Cierra los ojos. Ahora, piensa en un cura. En el cura de siempre, en el que pintan los medios. Que dé miedo. Ese que en la serie de turno, en la novela de éxito o en el cómic barato de kiosko y a euro, pintan con cara de malo, de enfado, de triste, de puño arrugado.
Imagínale chusco, plomizo, apesadumbrado, vigilante ante cualquier descuido de los fieles para abalanzarse sobre ellos y cargarles con la culpa del que es débil, flojo, pequeño.
Según el libro de estilo de los mass media, para ser cura hay que ser un hombre antipático y que no se divierta nunca. Es requísito imprescindible en cualquier seminario del mundo. Ser un infeliz con cara de sieso.
Si tienes esa imagen de los curas, o si incluso con el que te topaste aquella vez era uno de ellos, por favor mira este video y reconcíliate con ellos.
La escena es del Festival de Jóvenes de Medjugorje, lo que ya llaman la “Mini JMJ”. Dentro video.