Tres Obispos en Medjugorje
Obispos provenientes de diversos lugares del mundo continúan acudiendo al Santuario de la Reina de la Paz en Medjugorje. Los obispos ugandeses Frederick Drandua, Deogratias Byabazaire y Joseph Oyanga vinieron de visita del 8 al 15 de mayo de 1997. Dijeron que antes de emprender la travesía, le preguntaron al nuncio papal en Uganda, Luis Robles Díaz, qué opinaba acerca de este viaje. El les dijo: “El Papa no habla públicamente acerca de Medjugorje, pero lo apoya. Vayan!”
Viviendo la espiritualidad de Medjugorje, decidieron celebrar la Santa Misa vespertina junto con los peregrinos, el día 12 de mayo. Uno de ellos, Frederick Drandua, en esa ocasión predicó además. A causa del carácter interesante de su homilía, daremos a conocer ésta en su totalidad.
“Queridos hermanas y hermanos!
Es un gran placer para mí celebrar, esta tarde, esta Santa Misa junto con ustedes. En una de sus epístolas, San Pablo pregunta a su comunidad si han recibido al Espíritu Santo. Esta tarde yo les pregunto: Han recibido al Espíritu Santo? Les pregunto esto porque yo ahora estoy hablando inglés. Comprenden lo que hablo? Si dicen que sí, entonces ustedes comprenden mi inglés. Les garantizo que tengo al Espíritu Santo. El Espíritu Santo tiene sólamente una lengua. Cada uno de nosotros la puede comprender. Ustedes se preguntan, qué lengua podría ser? Lo voy a decir ahora. Comprenden la oración? Dios tiene su lengua. No hay otra lengua, aparte de la lengua de la oración. Sea que oren en croata, en mi lengua materna, en inglés, o en cualquier otra lengua, ésa es la lengua de la oración. Todos nosotros, por lo tanto, hemos venido a orar y tenemos al Espíritu Santo, el espíritu de la oración. Todos nos hemos reunidos en tornodel altar a causa de la oración. Todos hablamos la misma lengua, todos nos comprendemos los unos a los otros, ya que todos juntos nos dirigimos a nuestro Padre Celestial. No es esto maravilloso?
Vengo de un país lejano del cual muchos no saben donde se encuentra, pero he venido aquí a orar y les hablo a ustedes y todos me podrán entender. Me siento muy lleno de gozo por haber venido a este lugar, a esta escuela de oración. Esta fue fundada por nuestra querida Madre, nuestra Virgen. Ella ha querido que pasemos por esta escuela de oración.
Es interesante el hecho de que Ella fundó esta escuela precisamente aquí, en la patria croata. De todas partes del mundo acudimos a esta escuela de oración. Lo que sucede aquí es importante también para ustedes, los croatas que viven en torno de esta escuela. No olviden nunca que muchos nios que viven cerca de la escuela, fracasan en ella. Es decir, asumen a la ligera sus deberes pensando que nos es necesario estudiar, puesto que la escuela está cerca y siempre habrá tiempo para eso. Aquellos que vienen de lejos y deben conseguir un alojamiento cerca de la escuela, regularmente les va mejor y consiguen obtener el diploma.
Quizás les podría decir que he obtenido el diploma antes de ustedes. En la tarde de ayer, el vidente Iván me confirmó lo que les acabo de decir. Me dijo que la Virgen había dicho que se sentía muy feliz porque nosotros, obispos, estábamos aquí presentes. Nos bendijo, así como nuestras diócesis, diciendo que existía una gran esperanza para ellas. Todo esto yo lo llamo diploma o confirmación que la Virgen me ha dado. Debo felicitarme por ser un buen alumno, puesto que ya he recibido el diploma. Ustedes, croatas y demás peregrinos, han recibido tal diploma? Si no lo han recibido aún deben trabajar un poco más.
Ustedes peregrinos que han venido desde lejos a este lugar y que han venido además a trabajar, aprender, han recibido algún certificado de esta escuela? Hagan los esfuerzos necesarios para, por lo menos, recibir el certificado de que siquiera han asistido a esta escuela. Este certificado lo recibe todo aquél que asiste a clases, es decir, todo aquél que viene a rezar a este lugar, aquél que sube a los montes, aquél que escucha los mensajes de la Virgen. Si no han hecho eso, me temo que no podrán obtener el certificado de que al menos han asistido a esta escuela. Están seguros de querer regresar a sus casas sin este certificado? Pienso que sería una gran pérdida si no obtuvieran este certificado.
Y a ustedes, hijos, que habitan es este lugar, los invito a competir con todos los que vienen de lejos y a demostrar que ustedes también son buenos alumnos, que asisten regularmente a esta escuela de oración. Si no hacen esto, sería una catástrofe. Sería un error no recibir la gracias que Dios da en esta escuela de oración y las gracias de Aquella que dio inicio a esta escuela. Imagínense, qué significaría si ustedes no aprobaran los exámenes? Ustedes, gentes del lugar, deben hacer grandes esfuerzos para aprobar los exámenes en la escuela de la Virgen junto con nosotros que venimos de lejos.
Yo, que vengo de Uganda, debo también trabajar aún mucho más. Debo regresar y hablar acerca de esta escuela, la escuela de la oración. Es una escuela para todos los cristianos. Aquellos que desean vivir su cristianismo deben inscribirse en esta escuela de oración. En ella se encuentra el amor de la Madre hacia sus hijos. Este amor es grande y una madre nunca dará algo equivocado a sus hijos. Recuerden estas palabras de Jesús: cuando tu hijo te pide pan, le darás una piedra o cuando te pide pescado, en vez de pescado acaso le darás una serpiente? Jesús, de una manera muy sarcástica, continúa diciendo: por lo tanto, si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan. Piensen solamente qué dones nos dará la Virgen, fundadora de esta escuela.
Les pediría que al regresar a sus hogares, busquen y encuentren a muchos más discípulos que deseen aprender en esta escuela de la Virgen. Cuando yo regrese a mi casa, sé que muchos cristianos, muchos sacerdotes vendrás a visitarme y me preguntarán qué traigo de bueno para decirles y ofrecerles. Les diré que en Medjugorje pueden recibir dos cosas buenas. Pueden elegir una o la otra, o elegir ambas. Saben a qué cosas me estoy refiriendo? La primera y la más importante es la oración. La segunda es la amistad de los croatas, su hospitalidad. Yo pienso que cogeré ambas, la oración y la hospitalidad. Quizás alguien haya venido sólo por la oración o sólo por la hospitalidad, a pasarlo bien. Queridos peregrinos, yo les rogaría que tomen ambas cosas, no sólo una de ellas.
A ustedes, parroquianos croatas, les agradezco su amistad y su hospitalidad, y también, la oración. Ustedes se han esforzado para que nos sea de agrado coger ambas cosas. Nos invitan constantemente para que vengamos desde lejos, diciéndonos que en esta escuela de oración, cada uno de nosotros podemos terminar y obtener un diploma.
Si alguien no puede conseguir el diploma, yo le rogaría que, al menos, obtenga el certificado de que asistió a esta escuela. No es importante aquí si son gentes del lugar o si vienen de lejos. Les deseo que Dios y la Virgen los bendigan abundantemente.”