25 de mayo de 1989. “Queridos hijos! Os invito a abriros a Dios. Ved, hijos, cómo la naturaleza se abre a sí misma y da vida y frutos. De la misma forma yo os invito a vivir con Dios y a entregaros a Él. Hijos, estoy con vosotros y os quiero introducir continuamente en la alegría de la vida. Deseo que cada uno descubra la alegría y el amor donde solo se puede encontrar, en Dios y donde solo Dios puede darlo. Dios no quiere nada de ti solo tu entrega. Por lo tanto, hijos, decidíos seriamente por Dios porque todo lo demás pasa. Solo Dios permanece. Orad para ser capaces de descubrir la grandeza y la alegría de vida que Dios os da. Gracias por haber respondido a mi llamada”.
¿Quién puede resistirse a este mensaje? ¡Nuestra Madre nos ofrece tanta alegría y esperanza! Pero ella señala que debemos “abrirnos a Dios” si vamos a recibir dicha alegría y esperanza de Él. Ella compara nuestra alma con la naturaleza. Así como la naturaleza se abre al sol, al calor de la primavera, nuestras almas necesitan abrirse a la luz de Dios y al calor de su amor, si nosotros queremos dar fruto.
“Os invito a abriros a Dios”. Esta invitación sugiere que de alguna forma nosotros nos resistirnos a abrirnos a Dios. ¿Por qué callar cuando Dios viene junto a nosotros? ¿Qué es lo que nos podría detener a abrir nuestras almas a Él? Hay muchas razones. Puede que no sepamos que somos interesantes para Él. Puede que no entendamos que Él quiere tener amistad con nosotros. Nos parece que Dios es una especie de relojero desinteresado que lo único que hace es darnos cuerda esperando el momento en que explotemos. Podemos tener miedo a abrirnos a Dios. Tal vez esté enfadado con nosotros. ¿Quizás nos quiere escarmentar, corregir, castigar? ¿Quizás desconfiamos de Él?. ¿Es realmente tan bueno y misericordioso como se nos dice?
Tal vez tenemos heridas que nos hacen incapaces de abrirnos a Él. Tal vez hemos sido traicionados, rechazados, abandonados u objeto de burla o de vergüenza. Hemos decidido no abrirnos nunca más a nadie, incluido Dios. Queremos permanecer ocultos de forma segura en nuestro interior, sin ser tocados ni dañados.
Tal vez no podemos perdonarnos a nosotros mismos, a los demás, o incluso a Dios. Tal vez tenemos un resentimiento que hace que mantengamos las puertas de nuestra alma herméticamente cerradas.
O simplemente no queremos ser molestados. En este momento, tenemos el control de nuestras vidas y no queremos perderlo.
Nuestra Madre nos ha llamado a abrirnos a Dios en varios mensajes, así que debe ser cierto que tenemos algún problema en hacerlo. Por muchas razones estamos encerrados en nosotros mismos, en nuestro interior. Pero si permanecemos encerrados en nostros mismos, no creceremos, no daremos fruto, nuestra vida será una vida vacia. No podemos dar vida. Solo Dios puede dar la verdadera vida que florece.
Y así, Nuestra Madre nos dice: “… Os invito a vivir con Dios y a entregaros completamente a Él”.
Ella quiere que vivamos con Dios, y que confiemos en Él y lo dejemos todo a su cuidado, a su control. ¡Qué raro es esto para nosotros! Hemos sido heridos tantas veces por personas que han entrado en nuestra vida y que nos han utilizado de mala manera, que confiar en Dios no es fácil.
Así que ella nos dice: …“ Hijos, estoy con vosotros y quiero presentaros continuamente la alegría de la vida. Deseo que todo el mundo pueda conocer la alegría y el amor que solo Dios puede dar. Dios no quiere nada de ti solo tu entrega. Por lo tanto, hijos, decidámonos seriamente por Dios porque todo lo demás pasa. Solo Dios permanece. Orad para ser capaces de descubrir la grandeza y la alegría de la vida que Dios te da”.
Nuestra Madre está con nostros para ayudarnos a dejar que Dios entre en nuestras vidas. Esta es la única vida con valor, la vida con Dios. Esta es la vida que continuará en la eternidad. Esta es la vida que no tiene límite en cuanto a la alegría y al amor y a todo lo que es bueno. Él no nos hará daño, Él solo quiere amarnos. Pero tenemos que confiar en Él y dejar que entre en nuestra vida.
Podemos aceptar la invitación de Nuestra Madre a la continua alegría de vivir, dejando entrar a Dios en nuestros corazones, invitándole a entrar sin miedo, dejándole que Él nos toque. Todo lo que Él necesita es que nos entreguemos a Él.
In Jesus, Mary and Joseph!
Cathy Nolan
©Mary TV 2014
Fuente: https://www.marytv.tv/daily-reflection-s/1486-11-20-14-letting-god-in
Traducción del inglés a cargo del equipo de www.virgendemedjugorje.org