«¡Queridos hijos! Os he elegido, apóstoles míos, porque todos lleváis dentro de vosotros algo hermoso. Vosotros me podéis ayudar a fin de que el amor por el cual murió mi Hijo, y luego resucitó, venza nuevamente. Por eso os invito, apóstoles míos, a que en toda criatura de Dios, en todos mis hijos, procuréis ver algo bueno y a que intentéis comprenderlos. Hijos míos, todos vosotros sois hermanos por el mismo Espíritu Santo. Llenos de amor hacia mi Hijo, podéis hablar de lo que sabéis a todos aquellos que no han conocido ese amor. Vosotros habéis conocido el amor de mi Hijo, habéis comprendido su Resurrección y ponéis vuestros ojos con alegría en Él. Mi deseo maternal es que todos mis hijos estén unidos en el amor a Jesús. Por eso os invito, apóstoles míos, a vivir la Eucaristía con alegría, porque en la Eucaristía mi Hijo se os da siempre de nuevo, y con su ejemplo os muestra el amor y el sacrificio por el prójimo. ¡Os doy las gracias!»
El mensaje del 2 es una prolongación del anterior. Cuando la Virgen dice: «Los he elegido, apóstoles míos, porque todos llevan dentro de sí algo hermoso. Ustedes me pueden ayudar a fin de que el amor por el cual murió mi Hijo, y luego resucitó, venza nuevamente.» Es para hacernos ver que no pertenecemos al mundo de la confusión, porque tenemos un solo norte que es Jesús y la vida eterna que Él orece. Y todos tenemos algo hermoso que ofrecer a los demás que es la fe, a la que se refiere la Virgen.
Luego, la Madre dice algo muy importante, que se procure ver “en toda creatura algo bueno y que del mismo modo se intente comprender al prójimo”. Es una manera de decir “ustedes no tienen escusa para no amar, porque en todo ser humano siempre hay algo bueno. Esto lo dice la Madre porque Ella sabe que la razón por la que muchos de sus hijos no aman al prójimo como debe ser, es porque ven únicamente lo negativo en los demás o bien, se quedan con los defectos de carácter de las personas que los rodean. Entonces, si vemos lo bueno que tiene cada uno tiene, y lo tenemos siempre presente, fácilmente se superan las divisiones. Por consiguiente, es evidente una vez más, que la mejor forma en la que podemos ayudar a la Virgen es con el amor. La Madre no quiere que sus hijos guarden rencor hacia nadie y que al observar el lado bueno que todo ser humano posee se superen las distancias que los prejuicios crean.
Luego dice algo también fundamental de cara al modernismo del cual habla el mensaje anterior: que “hablemos de aquello que nosotros sabemos frente aquellos que nos han conocido el amor de Dios”. Para alguien que ama, que está habituado a ver el lado bueno de cada ser humano, no le es difícil amar y hablarle del amor de Dios a cualquiera, pero la cosa se complica para aquel que no está habituado a aceptar a los demás como son. Por lo cual, el mensaje en sí, es una llamada a superar las barreras que se crean frente al prójimo. Porque la única forma que se le puede hablar a alguien del amor que se experimenta en el corazón es por medio del amor mismo. Cuando se ama no hacen falta tantas palabras. Un día dijo la Virgen: “yo puedo estar en tantos lugares a la vez porque amo”. Nosotros no somos María ni estamos en el Cielo, pero la Virgen nos educa por medio de sus palabras y nos hace comprender que si el amor le permite a Ella estar en varios lugares a la vez y superar las distancias, es porque Ella sabe que, en la medida en que amemos, también nosotros podemos superar las distancias de la indiferencia y estar presente en el corazón de quienes conocemos. Entonces, cuando la Madre nos dice que hablemos a los demás del amor de Dios, no nos está pidiendo retórica ni nos pide que memoricemos conceptos, como una tarea del colegio o de la universidad. ¡No! Lo que quiere es que transmitamos vida, experiencia. Entonces, Ella insiste en que el fundamento de la evangelización es el testimonio de la experiencia del amor de Dios. El problema puede radicar que muchos cristianos e hijos de María, no se esfuerzan en abrirle cada vez más su corazón a Dios, y por lo tanto, la experiencia de Su amor no se logra como debe ser. Luego, el mensaje es también una llamada a no descuidar la oración del corazón porque es por medio de esa oración que se experimenta el amor de Dios.
Después dice: “Por eso los invito, apóstoles míos, a vivir la Eucaristía con alegría, porque en la Eucaristía mi Hijo se da a ustedes siempre de nuevo y con su ejemplo les muestra el amor y el sacrificio por el prójimo.” Esta última parte del mensaje es fundamental, toda vez que la Madre indica, que además de la oración, quien no vive la Eucaristía no crece en el amor. Y la llamada a vivir la Eucaristía comienza con la disposición de la alegría. De seguro la Madre lo dice porque desde el Cielo observa que muchos de sus hijos asisten a Misa tristes o sin mayor motivación. Observemos por otro lado, que este mensaje la Madre lo dio el Jueves Santo, día de la institución de la Eucaristía y del Mandamiento del amor, del cual nos habla el mensaje. Entonces, la Virgen desea que ante todo, se vaya a Misa alegre porque en cada Misa que asistimos Jesús se da todo a los fieles. Al inicio de las apariciones la Madre dijo: que para que los fieles comprendieran lo que es la Misa, había que prepararse, por lo menos, con quince minutos de oración. Por eso en Medjugorje, antes de la Misa Internacional, se rezan cada día 10 misterios del santo rosario. Mucha gente cuando asiste a Misa en Medjugorje, dice que es la mejor de todas a la que ha asistido, y que escuchó la mejor homilía. De suyo Medjugorje es un lugar de gracia. Pero la verdadera razón del porqué esto ocurre allí, se debe porque antes de Misa se oró una hora, además de que la mayoría que asiste a Misa en Medjugorje, antes subieron los Montes o estuvieron en adoración varias horas o se confesaron bien. Entonces, asisten a Misa alegres y sienten que el Cielo desciende. Pero ¿qué ocurre cuando regresan a casa? Muchas veces no entienden la homilía en su propia lengua y les aburre asistir a Misa. Y la razón, porque no oran antes. Entonces ¿porqué hay que orar para acudir alegre a la Misa, para entenderla? Porque la Misa no es de la Tierra. Y para entenderla, primero hay que conectarse con el Cielo por medio de la oración. Por lo tanto, la mejor manera de asistir a Misa, como lo dijo lo Virgen, es orar antes. Porque cuando el corazón se le abre a Dios, Él mismo lo colma de alegría. También el respecto dijo la Madre: “Oren hasta que la oración se transforme en alegría en ustedes”. ¡Feliz y Santa Pascua de Resurrección!
P. Francisco A. Verar