09/10/2010 – La curación de Gerry en Medjugorje

• Gerry Delaney-Boyle y su mujer Kitty viajaron a Medjugorje por primera vez en octubre de 2005, con un grupo de peregrinos de Manchester (Reino Unido). A continuación Gerry explica la experiencia que cambió su vida y curó su corazón y su cuerpo.

• Debo empezar con una breve explicación médica, sin la cual lo que sigue no tendría sentido. La artritis ósea es una enfermedad desagradable y muy invasiva. Existe medicación, pero puede tener efectos secundarios como por ejemplo, activar alguna forma de cáncer. Es una enfermedad muy dolorosa e incómoda aunque no se aprecie.

Durante un período de 20 años esta afección se volvió más invasiva en mi cuerpo, tanto que para bajar de un transporte público, encontraba más fácil bajar de espaldas. Esta enfermedad reduce la libertad de movimientos y, junto al constante esfuerzo para gestionar el dolor, no hace que uno sea precisamente como un cariñoso y adorable osito de peluche. Lejos de eso, como consecuencia, tristemente, la gente tiende a evitar tu compañía.


Gerry en el monte Krizevac en 2005,

ayudado por un peregrino y apoyado en su bastón.

El miércoles, 12 de Octubre, volamos desde el aeropuerto de Manchester hasta Medjugorje. Debido a un incidente en el aeropuerto, del cual no estábamos enterados en ese momento, nuestro vuelo se retrasó más de una hora, y llegamos al aeropuerto de Split en Croacia a medianoche, hora local. De allí fuimos en autobús a Medjugorje, llegando a las 3.00 a.m.

A la mañana siguiente nuestro grupo fue llevado al pie de la Colina de las Apariciones para ver a Vicka, una de las videntes, para oírle hablar sobre Nuestra Señora y sus mensajes. Esa tarde me confesé, cosa que desde hacia tiempo notaba que necesitaba. Durante la cena nuestro guía nos avisó de que si el tiempo era bueno subiríamos al monte Podbrdo el viernes. Cuando llegó ese dia, el tiempo era bueno, así que tomamos un taxi hasta al pie de la Colina de las Apariciones. Cómo conseguí subir la colina, no lo sé, pero cuando al fin llegué a la cima casi no podía tenerme en pie, y peor, sentía una gran dificultad para respirar. Decir que estaba hecho un desastre sería minimizar mi condición en gran manera, como muchos que estaban cerca de mi podrían testificar, incluyendo miembros de mi propia peregrinación.

Había ido a Mejugorje decidido a no pedirle nada a Nuestra Bendita Madre para mí, con una excepción: sólo que debía amar más a Dios. Para mi mujer (mi paloma de la paz) y para mis hijos, tenía mi lista de necesidades, muy larga. Empecé a hacer camino colina abajo. Gente de muchas nacionalidades me ofrecía su ayuda, pero yo la rechazaba, no desagradecidamente, sino que intentaba explicar que Nuestra Señora me había invitado a subir a la colina y por eso Ella me vería a salvo abajo. ¡Menuda arrogancia!

Cada tarde a las 5.00pm se reza el Rosario (dos misterios) seguidos de la Misa a las 6.00pm. Ese viernes por la tarde fuimos a St James y durante el tiempo de descanso entre el final del Rosario y el principio de la Misa noté un dolor horrible en mi pierna derecha, el cual empezaba justo debajo de la ingle y acababa encima del tobillo. Tan horrible era el dolor que pensé que probablemente era una trombosis a causa de haber estado en la colina esa tarde. No puedo describir el dolor, pero horrible es poco. Cómo conseguí no gritar en Misa, no lo sabré nunca. Pero tras muchos minutos, el dolor empezó a menguar y luego desapareció.

Cuando nos levantamos a la mañana siguiente sabia que algo iba mal, pero no sabía qué. Entonces mi mujer y yo desayunamos y después fuimos a la capilla del Sagrado Corazón para rezar las oraciones de la mañana y tener un tiempo de silencio.


Tres años después y Gerry todavía es

capaz de subir y bajar la Colina de las

Apariciones sin su bastón de caminar

Hacia las 9.00am estábamos listos para ir a la iglesia de St James para la Misa de las 10.00am en inglés. Cuando dí mi primer paso en la rampa, me di cuenta de que no sentía dolor por primera vez en casi 20 años. No sólo eso, sino que también tenía libertad de movimientos en mi cuerpo. Durante dos días caminé como en un sueño, esperando a que volviese a aparecer el dolor y el malestar, hasta que me di cuenta de cuán insultante era eso para Nuestra Señora. Tan absurdo como pueda sonar, era como si una larga e íntima amistad se hubiese acabado.

El domingo por la tarde subimos la segunda de las dos montañas, el Krizevac. Tengo 71 años, nada viejo en estos tiempos. Pero de un estado en el que a duras penas podía subir una colina, tenía mucha dificultad para bajar de los autobuses y con el movimiento restringido, pasé a subir corriendo la montaña cuando otros andaban, algunos con mucha dificultad. Había más de 50 personas que pueden atestiguar que me vieron hacer esto. Lo hice público por Nuestra Bendita Señora y el Sagrado Corazón, por lo que habían hecho por mi, no como algunos debieron imaginar, para impresionar a la gente. Para mi, entre las estaciones del Vía Crucis, sólo había tres personas: ¡yo mismo, Nuestra Señora y el Sagrado Corazón!

Estas semanas han sido las mejores que jamás he conocido, pero también las más difíciles mientras intento asimilar lo que Nuestra Señora y el Sagrado Corazón han hecho por mí. No es sólo la curación física. Mucho más importante ha sido el impacto de la curación interna, el cambio, llámalo como quieras, que ha ocurrido dentro de mí. No puedo recordar nunca en mi vida haber tenido semejante sensación de bienestar y paz interior. Ni tampoco tengo palabras para expresar la gratitud que siento hacia Nuestra Señora y el Sagrado Corazón.

El jueves siguiente tras nuestro regreso a casa, estábamos preparándonos para ir a la Exposición del Santísimo Sacramento en la iglesia. Mi mujer, buscando su ropa en el armario, me habló. Yo estaba en el vestíbulo y le contesté. Fue entonces cuando se me paralizó el corazón al darme cuenta de lo que había pasado. Respondí a mi mujer sin pensar y sin mi audífono, que había llevado todos los días durante los últimos tres años.

¿Por qué recibí semejante regalo cuando hay otros que lo merecen mucho más? No lo sé, no soy quien para preguntar. Pero cuánto más considero lo que ha pasado, más creo que el verdadero milagro estará en lo que me quede de vida.

Fuente: www.crownofstars.blogspot.com/