Esto es lo que dice honestamente un obispo del Este a los críticos de Medjugorje.
“La Iglesia calla, deja hacer, quiere decir que consiente” así lo explica Monseñor Pavol Hnilica.
Una vez una persona de Iglesia, escéptico con Medjugorje, me dijo: “¿La Virgen no tiene otra cosa que hacer que venir cada día a la Tierra? ¿No tiene nada más importante que hacer?”. Para una madre lo más importante es la salvación de sus hijos y siempre empieza por aquellos que más necesitan”.
Si aquí hubiera algo peligroso contra la fe o contra la moral, la Iglesia de Roma y también la Iglesia de aquí, los obispos yugoslavos, hubieran dicho “¡no! ¡no se puede ir!” porque no serían capaces de dejar en peligro a millones de fieles y a tantísimos sacerdotes. Deberían castigar severamente y hacer suspensiones. En cambio, la iglesia calla, deja hacer, quiere decir que consiente. Eso quiere decir que todos pueden venir tranquilamente y que no hay nada peligroso en ello.
El milagro más grande de Medjugorje son las confesiones. En ningún lugar del mundo se confiesa como aquí. Por sus frutos conocerás el árbol. Y aquí se han encontrado excelentes frutos como quizás no se encuentran en ningún lugar del mundo.
Oración y ayuno, que son prácticas que han desaparecido del vocabulario y de la enseñanza de la Santa Iglesia; y la Confesión que en el mundo occidental casi ha desaparecido mientras que aquí en Checoslovaquia, en Polonia, se ha continuado confesando, primero a escondidas y ahora más en público. La Virgen quiere renovar la Iglesia y la confesión unida a la comunión son la medicina más adaptada.
Una vez en Alemania me preguntaron si todo lo que pasa en Medjugorje no será obra de Satanás. Yo contesté que Satanás podría soportarlo todo pero no puede soportar la confesión porque la confesión es una liberación de Satanás y no puede ser que Satanás empuje a tanta gente a liberarse de él. ¡Absurdo! ¡Ilógico! Y aquí se confiesa mucha gente. En ningún lugar del mundo se confiesa tanta gente como aquí. A veces hay más de 50 sacerdotes confesando.
Una vez en Austria, cuando el Santo Padre estaba de visita, un obispo me contó que había estado en Medjugorje y que había estado confesando 5 horas porque había mucha gente esperando. “En esas 5 horas he escuchado a persones arrepentidas como nunca había escuchado en 40 años de sacerdote y de obispo”. “Algunos me decían, arrodillándose: ayúdame, no sé confesarme; He venido por curiosidad y debo reconciliarme con Dios, debo comenzar una nueva vida. ¿Me ayudas? ¿Qué debo hacer?
Son confesiones como la de san Pablo en Damasco, “Señor, ¿qué quieres qué haga?”. Centenares de sacerdotes me han dicho “para nosotros el milagro más grande de Medjugorje son las confesiones, escuchar a estas personas con tal sinceridad y dolor tan profundo que se confiesan, se arrepienten y hacen propósitos”.
Con la gente de Medjugorje te sientes como en familia. Una peculiaridad típica de Medjugorje es esa hospitalidad y familiaridad.
Yo también puedo decir que en mis 69 años he viajado por todo el mundo y cuando me encuentro a un sacerdote o a un laico que ha estado en Medjugorje siento tener algo en común con él, algo que no siento con mis compañeros sacerdotes de Checoslovaquia, laicos o con mis hermanos jesuitas.
Enseguida siento que se une todo el mundo sobrenatural, todo el Evangelio, la fidelidad al Papa, la devoción a la Virgen y nos hacemos amigos, sea donde sea el encuentro.
Esto me ha sucedido en todos los países del mundo donde me he encontrado con alguien vinculado a Medjugorje. Nos hacemos amigos y nos ayudamos.
Fuente: https://medjugorjetuttiigiorni.blogspot.it
Traducción del italiano a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org