1.- Por si creíamos tener una salud de hierro capaz de todo, nos damos cuenta ahora de que no somos super-héroes, sino frágiles criaturas de barro, lo cual nos hace ser más humildes.
2.- En caso de ir a la deriva, arrastrados por el viento de caprichos y apetencias, el covid-19 nos lleva a ejercitarnos en la virtud de la obediencia ante medidas de precaución que debemos cumplir para evitar el contagio, en atención a las autoridades competentes.
3.- Para quien vivía de forma egoísta pensando solo en uno mismo, esta pandemia llega a tocar nuestra fibra sensible y nos hace tomar conciencia de que somos corresponsables unos de otros, moviéndonos al respeto y al cuidado mutuo en la vivencia de la caridad fraterna.
4.- Al tener que estar confinados en casa, esta situación favorece la convivencia y la unión familiar en el hogar. Aprovechemos para estrechar lazos con los nuestros que a veces echamos de menos.
5.- Como tal vez hicimos durante la Cuaresma, aprovechemos esta cuarentena para hacer un retiro, a modo de ejercicios espirituales, disponiendo de algún lugar en casa que favorezca el recogimiento y el silencio, quizás ante un pequeño altar, acudiendo a la Palabra de Dios para leer y meditar con calma, teniendo a mano un crucifijo o una imagen de la Virgen para orar por tantos enfermos y por todo el personal sanitario.
6.- Ante el peligro de activismo por tantas ocupaciones, este stop que nos hemos encontrado podría servir para pararnos a pensar y a repasar nuestra vida con un hondo examen de conciencia, para ver si realmente vamos por buen camino como Dios quiere, o quizás haya algo que debemos corregir y rectificar en nuestra vida.
7.- Finalmente, la reducción de actividades y desplazamientos contribuye a la purificación de la naturaleza, nuestra casa común, quedando libre de tanta contaminación.
Fuente: www.centromedjugorje.org