Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje el 25 de Septiembre del 2009
“¡Queridos hijos! Trabajen con alegría y arduamente en su conversión. Ofrezcan todas sus alegrías y tristezas a mi Corazón Inmaculado para que los pueda conducir a todos a mi Hijo bien amado, de modo que, en Su Corazón, encuentren la alegría. Estoy con ustedes para enseñarles y conducirles a la eternidad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”.
La llamada a la conversión es la llamada fundamental de los mensajes de la Virgen. ¿Qué es la conversión? El tema de la conversión se puede contemplar desde varios puntos de vista. La imagen más conocida para nosotros con seguridad es la parábola del regreso del hijo prodigo (Lc 15,11-32). Llegado al conocimiento del sinsentido de sus planes y caminos, el hijo decide volver al padre, contando con su amor y misericordia. El encuentro con el padre y con su amor inconmensurable cambia su vida desde la raíz. El hijo, nuevamente llega a ser un hombre feliz y bendecido.
¡El sentido y la llamada fundamental de la conversión es el regreso! El regreso a sí mismo, es decir a la imagen a la cual fui creado. La conversión es la vuelta a la misión y al camino que Dios ha predestinado para mí. La vuelta a la propia alma y conciencia de la que me he alienado y ya no puedo ser. ¡La conversión es la vuelta de la verdadera esperanza, fe y alegría; en Dios, en la vida, en los hombres, en el sentido de la existencia! La conversión es la vuelta en el abrazo de Dios. La vuelta a su Sacratísimo Corazón del cual nacimos.
En este mensaje, la Madre nos recuerda que su Sacratísimo Corazón es la “puerta del cielo”, el único camino que lleva a Jesús. Por tanto, nos invita con ese calor maternal que en su Corazón sumerjamos nuestros pecados, debilidades, dolores, fracasos, decepciones… Porque su Amor puede vendar nuestras heridas y guiarnos hacia el Corazón de Jesús, en el que encontraremos la plenitud del amor, de la alegría y de la paz.
El Corazón de Jesús ha empezado a vivir bajo el Corazón de María. Con el mismo amor con el que amó y educó a Jesús, la Virgen nos ama a nosotros también. Esta con nosotros para “enseñarnos y guiarnos hacia la eternidad”. Que nos incite a animarnos y a levantarnos de este barro de lo pasajero y volver al Padre.
Intenciones por las que orar este mes son:
1. Recuperar la oración vespertina en nuestras familias, para que reinen la paz y la bendición en nuestras familias.
2. La oración diaria del Rosario, para que a través del mes de octubre y sus devociones podamos volver a la oración del Rosario.
3. La consagración diaria de nosotros mismos y de nuestras familias al Inmaculado Corazón de María.
Hermandad de la Visitación