Del informe de sor Elvira y sus jóvenes a la vuelta de Medjugorje, grabada por los amigos de Ancona. Para quién no lo sepa, sor Elvira es la fundadora de la Comunità Cenacolo de Saluzzo para la recuperación de chicos drogadictos; en Medjugorje están como en casa y en Vicka tienen más que a una amiga.
Explica sor Elvira: “Martes 26 de abril. En la cocina de casa de Vicka, la madre de Vicka se había dejado en el horno una sartén con aceite; la hermana de Vicka, sin imaginar nada, encendió como siempre el horno del que, al poco rato, empezó a salir mucho humo. Hacia las 13h la madre entró en la cocina, abrió el horno, cogió agua y la arrojó al horno, lo que provocó un incendio. Las llamas invadieron la casa, quemando las cortinas. Vicka, que hablaba con unos peregrinos en el patio, corrió hacia la casa. Viendo a sus sobrinos entre el humo y las llamas se lanzó en medio de las llamas y los sacó fuera. Vicka se quemó toda la cara y una mano, su madre un poco menos. Mientras las llevaban al hospital de Mostar –me explicaba la hermana Anna– Vicka cantaba: María…, María…” La madre comentaba: “se ha vuelto loca, ¿cómo puede cantar?” También los médicos de Mostar, que no sabían por dónde empezar, al ver a Vicka tan deteriorada pero sonriente y que todavía cantaba, comentaban: “¡Esta chica está loca!”
Al volver a casa, velándola en su lecho de dolor, Vicka me decía: “Elvira, es fácil cantar cuando se está bien, pero es mucho más bello cantar cuando se sufre”. Entonces, durante aquellos días, experimenté la fuerza de la fe de aquella joven después de dolores tan atroces. Y es que Vicka no se quejó nunca, ni siquiera un poco. Estuve junto a ella durante 8 días y pude ver una gran alegría en ella, incluso a pesar de tanto sufrimiento. Era la fuerza que nacía del amor: realmente el amor vence a la muerte. La cara de Vicka se volvió prácticamente negra, como el carbón; sus ojos ya casi no se veían, pero eran como dos puntitos luminosos, llenos de luz, llenos de sonrisa: tenía los labios hinchados y tumefactos, Vicka se había vuelto irreconocible. No obstante, no se quejó nunca. ¡Nunca! Casi estaba contenta de poder ofrecerle alguna cosa a Dios. Me decía: “Dios lo quiere así y basta”. Y yo le repetía: “… pero ¿por qué justamente a ti?, ¿por qué especialmente en estos días que teníamos un plan programado contigo?, y por eso hemos ido al monte”. Pero ello contestaba: “Elvira, no importa. Si Él lo ha querido así, a mí me está bien, nunca le pregunto el por qué al Señor, y es que Él sabe lo que es bueno para mí”. Fue un sufrimiento realmente aceptado con amor.
Durante una semana llevó el rostro vendado y le hacían las curas con hojas de repollo. De hecho, aquí las quemaduras se suelen curar así: con una crema hecha de una antigua receta obtenida de una grasa y hojas de repollo triturado. De cualquier forma, esa crema ha dado resultados estupendos y sorprendentes. Al cabo de una semana yo debía volver a limpiar el rostro de Vicka que estaba totalmente sin piel, y le decía: “Vicka, aquí todavía no está listo, pero tengo que tirar igualmente”. Y ella me respondía: “No hay problema… Hazlo rápido que no duele… No te preocupes”. Confieso que en lugar del rostro de Vicka veía su corazón. Me parecía ver una gran riqueza de amor, que no sentía el dolor físico. Habitualmente, cuando nos hacemos una pequeña quemadura notamos – ¡madre mía! – el dolor día y noche. Ella, con todo el rostro quemado, toda la mano y medio brazo, ¡nada!
En seguida llegaba gente que quería verla… Yo pensaba: “Vicka no dejará que la vean así porque parece un monstruo”… En cambio ella, toda vendada, corría hacia la gente apenas los oía. Una joven de 23 años que consigue superarse de este modo…
Vicka (continúa sor Elvira) me confió que en el momento de la aparición, ese día no pudo arrodillarse porque estaba en cama. Entonces la Virgen se le apareció, se sentó a su lado, le puso la mano así… sobre la cabeza y la acarició. Aquel día la Virgen y Vicka no hablaron, simplemente se miraron a los ojos. Ha sido la única aparición en 7 años en la que no hubo diálogo. Yo creo –dice sor Elvira– que ni siquiera la Virgen sabía por qué Dios había permitido esto. Pienso que la voluntad de Dios alguna vez permanece escondida incluso para la Virgen. Lo deduzco –continúa sor Elvira– por las expresiones de otra vidente Marija Pavlovic: “La Virgen ha dicho: …”Dios me ha permitido…, Dios me ha concedido…” Marija decía: La Virgen continúa viniendo entre nosotros y le pide al Padre poder descender todos los días a la tierra porque quiere que nos convenzamos de su inmenso amor, pero sobre todo del inmenso amor de Dios por nosotros. Si supiéramos –ha dicho la Virgen– cuánto nos ama Dios Padre, lloraríamos de alegría, seríamos felices”. Nosotros –dice sor Elvira– hemos visto esta felicidad en Vicka, a pesar de tanta tribulación. Sí, la autenticidad de estas jóvenes es adecuada al momento de la cruz, a los momentos de prueba.
Fuente: https://medjugorje.altervista.org/doc/vicka//31-ustione.php
Traducción del italiano a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org