Monseñor Vegliò constata un cambio de conciencia en las últimas décadas
SANTIAGO DE COMPOSTELA, miércoles 29 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- La Iglesia ha tomado conciencia en las últimas décadas de que el principal objetivo de la peregrinación a un santuario es la evangelización, el encuentro con Dios, y por ello ha pasado de una práctica devocional a una pastoral de la peregrinación.
Lo afirmó el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, monseñor Antonio Maria Vegliò, este martes en el discurso inaugural del II Congreso Mundial de Pastoral de Peregrinaciones y Santuarios, que se está celebrando en Santiago de Compostela del 27 al 30 de septiembre.
“La peregrinación tiene ‘como objetivo primario la evangelización, que con frecuencia resulta natural en los mismos lugares sagrados’”, dijo monseñor Vegliò citando el documento La Peregrinación en el Gran Jubileo del año 2000, publicado en 1998 por el dicasterio que preside.
Y destacó que “los momentos de peregrinación, por las circunstancias que los motivan, por los lugares a que se dirigen y por su cercanía a las necesidades y a las alegrías cotidianas, son un campo ya abonado para que la palabra de Dios arraigue en los corazones”.
“De esta posibilidad hemos ido tomando conciencia en las últimas décadas, en las que hemos pasado de una práctica devocional a una pastoral de la peregrinación, descubriendo que este momento se convierte en una ocasión para la renovación de la fe e incluso para una primera evangelización”, explicó.
El presidente del dicasterio indicó que “esto ha ido acompañado tanto del nacimiento de una ministerialidad específica para el acompañamiento como de una profundización en la correspondiente reflexión teológico-pastoral”.
En el discurso inaugural de este importante congreso que tiene como lema Y entró para quedarse con ellos, monseñor Vegliò recordó que “en Cristo todas nuestras búsquedas hallan su respuesta”.
Como con los discípulos de Emaús, dijo, “el Resucitado recorre con nosotros nuestros caminos, compartiendo nuestras dificultades, nuestras angustias, nuestros proyectos, nuestras dudas y nuestras alegrías, aunque en tantas ocasiones no hayamos sabido reconocerle”.
“¿Cómo podemos evangelizar en el ámbito de las peregrinaciones?”, preguntó a las cerca de 250 personas de 70 países que están participando en el encuentro:
Y ofreció una completa respuesta basada en el Mensaje que el Papa ha enviado al Congreso y que ofrece cinco ideas que, según monseñor Vegliò “deben servir de orientación”, tanto para la reflexión como para la acción pastoral.
Benedicto XVI ha aconsejado en concreto aprovechar la capacidad de convocatoria de las peregrinaciones, cuidar la acogida a los peregrinos, sintonizando con sus preguntas y ayudándoles a descubrir la meta, y realizar una propuesta fiel al carácter cristiano de la peregrinación.
Sintonizar con el peregrino
Desarrollando este programa en su ponencia, monseñor Vegliò destacó la importancia de sintonizar realmente con las preguntas que brotan del corazón del peregrino.
En este sentido, señaló que el trabajo en el ámbito de las peregrinaciones y santuarios se debe insertar en el amplio esfuerzo por la evangelización, que a menudo se dirige hoy a personas que no buscan respuestas.
“El problema de la indiferencia religiosa reside, con frecuencia, en que el hombre actual no descubre a Cristo como la respuesta de su vida”, constató, y advirtió que “sólo cuando responde a un interés, la respuesta puede ser fácilmente comprendida”.
“Proponemos respuestas a preguntas no siempre planteadas por aquel a quien tenemos delante -lamentó-. Ofrecemos, pues, una palabra de esperanza a un corazón que, por desgracia, encontramos frecuentemente dormido”.
Ante esta realidad, el ponente expuso “el gran reto de presentar de modo significativo la Buena Noticia del Evangelio, de hacer ver al hombre de hoy que el mensaje cristiano satisface plenamente el corazón humano, que responde a sus interrogantes”.
“Y en esta tarea -afirmó-, el ámbito concreto de las peregrinaciones contiene en sí una circunstancia que necesariamente debe ser tenida en cuenta en la acción evangelizadora”.
En concreto, explicó, “quien peregrina o visita un santuario, tantas veces lo hace en unas circunstancias vitales singularmente particulares de esperanza, de sufrimiento profundo, de gozo, de fracaso, de agradecimiento,…” y “muchas de estas experiencias son una puerta abierta para plantearse la pregunta del por qué”.
“Además -añadió monseñor Vegliò-, si la visita al santuario está precedida por una peregrinación, el corazón está mucho más dispuesto”.
Aprovechar su presencia
Otra de las orientaciones del Papa en las que profundizó monseñor Vegliò se refiere a la capacidad de los santuarios y las peregrinaciones de “reunir a amplios sectores de la sociedad, a personas de toda edad y condición social y religiosa”.
El ponente constató que “para algunos de los que acuden en peregrinación a los santuarios, éste es el único vínculo que los une a la comunidad eclesial” y destacó la necesidad de proclamar el Evangelio e intentar conducir a esos peregrinos a Cristo.
“Además -añadió-, un modo importante de evangelizar es mediante la presencia religiosa en el espacio público que suponen tanto las peregrinaciones como las demás manifestaciones de religiosidad popular, ya que una falta de expresividad supone una ayuda inestimable al proceso de secularización”.
Calidad de la acogida
Por otra parte, monseñor Vegliò habló de cómo cuidar la acogida al peregrino, que “se manifiesta en diversidad de elementos: desde los sencillos detalles hasta la disponibilidad personal a la escucha, pasando por el acompañamiento durante el tiempo que dure la presencia”.
El ponente destacó la conveniencia de “una acogida realizada por sacerdotes, religiosos o laicos, caracterizada por la calidad humana, por el respeto a los procesos personales, ayudando a desentrañar los interrogantes (o incluso a provocarlos)”.
Deseó “una actitud acogedora y comprensiva que aproveche cada ocasión como un verdadero kairós para anunciar el Evangelio y una oportunidad para facilitar el encuentro, abriendo a la propuesta respetuosa de cauces posteriores que permitan crecer en la fe de la Iglesia”.
“Cada peregrino merece toda nuestra atención -dijo a los presentes, muchos de ellos rectores de santuarios y responsables de peregrinaciones-. En la medida de lo posible, debe ser acogido como individuo, de forma personal, pues es su propia felicidad la que puede estar en juego”.
Monseñor Vegliò pidió huir de una acogida uniforme y “estar “atentos a los ‘tiempos’ y a los ritmos de cada peregrinación: la partida, la llegada, la ‘visita’ al santuario y el retorno”.
Propuesta verdaderamente cristiana
Otra de las orientaciones del Papa que recogió el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes fue la de evitar los reduccionismos y ofrecer una propuesta verdaderamente cristiana.
“Independiente de las motivaciones que tenga cada una de las personas que inicia el camino o visita a nuestro santuario, no podemos negar ni esconder el carácter primordial religioso de los mismos”, reconoció.
Y explicó que “a ello contribuiremos si, como nos invita el Papa Benedicto XVI, trabajamos para que la peregrinación y el santuario sean realmente ámbitos de la Palabra, de la celebración, de la caridad, de la comunión eclesial, de la comunión eucarística y de la misión”.
La meta: el encuentro con Dios
Finalmente, monseñor Vegliò recogió la indicación del Papa de ayudar al peregrino a descubrir que su camino tiene una meta.
“La auténtica meta de la peregrinación no es ella misma ni un lugar concreto -recordó-, sino ‘el encuentro con Dios por medio de Cristo, en el que todas nuestras aspiraciones hallan su respuesta’”.
“Por ello -añadió-, la experiencia del amor de Dios, que en la celebración de los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía encuentran su máxima expresión, se convierte en el objetivo íntimo del camino recorrido, al tiempo que anima a retornar a la vida ordinaria siendo testigos de Cristo, quien sigue acompañando nuestros pasos”.
El ponente recordó a los asistentes que “quienes trabajamos en la pastoral de las peregrinaciones y los santuarios, desde los diversos ministerios que debamos desempeñar” estamos llamados a “acompañar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.
“La meta de toda nuestra actividad pastoral y catequética, el objeto de nuestra predicación, el centro mismo de nuestro ministerio sacramental ha de ser ayudar a las personas a establecer y alimentar semejante relación vital con ‘Jesucristo nuestra esperanza’”, afirmó.
Momento de gracia
“Por eso -exhortó- os hago un llamamiento a aprovechar el momento de gracia que puede suponer una peregrinación”.
“Es importante que seamos capaces, desde el respeto, de ofrecerles la única Palabra que salva -dijo- Con vuestro trabajo podéis colaborar en que se renueve el acontecimiento de Emaús, de modo que el peregrino, acogido en la casa del Señor, encuentre la respuesta a sus profundos interrogantes en la Palabra que hace arder los corazones y en el Pan que se reparte”.
Monseñor Vegliò concluyó su discurso animando a los agentes pastorales presentes en los santuarios a “iniciar a la gente en el diálogo con Dios y en la contemplación del misterio inmenso que nos envuelve y atrae”.
“Y cuando el cansancio o la dificultad se apoderen de nuestra vida -aconsejó-, recordemos el saludo del peregrino jabobeo, que ya aparece en el Codex Calixtinus: ‘Ultre ia Et Sus eia! Deus adjuva nos!’ (“Vamos más allá y vamos más arriba! ¡Dios ayúdanos!”).
Fuente: www.zenit.org