuestros, vacunas, extorsión, prostitución, carteles, guerrilla, paramilitarismo, narcotráfico. Que se acaben los abusos contra los débiles e inocentes; que San José destruya toda maldad e injusticia en nuestra patria. Poderoso San José protégenos y guárdanos. Con mucha fe pedimos nuestro imposible.
San José, tú sabes… 7 veces, Gloria y Jesús Eucaristía…
Oración final de consagración a San José.
Padre mío San José, Dios Padre escogió a María por esposa tuya y a Jesús como hijo tuyo, y de su Espíritu Santo te llenó. Yo, miserable pecador, me confío a tu amor y te doy mi corazón, mi poder, tener y placer, para tu bendición obtener.
De tus gracias lléname, al cielo llévame, del mal protégeme, sana mis heridas, de tus bienes cólmame y en tu corazón guárdame, Padre mío San José. Amén.
Consagremos nuestro corazón al corazón de la santísima Virgen María:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea pues todo un Dios se recrea en tal Celestial Princesa. Yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria al Padre.
Que el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna, Amén. (Lo decimos mientras nos santiguamos)