Desde que, según la creencia popular, el 24 de junio de 1981 la Virgen se les apareció por primera vez a seis adolescentes en Medjugorje -iniciando una saga de apariciones y mensajes que llegan hasta la actualidad-, el pueblo católico de Bosnia-Herzegovina, en la Europa Meridional, se convirtió en escenario del fenómeno mariano mundial más vigoroso de las últimas décadas. No sólo porque ya acudieron allí más de treinta millones de personas de los cinco continentes, sino -y sobre todo- porque se producen fervorosas conversiones. Pero también el caso de Medjugorje suscita una controversia en la Iglesia entre quienes defienden con fuerza su veracidad y quienes, cuanto menos, la ponen en duda.
Para zanjar la polémica y fijar una posición oficial, el entonces Papa Benedicto XVI dispuso en 2010 la creación de una comisión investigadora, encabezada por el cardenal italiano Camilo Ruini, que en 2014 finalizó su trabajo y produjo un informe secreto. El dossier debe ser considerado por el pleno de la congregación para la Doctrina de la Fe que, a su vez, tiene que elevar sus conclusiones al Papa para que este, finalmente, dictamine. Pero hasta ahora no hay fecha para que los miembros del organismo vaticano analicen la investigación y, menos, para el pronunciamiento papal, lo cual acrecienta la expectativa -y multiplica las especulaciones- acerca del criterio que adoptará el pontífice.
La historia comenzó el 24 de junio de 1981, cuando seis adolescentes –Ivanka y Vicka e Iván Ivankovic, Mirjana e Iván Dragicevic y Milka Pavlovic- vieron en una colina a una mujer muy bella, con un pequeño niño en brazos, que les pidió que se acercaran. Si bien se asustaron y no lo hicieron, pensaron que era la Virgen. Al día siguiente regresaron al lugar con la esperanza de volver a verla. A poco de llegar, hubo un destello de luz y apareció de nuevo la Virgen, esta vez sin el niño. Ella volvió a pedirles que se acercaran y en esta ocasión sí lo hicieron, de la mano. Delante, cayeron de rodillas y empezaron a rezar el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria. La Virgen también, excepto el Avemaría.
Después de rezar, la Virgen empezó a hablar con los chicos. Ivanka le preguntó por su madre que había muerto meses atrás. Mirjana le pidió que les diera un signo para mostrarle a la gente que no estaban fabulando. Finalmente, María les dijo: “¡Dios esté con vosotros, ángeles míos”. Ellos alcanzaron a preguntarle si la verían al día siguiente y ella asintió con la cabeza. Ese segundo día no estaban Iván Ivankovic y Milka Pavlovic, quienes no volverían a ver a la Virgen, aunque regresarían al lugar con la esperanza de verla. Pero en su lugar estaban Marija Pavlovic y Jakov Colo. Desde entonces, según ellos aseguran, María se les aparece regularmente a estos seis chicos.
El quinto día el párroco del lugar, fray Jozo Zavko, interrogó a los adolescentes sobre lo que habían visto y oído. Luego, unas quince mil personas se agruparon en la colina. A la hora de siempre, la Virgen se les apareció a los chicos y Milka le preguntó qué quería de ellos y de los sacerdotes: “que ustedes recen y crean firmemente y que ellos tengan una fe sólida y ayuden a otros a creer con fuerza”, le dijo. Más tarde volvió a presentárseles y le preguntaron por qué no se aparecía en la parroquia para que todos pudieran verla y ella contestó: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto han creído”. Al día siguiente, los chicos se sometieron a un examen psíquico que determinó que no estaban locos.
Ese día -29 de junio-, en el que la multitud fue mayor, ocurrieron más cosas sorprendentes. Como el caso de una médica agnóstica que deseaba tocar a la Virgen y los chicos guiaron su mano hasta el hombro de María, lo que le produjo un estremecimiento: “Aquí algo raro está pasando”, concluyó. Además, un niño, Daniel Setka, fue milagrosamente curado. El 30 de junio dos jóvenes invitaron a los chicos a dar un paseo en auto para llevarlos lejos del lugar de las apariciones y retenerlos a la hora en que se producía. Pero llegado el momento los jóvenes sintieron un llamado, salieron del coche, se pusieron a rezar y se les apareció María.
Después de esto, la policía comenzó a poner trabas a los chicos y a los peregrinos para subir a la colina hasta prohibirlo. Pero las apariciones siguieron. Y se extendieron, una vez, al párroco, que se convirtió en defensor de los adolescentes. Y habilitó una capilla lateral de la iglesia para que vieran a la Virgen. Tiempo después, el obispo les prohibió ese ámbito. Siguieron en la casa parroquial. Hasta hoy hubo sólo cinco días en que ninguno de los seis vio a María, que les prometió comunicarles diez secretos. Con el paso del tiempo, tres de ellos los recibieron y comenzaron a verla una vez al año, y los otros tres, sólo nueve y siguieron viéndola diariamente. Los secretos, se afirma, serán revelados por un franciscano, Petar Ljubicic.
Todo ello fue exhaustivamente investigado por la comisión, que entrevistó a los seis videntes y a otros testigos, realizó un análisis teológico de los supuestos mensajes y estudió los llamados “frutos de Medjugorje”, o sea, los presuntos milagros y las numerosas conversiones. Al concluir el trabajo, el arzobispo de Sarajevo, Vinko Puljic, anticipó que “será muy difícil declarar la sobrenaturalidad o la no sobrenaturalidad de las apariciones porque estas, según los videntes, se siguen dando. Por eso, la conclusión iría por el lado de que hay que seguir investigando, o bien declarar a Medjugorje como santuario mariano, pudiéndose hacerse peregrinaciones oficiales” y no como hasta ahora, privadas.
A mediados del año pasado, un vaticanista, Gianluca Barile, escribió en su blog que la congregación para la Doctrina de la de la Fe se pronunciará contra la sobrenaturalidad y en favor de la prohibición de que los fieles participen del “éxtasis” de los videntes, ni reconocerlos a estos como tales. Además, contra la difusión de los mensajes y la declaración de santuario de la parroquia. Sin embargo, el prestigioso vaticanista Andrea Tornielli escribió en el sitio Vatican Insider que, según sus fuentes, “las conclusiones de la comisión no son tan negativas: darían valor a las primeras apariciones (las que se verificaron entre junio y julio de 1981), separándolas de las apariciones posteriores, con las que se habrían verificado ciertos abusos, pero reconocerían los frutos espirituales y subrayarían la necesidad de un mejor cuidado pastoral y espiritual para los videntes y peregrinos; además, sugerirían la transformación de Medjugorje en un santuario en sí mismo o su inclusión en una nueva diócesis”.
Al igual que Puljic, Tornielli cree “posible que, debido a que las apariciones aún se estarían verificando, se separaría el juicio sobre la sobrenaturalidad de un fenómeno que no concluyó del juicio sobre los frutos espirituales que se pueden apreciar entre los peregrinos”. Y que son tan abundantes.
Sea como fuere, la última palabra la tiene Francisco.
Fuente: https://www.valoresreligiosos.com.ar