Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje el 25 de mayo de 2009
“¡Queridos hijos! En este tiempo, los invito a todos a orar por la venida del Espíritu Santo en cada criatura bautizada, para que el Espíritu Santo los renueve a todos y los conduzca por el camino del testimonio de vuestra fe, a ustedes y a todos aquellos que están lejos de Dios y de Su amor. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante el Altísimo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”
ORAD POR LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO
Jesús, antes de la Ascensión, dijo a sus discípulos que no se fueran de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, porque recibirán la fuerza del Espíritu Santo y serán sus testigos no solo en Jerusalén, sino hasta los confines de la tierra. Y dicho esto, Jesús fue levantado al Padre (Hch 1,4-9). Los discípulos y los apóstoles se preparaban con la oración para esa venida. Ellos no estaban solos, con ellos estaba María, la madre de Jesús. De todos los presentes, solamente ella tenía la plenitud del Espíritu Santo que la cubrió en la concepción de Jesús, y seguramente alentaba a los discípulos que no tuvieran miedo y los animaba a la oración perseverante. Antes de la venida del Espíritu Santo, los apóstoles y los discípulos eran temerosos, estaban llenos de miedo. Cuando el Espíritu Santo bajo sobre ellos, ellos cambiaron y de unos discípulos temerosos se convierten en los testigos valientes de Cristo. Dan testimonio de lo que han visto y oído mientras estaban junto con Jesús. El fuego del amor y de la verdad que se prende en ellos, les anima a empezar inmediatamente el anuncio de la Buena Nueva.
En el mensaje del 25 de mayo de 2009, Nuestra Señora nos invita a nosotros también a orar por la venida del Espíritu Santo sobre cada criatura bautizada. Nosotros, en el bautismo nos hicimos hijos de Dios y entramos en la comunión con Jesús y con su obra redentora. Nuestra Señora nos invita a la oración, porque la oración es el medio con el que se abren nuestros corazones para que en ellos pueda actuar el Espíritu de Dios. Toda apertura al Espíritu Santo nos lleva a una renovación espiritual de la vida y nos empuja a dar testimonio de nuestra fe. Nosotros, los cristianos, estamos llamados a ser portadores del mensaje de Dios, de la palabra de Dios en este mundo, y a proclamar las obras del amor de Dios. En eso nos ayuda María, nuestra madre e intercesora, que es la maestra de la oración al Espíritu Santo. Junto con María oremos para que el Espíritu de la Verdad y del Amor obre en nosotros y en nuestro entorno, que nos enseñe y fortalezca para que podamos vivir una vida nueva según la voluntad de Dios.
Pediremos:
1. Por la Santa Iglesia Católica y sus pastores, para que guiados por el Espíritu Santo lleven la Buena Nueva hasta los confines de la tierra.
2. Por el p. Jozo, por todos los directores espirituales y por todos los miembros de la hermandad “Visitación”, para que vivamos nuestra fe y los dones del Espíritu, y así seamos testigos del amor de Cristo en el mundo.
3. Por los cristianos apartados, tanto como por los que no están bautizados, para que Dios, con su amor, los lleve a la comunión de la Iglesia.