Desde hace 37 años algo muy grande sucede cada día en la llamada Tierra de María: nuestra Madre del cielo lleva apareciéndose todo este tiempo en un pueblo de Bosnia llamado Medjugorje para darnos unos mensajes de Amor, Esperanza y Misericordia de Dios que convierten nuestros corazones.
Hoy celebramos el 37º aniversario de las primeras apariciones de la Gospa (tal y como se le llama a la Virgen en croata) y sólo podemos decirle ¡GRACIAS! por seguir estando con nosotros.
TIEMPO DE GRACIA
Éste es un tiempo de grandes gracias que, por misericordia de Dios, la Virgen nos regala. Treinta y siete años de apariciones y tantos de nosotros las hemos conocido hace poco y tantos otros aún no lo han hecho. Pero la Virgen llama a cada uno en su momento y no se olvida de ninguno de sus hijos, todos tarde o temprano estamos llamados a la conversión de la mano de María, pues para eso sigue apareciéndose.
Los que hemos ido a Medjugorje sabemos el gran regalo que la Virgen tiene allí preparado para cada persona que decide responder con un SÍ a su invitación de peregrinar a su tierra: Dios mismo responde a nuestro sufrimiento con su Amor y lo sigue haciendo a través de las palabras maternales de la Virgen en sus mensajes. Nuestra Madre ve los dolores de nuestras vidas y quiere convertir nuestros corazones heridos en corazones capaces de recibir y de dar un amor desbordante. Sólo tenemos que ofrecerle nuestro pobre corazón para que se lo entregue a Dios y Él lo transforme con una nueva capacidad.
¡Qué gran bendición que nuestra madre del cielo esté con nosotros en la tierra desde hace 37 años y no deje de guiarnos incansablemente hacia su Hijo! Ella espera nuestro SÍ en Medjugorje, en nuestras ciudades, en nuestras casas, en nuestro interior… espera que abramos el corazón para así derramar sobre nosotros gracias inimaginables. Nadie mejor que ella sabe lo que realmente necesitamos: PAZ. Ella es la Reina de la Paz y ¡cuánto necesitamos que nos siga mostrando el camino hacia la misma!
LOS MENSAJES DE LA VIRGEN: ESCUELA DEL AMOR
Por eso, da unos mensajes para toda la humanidad. Esos mensajes son para ti, para mí, para cada uno de nosotros en particular porque hablan directamente a nuestra vida, sólo tenemos que acogerlos y dejarnos guiar por ellos con confianza, como niños convencidos de que su madre sabe mejor que ellos el bien que les conviene.
Todos somos aquél corderito extraviado y, en este tiempo de gracia, la Virgen viene para mirar con especial ternura a sus hijos perdidos y los invita a empezar un nuevo camino en su compañía, un camino donde sus palabras nos llevan hacia el Amor y la Misericordia de Dios y nos llaman a actuar de la misma manera con nuestro prójimo.
Sus mensajes son una Escuela del Amor donde la mismísima Virgen nos enseña cómo emprender un camino de santidad que nos haga vivir el cielo ya en la tierra. No nos promete que sea un camino de rosas, pero sí que estará con nosotros en la lucha por el bien, prometiéndonos que la cruz del sacrificio será gloriosa al final.
“Orad, orad y orad”, es lo que no deja de repetirnos la Gospa, así como que leamos la Biblia, adoremos a su Hijo, vivamos la Eucaristía, asistamos al sacramento de la reconciliación, ayunemos… y tantas otras piedrecitas nos da para enfrentar a nuestro Goliat. Como madre, nos recuerda una y otra vez cuál es el camino para la conversión de nuestros corazones y nuestras vidas. Ella así vivió, con los ojos puestos en el cielo, fiándose del plan de Dios a pesar de todo lo que sufrió. Aprendamos de María, fijémonos en su “hágase en mí según tu palabra” y escuchemos sus palabras que nos da cada 2 y 25 de mes.
APÓSTOLES DE SU AMOR: RESPONDAMOS A SU LLAMADA
Todos necesitamos una madre que nos recuerde que somos amados. Nosotros lo somos y ese amor recibido no podemos guardárnoslo, debemos corresponder a la Virgen con el mismo amor respondiendo a su llamada. Esto significa decidirnos por Dios.
En cada mensaje nos da las gracias por haber respondido a su llamada en nuestra vida. Pero la Virgen no sólo tiene un plan de salvación particular para cada uno de nosotros, sino también para toda la humanidad. En Fátima anunció que su Corazón Inmaculado triunfará, pero necesita nuestra ayuda para que su plan se cumpla para todos sus hijos. Por eso, nos invita a ser apóstoles de su amor con nuestra oración, nuestra obediencia, nuestro sacrificio… con nuestra vida entera.
“Apóstoles de mi amor, vosotros que sabéis amar, vosotros que sabéis perdonar, vosotros que no juzgáis, vosotros a los que yo exhorto: sed ejemplo para todos aquellos que no van por el camino de la luz y del amor, o que se han desviado de él. Con vuestra vida mostradles la verdad. Mostradles el amor, porque el amor supera todas las dificultades, y todos mis hijos tienen sed de amor. Vuestra unión en el amor es un regalo para mi Hijo y para mí.” (Mensaje del 2 de junio de 2018)
Gospa, queremos ser apóstoles de tu amor, ayúdanos a perseverar en la fe y en la lucha, convierte nuestro corazón como el tuyo para que así podamos acoger la voluntad de Dios en todas las circunstancias de nuestra vida y seamos luz en medio de las tinieblas para el mundo entero. Quédate con nosotros Madre nuestra y sigue bendiciéndonos con tus palabras de vida. Gracias por estos 37 años de apariciones en los que nos sigues dando la oportunidad de responder a tu llamada. ¡María Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el mundo entero!
Podéis consultar la historia de las apariciones de Medjugorje aquí.
Lourdes Rueda