Comentario el mensaje del 2 de septiembre de 2.014

 “Queridos hijos, yo su Madre, vengo de nuevo entre ustedes del amor que no tiene fin, del amor infinito, del infinito Padre Celestial. Y, mientras miro en sus corazones, veo que muchos de ustedes me acogen como Madre y, con un corazón sincero y puro, desean ser mis apóstoles. Pero, yo también soy Madre de ustedes que no me acogen y, en la dureza de su corazón, no desean conocer el amor de mi Hijo. No saben cuánto mi Corazón sufre y cuánto yo oro a mi Hijo por ustedes. Le pido que sane sus almas porque Él lo puede hacer. Le pido que los ilumine con el milagro del Espíritu Santo, para que dejen de traicionarlo, blasfemar y herir siempre de nuevo. Oro con todo el Corazón para que comprendan que solamente mi Hijo es la salvación y la luz del mundo. Y ustedes, hijos míos, queridos apóstoles míos, lleven siempre a mi Hijo en el corazón y en los pensamientos. De esta forma lleven ustedes el amor. Todos aquellos que no lo conocen, lo reconocerán en vuestro amor. Yo estoy siempre junto a ustedes. De una manera especial, yo estoy junto a sus pastores, porque mi Hijo los ha llamado para guiarlos por el camino de la eternidad. Les doy las gracias, apóstoles míos, por el sacrificio y el amor.” 

 

Si somos cristianos debemos sentirnos contentos que la Madre de Dios venga a visitarnos cada día y que habitualmente nos brinde 2 mensajes cada mes. Si tenemos una madre en la tierra y la queremos, no aceptaríamos que nos hable sólo dos veces al mes, o cuando esté de buenas. Por el contrario, nos gustaría verla todos los días y platicar con ella siempre. Por lo mismo: todo hijo de María debe sentirse contento que la Madre venga a visitarnos diariamente y que nos hable cada mes. Se debe comprender este particular, porque de lo contrario no se entiende Medjugorje. Medjugorje es mucho más que un lugar donde aparece la Madre, toda vez que es una escuela permanente de amor y de acompañamiento materno frente a la realidad que hoy se vive. ¿Por qué se da hoy esta intervención del Cielo y antes no se dio en la historia de la Iglesia?: Porque los tiempos que vivimos la necesita, necesita una ayuda extraordinaria divina ¿por qué aceptar que la respuesta que ahora nos viene por medio de María?

 

El Santo Padre en su catequesis de este miércoles 3 de septiembre, habló de la maternidad de la Iglesia y de la maternidad de María, y a los peregrinos polacos les dijo: “Queridos amigos, en estos días en diversas ciudades de Polonia se recuerda el 75º aniversario del inicio de la tragedia de la segunda guerra mundial. Encomendemos a la misericordia de Dios a todos aquellos que han dado la vida por el amor a la patria y a los hermanos, e invoquemos el don de la paz a todas las naciones de Europa y el mundo. ¡Hoy especialmente tenemos necesidad de paz! Invoquemos el don de la paz por intercesión de María Reina de la Paz. ¡Sea alabado Jesucristo!” Entonces, el Papa quiere que en los momentos presentes invoquemos a María Reina de la Paz, y que Ella nos conceda el don de la paz. Pero también debemos recordar, que este don de la paz comienza primero en el propio corazón. Cuando el hombre no está en paz con Dios no puede orar por la paz, tampoco puede ser instrumento de paz. Y es esta la razón del porqué la Madre, además de hablar cada 25 de mes, da un segundo mensaje el 2 de cada mes: por la conversión de las almas

 

Los mensajes del 2 de cada mes tiene como fin, entonces: conquistar almas para el Paraíso, almas que tengan paz en el corazón por medio de la conversión a Dios, a Jesucristo. No basta, entonces, orar por la paz, si dejamos a un lado esta intención: porque ambas cosas son necesarias de cara al futuro: la paz y la conversión.

 

El mensaje tiene dos partes: la Primera va dirigida a los apóstoles suyos, a quienes quiere animar, lograr que perseveren en su misión de paz, de conversión y la segunda va dirigida a los indiferentes, que Ella también conoce como Madre pero que anhela con ansias su conversión.

 

A los primeros les dice: ustedes “me acogen como Madre y, con un corazón sincero y puro, desean ser mis apóstoles”. Le está hablando a los fieles que no pierden el tiempo, a quienes se han decido por Ella. Decidirse por María es decidirse por la paz, por la verdad, por la luz, por la conversión de las almas. Es luchar contra el Dragón infernal del Apocalipsis que intenta devorar a los hijos de la Iglesia. A ellos María les llama y les dice tienen un corazón sincero y puro, porque han tomado la decisión de ser apóstoles suyos. Con ellos la Virgen puede contar. También les dice en este mensaje: “lleven siempre a mi Hijo en el corazón y en los pensamientos. De esta forma lleven ustedes el amor. Todos aquellos que no lo conocen, lo reconocerán en vuestro amor. Yo estoy siempre junto a ustedes.” Es bello recordar esto: que María tiene un ejército con quien puede contar. Es el ejército de la Mujer vestida del Sol, con la luna bajo sus pies. Ella les dice a este ejército: “lleven siempre a mi Hijo en el corazón y en los pensamientos. De esta forma lleven ustedes el amor”. Es una confirmación de la Misión, de la misión del amor, de la única misión. Porque todo se resume en el amor. El amor es lo que caracteriza al verdadero apóstol de María y de Jesús. Quien se ha abierto de verdad a los mensajes de la Virgen es aquel que ama. El rezo del rosario, la adoración a Jesús eucaristía, la participación en el grupo de oración, el ayuno a pan y agua… encienden el fuego del amor en el corazón para amar a Dios y al prójimo, con ese fuego la Madre quiere vencer. Es la única victoria. Por eso la Madre habla, exhorta; por eso en sus apariciones bendice y ora por los peregrinos. Entonces, se peregrina a Medjugorje para crecer en el amor, para inscribirse en la escuela del amor de María.

 

Por otra lado la Madre le dice a los indiferentes: “yo también soy Madre de ustedes que no me acogen y, en la dureza de su corazón, no desean conocer el amor de mi Hijo. No saben cuánto mi Corazón sufre y cuánto yo oro a mi Hijo por ustedes. Le pido que sane sus almas porque Él lo puede hacer. Le pido que los ilumine con el milagro del Espíritu Santo, para que dejen de traicionarlo, blasfemar y herir siempre de nuevo. Oro con todo el Corazón para que comprendan que solamente mi Hijo es la salvación y la luz del mundo.” Esta parte del mensaje es muy importante porque es una luz para los tibios. La Madre habla de quienes “no la acogen”, ya que por la dureza del corazón la rechazan a y rechazan a Su Hijo; no quieren reconocer el amor de Jesús. Y detrás de esa “dureza” que habla María, hay sólo orgullo, narcisismo. Y pudieran muchos seguir así toda la vida, porque Dios respeta la libertad de sus hijos y si voluntariamente lo quieren rechazar Dios respeta tal decisión. Pero esa indiferencia es la que hace sufrir a María a Jesús al mismo Dios. Porque esa obstinación es la que hace perder la vida eterna. Un día dijo la Virgen: “no dejen que mi Corazón llore lágrimas de sangre por las almas que se pierden en el pecado”. Entonces, la dureza del corazón en sí, no es la causa de sufrimiento del Señor y de la Virgen si no las consecuencias de él; por lo que la Madre ora a Jesús para que con Su poder sane estas almas de la incredulidad, de la indiferencia. Y quienes somos hijos de María debemos orar con Ella; y de una manera especial el 2 de cada mes y cada vez que recemos el santo rosario: pedirle a Jesús por la dureza del corazón de tantas almas, para que “sean iluminados con el milagro del Espíritu Santo”, y de esta manera dejen de “blasfemar y traicionar el Nombre Bendito de Jesús”. Entonces, la Madre cree en el milagro de la oración, cree que con la oración de todos podemos vencer el orgullo de la tibieza, de la indiferencia, de la dureza de las almas. El mensaje de este 2 es una nueva llamada a la oración, pero esta vez: por quienes tienen su corazón endurecido. Puede haber entre ellos familiares, amigos, allegados, o bien, mucha gente que no se le conoce, porque todos son hijos de Dios y hay que buscar la salvación de todos. Por lo tanto, a la oración que se hace por la Paz, por el Papa, por los proyectos de María… hay que agregar la de orar por la conversión de los indiferentes. Hay esperanza cuando se ora, y sin oración podemos perder todos. El futuro del mundo depende ahora de la oración, no de la ONU, UE, EEUU; depende de nuestra respuesta a la Reina de la Paz. Una intención va al lado de las demás. Da pena decirlo, pero es verdad, ante el narcisismo imperante: los conventos se están vaciando cada día más, sin embargo aumenta la demanda de asistencia a los gimnasios, a los estadios, a las discotecas, a los deportes extremos, a las salas de belleza, al mundo de la moda, de la tecnología. Sin embargo —abramos los ojos y los oídos—: María quiere darle un nuevo giro a la vida de muchos cristianos para que salgan de la “comodidad mundana” y le ayuden a construir la paz y salvar el mayor número de almas por medio de la oración continua y perseverante y por medio de los sacrificios. El egoísmo a golpeado terriblemente también a la Iglesia, demasiada comodidad y conformismo, demasiado cristianismo light, bajo en calorías. Así no se pude construir la paz, ni el futuro. Es la Iglesia católica la que tiene la luz en estos momentos y la ha tenido siempre. Lo malo es que muchos cristianos han dejado de recibirla por su indiferencia y vida light, vida ligera, egoísta, cómoda, por lo que hay que abrirle las puertas del corazón a María. Ella es una buena oportunidad para cambiar las cosas y salir del ostracismo.

 

P. Francisco Verar H.