Hoy en día, muchas personas construyen la felicidad sobre las desgracias. Sienten placer y satisfacción al ver que otras personas sufren. Fortalecen su confianza humillando a los demás. Ninguno de nosotros es bueno por accidente, la bondad es una virtud que construimos a nosotros mismos a través de los años de crecimiento. Cuando veo las cosas de un modo mejor, la bondad y la sensibilidad hacia los que tienen problemas son de alguna manera contagiosas. Viendo a los demás, cómo ayudan y hacen el bien, nosotros también queremos ser mejores.
Desafortunadamente hay muchos jóvenes de hoy que no saben qué significa ser bueno. Actualmente hay demasiados “Niños pobres“ cuyos padres no les han dado nada, excepto el dinero, mostrándoles una imagen muy distorsionada de los valores de la vida.
Estos niños no saben cómo se consigue la modestia, la humildad y la sensibilidad hacia los demás, virtudes que hicieron a las personas más fuertes y con más éxito, personas que no claudicaran ante cualquier desafío.
Amar a los demás es noble, pero para enseñar a los demás con tu ejemplo, cómo amar, es mucho más noble.
El mayor problema de hoy es que no nos damos cuenta de que haciendo el bien a los demás, en realidad nos lo hacemos a nosotros mismos. Es un gran placer ver cómo otros están alegres, con una sonrisa en sus rostros, y más sabiendo que nosotros somos la causa de su sonrisa. Son lo más bueno y emocionante del mundo. ¡Mucho más! Las personas malas acostumbran a hacer ruido mientras que las personas buenas se mantienen en el silencio. La gente de hoy dice que el mundo ha cambiado y que es malo. Es malo por culpa de estas personas insensibles, pero también debido a personas buenas que no hacen nada por evitarlo. A menudo, solo somos fuertes en palabras, el gran problema de hoy es que no tratamos de evitarlo.
Todo lo que necesitamos es tener a Jesús como modelo, el gran amor. Cuando nos fijamos en el inconmesurable amor que Él nos da, deseamos ser personas que llevemos ese amor a todos los que están a nuestro alrededor.
Hoy es difícil aceptar diferencias. Muchas personas necesitan de nuestra presencia, pero también de nuestro amor, entonces al menos tendrán la sensación de que en tiempos difíciles vamos a estar allí. ¿Es despues de todo importante el color de la piel, la nacionalidad, la religión?
Si las personas se moviesen por la crítica, en la tierra no habría rastro de amor. Todos somos de carne y hueso, y todos tenemos corazón, y eso es suficiente para respetar a los demás. Estas pequeñas diferencias, necesitamos aceptarlas, entonces veremos la belleza de cada uno y su diversidad.
“Amados, amémonos los unos a los otros“, porque el amor es de Dios; y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor“ ( 1 Iv 4, 7-8). Parece tan difícil amar a todo el mundo, pero debemos aprender a hacerlo. Las personas aprenden todo: escribir, hablar, leer, orar, incluyendo el amor. Y no es difícil de aprender porque el amor al prójimo es lo más profundo de nuestras almas. Solo hay que procurar deshacernos de lo que supone un obstáculo para que se manifieste el amor. Pronto nos daremos cuenta de lo más importante y más necesario: el amor a los demás.
Ana Maria Gospić
Glasnik Mira, noviembre 2014. Medjugorje.
Traducción del croata a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org