El 2 de agosto tuvimos la oportunidad de escuchar el testimonio de Gottfried Prenner, teólogo laico austríaco. Se convirtió durante una de las apariciones de 1984 y se graduó posteriormente en la Facultad de Teología. Durante los últimos 13 años ha estado de misionero en Europa del Este, Alemania, Kosovo, Palestina, Brasil, Ruanda y muchos otros países. Se le confirió el mandato misionero de manos de su obispo Agidius Zsifkovics (Zeljezno) y de otros 7 obispos (Graz, Moldavia, Kiev, Odessa, Zaporozje, Jerusalén y Kosovo). Da conferencias en muchos países sobre las apariciones de Medjugorje y funda grupos de oración.
Gottfried declaró que se siente muy feliz por estar en Medjugorje y añadió: “Hace 31 años, la Gospa me tocó con muchísima fuerza en Medjugorje. Fue entonces cuando un ingeniero se hizo teólogo y misionero laico y hoy en día puedo trabajar para la Gospa. Jamás tuve esos planes. De estudiante iba a misa porque mi madre quería, rezaba -aunque sólo antes de los exámenes-, pero nunca tuve una relación auténtica, real con Dios. Yo buscaba algo, porque yo sabía que existía algo más, pero no conseguía encontrarlo. No lo encontré en las discotecas, ni siquiera en mi relación con una chica. Cuando esa relación se rompió, no quería seguir viviendo. Mientras vivía esa situación, me encontraba en Austria y asistí a una charla titulada “Lourdes, Fátima, Medjugorje” y desde ese momento supe que tenía que venir. Me chocó mucho que vivimos en un tiempo de gracia en el que se aparece la Madre de Dios y que no es un acontecimiento histórico, ¡que está sucediendo hoy! Mi plan era venir y asistir a una aparición. Vine y le pregunté a un sacerdote si podía asistir a una aparición, pero me contestó que no. Me quedé hecho polvo. Fue justo después de la misa cuando ese mismo sacerdote se me acercó y me dijo que podría asistir al día siguiente. Había mucha gente con niños y todos empezamos a rezar. En el momento en el que todos nos arrodillamos, supe que María estaba allí con nosotros. Yo no veía nada, pero La sentía. Sólo dije una frase: “¡María, coge mi vida y guíame!”. Una vez dicho esto, sentí un amor tan inmenso de la cabeza a los pies, que fue justo en ese momento cuando descubrí todo lo que llevaba buscando en mi vida: el amor de Dios. Me convertí en un hombre nuevo. Fue una frase la que cambió toda mi vida. He encontrado el sentido de mi vida, que es el Cielo y no este mundo. Este es el motivo por el que María nos reúne aquí a todos: quiere llevarnos al Cielo.”
Fuente: www.centromedjugorje.org