A sus 36 años, el portero de la Juventus y de losazzurri es todo un mito del fútbol italiano. Portero del Parma, equipo con el que ganó la UEFA en 1999, y de la Juventus (cinco ligas con la Vecchia Signora), es sobre todo con la selección italiana con la que Gianluigi Buffon ha construido su leyenda. Titular indiscutible desde 1997, fue campeón del mundo en 2006 y ha obtenido los títulos oficiales de mejor en su puesto en el siglo XXI y en los últimos veinticinco años, haciendo olvidar a todo un mito bajo los palos de la escuadra transalpina como fue Dino Zoff.
Y en 2007 fue distinguido como el jugador más querido por la afición, con la que mantiene unaquímica especial. De ahí que su vida privada atraiga la atención de los aficionados.
En 2011 contrajo matrimonio en la basílica de San Pedro y San Pablo de Vysehrad, en Praga, con la modelo checa Alena Seredova, con quien tenía dos hijos nacidos en 2007 y 2009. Gigi, como se conoce popularmente al guardameta de la Juve, es católico y cuando en agosto del año pasado conoció a Francisco no dudó en declarar que “con un Papa así, que nos indica el camino a seguir, que nos llega al corazón, que sacude nuestra alma puede ser más fácil ser mejores y hacer cosas mejores”.
Pero… nadie está libre de tropezar. A pesar de que Gianluigi y Alena formaban a ojos de los italianos una pareja ideal, Buffon cometió una infidelidad y eso propició la ruptura de la convivencia. Su esposa se fue con sus hijos a Estados Unidos, y él fue cazado por lospaparazzi con la presentadora de televisión Ilaria d´Amico, con quien mantiene un romance ya indisimulado.
Eso ha dejado descorazonados a muchos seguidores del futbolista, que ven incomprensible que su héroe eche a perder una familia que parecía firme y bien constituida. Uno de ellos le ha escrito incluso una dramática carta en el diarioTempi contándole su propio caso personal, para intentar disuadirle de un error trágico para sus hijos, para su esposa y para él. La reproducimos a continuación.
“Querido Gigi: yo también me separé de mi mujer, pero después…”
Estimado Gianluigi Buffon, te escribo estas palabras tras ver una foto que me he encontrado delante en Google. Siempre he tenido este pensamiento dentro de mí y ahora tengo el valor, por lo que he querido escribir un pensamiento personal esperando no resultarte poco respetuoso, pero con la esperanza de que estas palabras lleguen a tus ojos y, sobre todo, a tu corazón.
También yo he vivido el tumulto de la separación de mi esposa (con un niño de casi tres años) por motivos vinculados a una aparente incompatibilidad y otros motivos pertinentes… Me había convencido a mí mismo de que estaba enamorado de otra mujer (muy bella e inteligente) y estaba dispuesta a dejar a mi hijo entre las buenas manos de mi mujer (ex en aquel momento), privándolo de la valiosa y constante presencia de su padre con tal de seguir mis deseos y, por consiguiente, mi puro egoismo que me replicaba diciéndome: ella no te cuida y ya no te ama, ahora ya no la amas, todos se separan y hoy separarse es normal, los hijos de todas formas tendrán todo lo que puedas darles, me he enamorado de esta mujer, etc. Pero en el fondo, lo que de verdad tenía que decirme era: ¿cuánto estás dispuesto a ofrecer por amor de tu hijo?
¿Cuánto estás dispuesto a cambiar para dar fe al juramento de fidelidad hecho? ¿Cuánto amas de verdad a tu hijo para demostrarlo con un acto de verdadero altruismo? Poco a poco mi corazón empezó a sentirse sucio, mi alma estaba triste, mi egoísmo me cegaba y me quitaba esperanza hacia mi familia, mi orgullo me tenía atado a mis elecciones de puro egoísmo…
Un día me dije: pero si hoy hubiera tenido un padre que me hubiese quitado la familia en la que nací por otra mujer a la que nunca podré llamar mamá, ¿estaría contento de él?
Pues bien, ¡no! Empecé a avergonzarme y empecé a pensar que amar era, sobre todo, saber renunciar. Así que cogí valor, deseando recuperar a mi familia y darle así de nuevo a mi hijo a su madre y a su padre… Fue un periodo de purificación que duró un par de años y tras una peregrinación a Medjugorje con mi esposa (a la que fuimos estando separados), la Virgen nos ayudó y hoy estoy aquí, escribiéndote serenamente junto a mi mujer y a mi hijo, que es más mayor, y con una relación totalmente nueva que es más intensa del primer periodo de nuestro matrimonio…
¡Le pido al Señor para que tu lado humano y paterno surja de tu corazón y pueda volver a dar a tus hijos y a tu matrimonio la paz y la serenidad que necesitáis!
¡Un hincha!
Fuente: www.religionenlibertad.com
Traducción de la carta de Helena Faccia Serrano. Las negritas de la carta son de ReL.