Mensaje del 2 de Junio de 2012

«Queridos hijos, continuamente estoy entre vosotros, porque con mi infinito amor, deseo mostraros la puerta del Paraíso. Deseo deciros cómo se abre: por medio de la bondad, de la misericordia, del amor y de la paz -por medio de mi Hijo. Por lo tanto, hijos míos, no perdáis el tiempo en vanidades. Solo el conocimiento del amor de mi Hijo puede salvaros. Por medio de este amor salvífico y del Espíritu Santo, Él me ha elegido y yo, junto a Él, os elijo a vosotros para que seáis apóstoles de su amor y de su voluntad. Hijos míos, en vosotros recae una gran responsabilidad. Deseo que vosotros con vuestro ejemplo, ayudéis a los pecadores a que vuelvan a ver, a que enriquezcan sus pobres almas y a que regresen a mis brazos. Por lo tanto: orad, orad, ayunad y confesaos regularmente. Si el centro de vuestra vida es comulgar a mi Hijo, entonces no tengáis miedo, todo lo podéis. Yo estoy con vosotros. Oro cada día por los pastores y espero lo mismo de vosotros. Porque, hijos míos, sin su guía y el fortalecimiento que os viene por medio de la bendición, no podéis hacer nada. ¡Os doy las gracias!»

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