Jorge Zvala nació en El Salvador, pero creció en San Francisco. Nos comentaba que, como muchos otros jóvenes de su edad, estaba alejado de la Iglesia y no sabía cómo rezar. “Cuando tuve que recordar algunas oraciones de mi infancia, me vinieron el Padre Nuestro y el Ave María, pero no conseguía recordar el Credo. Recuerdo que en mi juventud buscaba siempre la felicidad: Salía con mis amigos y hacía lo que fuera para encontrarla. Recuerdo bien que tras esos momentos, el sentimiento inicial de felicidad desaparecía inmediatamente e íbamos a buscarlo otra vez. Cuando oí hablar de las apariciones de Medjugorje decidí venir. Mi primo Carlos también estaba muy interesado, así que decidimos venirnos juntos. De repente, mi corazón se llenó. Hacía 10 años que no me confesaba, pero una vez aquí, decidí hacerlo. Recuerdo haber experimentado el sentimiento de cercanía de la Gospa” -declaraba Jorge- quien a su regreso creó junto a Carlos un grupo de oración: “Interpretamos que como fruto de Medjugorje necesitábamos poner en práctica nuestra fe. Creamos un grupo de oración y decidimos ayudar a los necesitados. Me alegra mucho que este año nuestro retiro espiritual -que cada año se celebra en un lugar distinto- tenga lugar en Medjugorje. Vemos a la Gospa como el auténtico modelo del misionero, ya que siempre da prioridad a los demás”, concluía Jorge.
Fuente: www.centromedjugorje.org