Mensaje del 25 de Diciembre de 2002

“¡Queridos hijos! Este es tiempo de grandes gracias, pero también es tiempo de grandes pruebas para todos aquellos que quieran seguir el camino de la paz. Por eso, hijitos, nuevamente los invito: oren, oren, oren; no con palabras sino con el corazón. Vivan mis mensajes y conviértanse. Sean conscientes del don que Dios me ha concedido: el de estar con ustedes, especialmente hoy cuando tengo en mis brazos al pequeño Jesús, Rey de la Paz. Deseo darles la paz, y ustedes llévenla en sus corazones y dénsela a los otros hasta que la paz de Dios llegue a reinar en el mundo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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