La famosa actriz italiana, Claudia Koll, peregrinó a Medjugorje a principios de noviembre. Concedió una entrevista a la emisora de radio “Mir Medjugorje” en la que habló abiertamente sobre su vida y su conversión. Escuchándola parecía que estuviéramos escuchando la historia no escrita de la María Magdalena de nuestros días. Ella nos habló acerca de todos los problemas y dificultades que tuvo durante su infancia y juventud. Su madre murió durante su nacimiento y fue criada por su abuela. Atravesó muchas crisis de identidad mientras crecía y al final se perdió por completo en el mundo del cine. Después de una serie de papeles en películas obscenas, Claudia pasó por la puerta santa de la Basílica de San Pedro en Roma, en el 2000, Año de Jubileo y de inmediato sintió una ruptura con la vida que había llevado hasta ese momento, sintió como si ésta desapareciese. “De pronto me vi envuelta en una situación dramática que necesitaba resolver y que no sabía cómo manejar. Recuerdo que estaba desesperada, caminaba por la sala de arriba y abajo, y simplemente en un momento empecé a hablar con Dios. Recé unPadre Nuestro, apretando en las palmas de mis manos un pequeño crucifijo que uno de mis amigos me había dado unos días antes. En esos momentos, todo mi ser se volvió hacia Dios, me sentí como si estuviese bien atada a la Cruz y fui capaz de sentir una completa liberación. Me sentí como si estuviera inmersa en algo así como una profunda paz. Y descansé en ese sentimiento. Ya no estaba preocupaba, ni tenía miedo; sólo había un sentimiento de profundo silencio, algo desconocido para mí antes de ese momento. Fue ese silencio que me hablaba de Dios, yo no le veía, pero fuí capaz de sentirlo. Le pregunté: ‘¿Por qué haces eso? ¿Por qué me consuelas? Si yo no merezco esto… ” Entonces le dije:’ Tú eres mi Padre, te recé con la oración del Padre Nuestro y te dije que yo te quería conocer! Esa fue mi oración!”
“El Señor no me quitó mi sufrimiento, pero caminaba conmigo, despacio, y me ayudó a resolver ese dolor. Aún más, ese sufrimiento fue mi camino hacia Él, empecé a sentir el deseo de volver a la Iglesia. Al principio me pasaba el tiempo en una iglesia y disfrutaba del silencio y la paz de Dios y eso me llevó al sacramento de la Eucaristía. Dios comenzó a sanarme a través de los sacramentos. Fue un proceso largo, con sus altibajos, pero cada vez que me caía, me levantaba otra vez..”
Claudia se dio cuenta de que necesitaba seguir a Jesús y que lo tenía que hacer con sus dos pies, uno de amor y otro de verdad. Ella a su vez rechazaba todos los papeles en películas que no estaban en conformidad con el espíritu del Evangelio. Nos contó algún detalle interesante de esa época: “Un día firmé un contrato que me ofrecía mucho dinero. El propio personaje no era negativo, pero yo sabía que no debería haber firmado ese contrato, pues implicaba volver a ver a esas mismas personas con las que le había prometido al Señor que no me reunirá nunca más. En el mismo segundo en que firmé el contrato supe que había cometido un error. No pude decir que no, porque yo era todavía débil en mis decisiones. Pero, cuando tuve el dinero para ese proyecto, comencé a dárselo a los pobres en la iglesia. Sentí que el dinero no me pertenecía, que era el dinero de la traición. ”
El siguiente capítulo de su vida fue cómo se fue a la misión en Etiopía, donde fue testigo de tanta pobreza, el hambre, niños muriendo por todas partes. Respacto a esto nos dijo: “Recuerdo un niño cuyos ojos estaban cerrados, no porque él fuese ciego, sino porque no tenía agua para lavarse los ojos. Tenía los ojos inflamados por toda la suciedad que había en sus ojos. Utilicé toallitas húmedas para limpiarle y lavarle los ojos y mientras sus ojos se abrían, el Señor iba abriendo los míos. Me di cuenta que vivía en una casa de lujo, que había alfombras caras, cubiertos de plata y que nada de eso era capaz de salvar mi vida. Empecé a ver todo de una manera diferente y me di cuenta que tenía que dar parte de mi riqueza a aquellos que son pobres. ”
Después de volver, visitó el santuario de la Divina Misericordia y fue capaz de descubrir su mensaje. “Me di cuenta de que el Señor me decía “Claudia, si te caes, es porque confiaste demasiado en tus propias capacidades, confía en mí! ” Para mí, eso es lo que “Jesús, confío en ti” quiere decir. Me estaba diciendo que tenía que darme cuenta de que mi conversión iba a suceder junto con Jesús y que debería haber confiado más en mi Señor, desde el principio. Creo que la fe auténtica es la que tenía Abraham, que esperaba y creía contra toda esperanza y creencia y más allá”.
Claudia también habló sobre su relación y devoción hacia la Virgen. “Nuestra Señora siempre ha estado presente en mi vida, desde que nací. Recuerdo haber visto una película sobre la Virgen de Fátima, fue cuando tenía 8 o 10 años, no recuerdo exactamente. Y recuerdo haber dicho cómo la Virgen no era sólo una estatua, sino una mujer! Yo estaba muy impresionada de que Nuestra Señora diese tareas tan importantes a los videntes. Recuerdo, cuando iba de regreso a casa después de ver esa película, que iba recitando una pequeña oración en mi corazón a la Virgen y le decía: ‘Quiero vivir contigo y llegar a ti, traeme más cerca de tí como trajiste a Jacinta.” Estaba pidiéndole a la Virgen morir, y el Señor no respondió a esa oración, pero creo que Él me quiere ahora para dar testimonio de Él, porque todas las experiencias que he tenido son pruebas evidentes de la Divina Misericordia. ”
Claudia mencionó cómo la Virgen estaba con ella a lo largo de toda su conversión, y cómo tiene sentimientos fuertes sobre Medjugorje y las apariciones a los videntes. En los momentos de las apariciones, siente la presencia poderosa de la Virgen.
Describiendo una de esas apariciones dijo: “Yo podía ver que estaba lloviendo, pero no sentía las gotas de lluvia sobre mi paraguas. Es una experiencia tan maravillosa el sentir a la Virgen con el corazón… Nunca se me ocurrió buscar signos, ni mirar hacia el cielo. Creo que este encuentro tiene lugar en las profundidades de nuestros corazones. Yo no quería ni siquiera mirar el rostro de la vidente, sólo estaba interesada en mi propia oración y en mi encuentro con la Virgen. ”
Claudia hace hincapié sobre todo en el amor que ella siente ahora a través de la presencia de la Virgen. Un amor completamente nuevo. El viaje a esa nueva experiencia tuvo varias etapas. Este es sólo uno de ellos. “Cuando empezó mi conversión, las primeras personas que el Señor puso delante de mí fueron enfermos de SIDA. Y fue a través de uno de ellos, a través de su sufrimiento, que llegué a conocer el amor de Cristo. Comencé a pensar acerca de Jesús en el Huerto de Getsemaní, cómo debió tener miedo a la muerte…
Por otro lado, este joven estaba tendido en una cama y estaba en muy mal estado. Él no podía hablar porque la enfermedad afectaba a la zona del habla en su cerebro. Pero sus ojos hablaban sobre sus temores. Y cuando me tomó de la mano, sentí un gran amor en mi corazón. Un amor que nunca había sentido antes, fuerte y sutil. Fue ese amor el que me convirtió. Cuando echo la vista atrás, pienso en cuántas veces Jesús entró en estas áreas de mi vida. Pero mis ojos estaban ciegos, cerrados y no fui capaz de reconocerle. Cuando empezó mi conversión, me di cuenta de que Jesús estaba presente en todos aquellos que estaban sufriendo. ”
Claudia Koll es la fundadora de la asociación “The Works of the Father” (Las obras del Padre) que se dedica al trabajo misionero en África. Está construyendo una casa para personas con discapacidad llamada “Little Lourdes” (Pequeño Lourdes). En el mundo de las artes, es la directora de la Academia de las Artes que se fundó siguiendo los principios de la Carta a los Artistas que el Santo Padre Juan Pablo II escribió a finales de su vida. A través de esta Academia, quiere ayudar a los jóvenes a entrar en el mundo de la fama y el espectáculo de una manera sana, cristiana. Un dato interesante es el papel que juega la música de Medjugorje dentro de esta Academia, pues suena muy a menudo.
Fuente: www.centromedjugorje.org