“¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, en que Dios me ha permitido estar con ustedes, nuevamente los invito, hijitos, a la conversión. Trabajen de una manera especial por la salvación del mundo mientras estoy con ustedes. Dios es misericordioso y concede gracias especiales, y por eso, pídanlas por medio de la oración. Yo estoy con ustedes y no los dejo solos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de mayo de 2008
¡Queridos míos! Una vez más, desde lo más profundo del tierno cuidado y puro amor maternal nos llega este mensaje.
Pero no, no puedo llamarlo mensaje; es mucho más que eso, es algo muy diferente. No es un mensaje que la Reina de la Paz me está dando, no, Ella me está dando un corazón, por medio del cual abre mis ojos para que yo vea que Su presencia entre nosotros es un regalo de Dios a todos Sus hijos. Ella se hace presente a nosotros con un permiso, o sea, con el poder y la fortaleza del Espíritu Santo, proclamando su Fiat hoy en el [Monte] Podbordo como una vez lo hizo en Nazaret. No es un mensaje, sino las más gratas noticias. Es el Evangelio- es el principio de un mundo mejor. Podemos sentir y escuchar las instrucciones del Arcángel Gabriel en Nazaret: “No tengas miedo, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo …” El mismo Dios que envió a Gabriel es el que está enviando a María, Virgen y Madre, y Ella nos llama a la conversión. Esto es lo que Gabriel dijo: todo es posible para Dios, o sea, nada es imposible para Dios.
Sí, puedo convertirme por el poder del Espíritu Santo, por la misericordia de Dios y por el amor que abre los ojos de los ciegos, cura los enfermos y resucita a los muertos. Mi Dios me puede convertir por completo, si yo lo dejo, puede cambiar mi corazón de piedra. El puede abrir mis ojos ciegos para que pueda verlo a Él en cada hombre, especialmente en los pobres y los que sufren. Para verlo y reconocerlo a Él en todas sus criaturas, en todos los dones y gracias que nos da. Sí, sólo Él puede hacerme escuchar su Palabra y seguirlo. Él puede convertirme y quitarme los vestidos de arrogancia y desobediencia a Dios y a Su voluntad; y puede vestirme con los vestidos de humildad y santidad. Sí, Él puede hacer que mis palabras y mis obras lleven al camino de la paz y la santidad para todos.
Estas palabras cariñosas de la Madre afirmando que está con nosotros, con Sus hijos queridos, son la fuente de nuestra alegría y de nuestra paz. Por esto debemos escuchar este llamado de nuestra Madre y Reina, no como un mensaje, sino como una verdad para cambiar al mundo. “Los llamo de nuevo, hijitos, a la conversión.” ¿Habrá otro camino que Dios pueda ofrecerle a su hijo pródigo? ¿Habrá otro puente hacia Dios que no sea por medio de la conversión? ¡¿Sería prudente, después de todo, quedarse indiferente luego de haber escuchado este llamado hacia el único camino, la única alternativa, la única respuesta a todas nuestras preguntas y problemas?!
Por veintisiete años los videntes, peregrinos, parroquianos y todos los que aman y aceptan a Medjugorje se han dado a la tarea de trabajar para cambiar al mundo, viviendo literalmente Sus mensajes. Mientras Ella está todavía con nosotros, debemos, con mayor entusiasmo y amor, tratar de cambiar al mundo, de convertir a todo el mundo.
La Salvación es un regalo de Dios, pero solo es posible gracias a aquellos que obedecen a Dios y a Su voluntad. El mundo de hoy parece una cuadro donde no existe Dios. El hombre, como consumidor, se preocupa por los bienes y los productos, por las cosas materiales, y sólo piensa en cómo puede obtenerlos. El cuadro del mundo se ha quebrado. La familia está rota y el hombre está perdido. La gente ha escogido un mundo de placeres, de egoísmo, de la carne; en fin, un mundo sin Dios.
¡¿De dónde puede venir la luz a este abismo de oscuridad?! ¿Cómo puede escuchar la palabra el hombre que ya no quiere escuchar?
El mundo terrible de la tecnología esclaviza a las personas, los despoja de su privacidad, los desfigura, les roba el tiempo que deben tener para sí y para su familia. ¿Quién quiere vivir en un mundo de terror, desorden, egoísmo y alejamiento? ¿Cuál es la salida?
De rodillas, en oración. Nuestra ayuda viene de Nuestro Señor. Él necesita que nosotros le digamos que SI.
Dios es misericordioso y su misericordia es ilimitada, no la puede aminorar nuestro pecado. Él ha venido a mostrar el camino a todos nosotros, aún a los que están alejados. Dios es amor que quiere curar nuestros corazones de la ceguera de nuestro exagerado amor propio. Él es la Paz que se nos ofrece para liberarnos de todas nuestras ansiedades y miedos. Debemos escuchar nuevamente Su Palabra resonando en todos los corazones como la verdad de todos los tiempos. No temas, porque yo te he rescatado: te he llamado por tu nombre, te amo, tú me perteneces. Tengo escrito tu nombre en la palma de mi mano. Siempre estás presente para mí. Eres valioso para mí y te amo. Puede suceder que una mamá se olvide de su niño, de su pequeñuelo, pero nunca sucederá que me olvide de ti, que no me acuerde de ti. Y cuando pases por el río, las aguas no se desbordarán; si caminas sobre el fuego no te quemará. Porque yo estaré contigo. Te amo…(Cf. Is 43)
Esta Palabra divina es la verdad. Es el Amor. Debemos responderle a este amor crucificado y entregado por completo. ¡¿Podremos realmente quedarnos de brazos cruzados ante este mundo que se desploma en la oscuridad del pecado y la violencia, la falta de Dios y la falsedad?! Existe un remedio para estas enfermedades, una respuesta para todas estas preguntas, una gracia para todas estas necesidades, existe un pañuelo para todas esas lágrimas. Hay una llave para esta puerta cerrada donde se encuentra la paz y la felicidad, el amor y las bendiciones; es la oración. Esto es lo que podemos hacer para pedirle a Dios misericordioso por medio de la oración, todas las gracias necesarias. Porque en este mundo sólo puede orar aquel que siente con la Iglesia, con el Dios que murió para que nadie perezca, con Nuestra Señora que dice que Ella nunca nos dejará solos.
Esto es lo que mas nos mueve en nuestro llamado a la conversión y a cambiar el mundo. Yo me siento responsable por este mundo. Debo hacer lo que Ella me dice. En Caná de Galilea María le dijo a los sirvientes que llenaran los jarros de agua y que hicieran lo que Jesús les dijera. Yo tengo que avivar mi valentía y tomar esta decisión hoy mismo: escuchar literalmente a la Madre y hacer lo que sea que Ella nos pide. Sólo siervos obedientes y humildes podrán obtener las gracias necesarias para el mundo. Esta clara y bella lección y petición de Nuestra Señora es la enseñanza del Nazareno en la cual debemos crecer.
Sean valientes y háganlo todo. Comiencen a rezar y ayunar con nuevos brios para que el plan de Dios y de Nuestra Señora- la salvación del mundo- se pueda realizar.
Este mes oraremos por las siguientes intenciones:
- Por los frutos que saldrán de nuestra asamblea y reunión en Široki Brijeg y Međugorje. Por el avivamiento de todos los miembros que se han unido a la Asociación por costumbre y han dejado de vivir los mensajes. Por todas las comunidades que no tienen un líder espiritual, para que Dios les consiga uno.
- Por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Que nuestra Iglesia tenga sacerdotes santos y monjes y monjas santos. Sí, ellos son los pulmones de la Iglesia. Ellos son los pastores llamados a la vigilancia. Son los maestros llamados a la santidad. Este es nuestro llamado, a orar y a apoyarlos en todo.
- Por todos los peregrinos que se están preparando para el aniversario #27 de las apariciones de Međugorje, para puedan conocer y encontrar a la Madre, Reina de la Paz. Oremos para que los peregrinos y la oración de la Iglesia estén acompañados por signos que nos muestren la obra de Dios y Su plan. En primer lugar, la conversión, que es la reconciliación con Dios y el regreso a la oración y a los sacramentos de la Iglesia.
Mis queridos hermanos y hermanas, abran sus corazones a la Madre y adhiéranse a sus mensajes.
De rodillas comiencen a rezar el Rosario con el corazón por todo el mundo y por la conversión de todos. ¡No tengan miedo! Nuestra Señora los ha escogido a ustedes y está esperando por ustedes y por su respuesta. Estoy orando para que esto suceda y les envío mis saludos fraternales,
Quedo de ustedes fielmente,
En Široki Brijeg, el 30 de mayo de 2008,
Fr. Jozo Zovko, o.f.m.