POR MÓNICA PACAS DE RODRÍGUEZ* para el diario digital elsalvador.com
Hace un par de días tuve la oportunidad de asistir a la charla que impartió un matrimonio canadiense que desde hace 22 años vive en Medjugorje. Durante su viaje han visitado diversos países, llevando a miles de personas el mensaje de amor y esperanza comunicado repetidamente por la Virgen. Aunque en cada país su experiencia ha sido diferente, me pareció maravilloso enterarme que el presidente de Guatemala, Otto Pérez y todo su gabinete, los recibieron durante su primera sesión del año en el marco de su reciente declaración del año 2015 como “el año de la No violencia”. Juntos, consagraron su país a María y escucharon los mensajes de Paz que la Virgen ha comunicado a los videntes de Medjugorje.
Durante el evento al que asistí, Patrick Latta relató su vida, que en resumidas cuentas se asemeja a la vida de muchos: años de una vida caótica, sin sentido, viviendo solo para si mismo, cometiendo error tras error… Dejando en el camino muchas vidas arruinadas, hasta que la Virgen María entró en sus vidas y lo transformó todo. Les comparto su historia.
Luego de una infancia difícil, llena de penurias económicas y sintiéndose rechazado en el colegio católico al que asistía, Patrick centró su vida en el dinero y le dio la espalda a la iglesia en la que había sido bautizado. Su objetivo en la vida era ganar mucho dinero, cada vez más, para luego derrocharlo en fiestas, mujeres y todo tipo de excentricidades. Luego de dos matrimonios fallidos y cuatro hijos, conoció a Nancy.
Tras 6 años de vivir juntos, Nancy le pidió que se casaran por la iglesia, a lo cual Patrick accedió solo por dar gusto a su esposa. Pero su situación no cambiaba, el estilo de vida que llevaban continuó, y Nancy añoraba vivir realmente como un matrimonio; pero no sabía cóomo. Un día, Nancy recibió un pequeño libro con los Mensajes de Medjugorje y decidió dárselo a Patrick para que lo leyera. A él no le interesaba el tema, pero ante la firmeza de su esposa, accedió a leer uno de los mensajes. Buscó dentro del libro y leyó el más corto que encontró: “Te llamo a la conversión por última vez”.
A partir de ese momento todo empezó a cambiar. Se dio cuenta que su vida era un desastre, todos sus hijos estaban metidos en serios problemas: uno se había hecho traficante de drogas, la hija a los 19 años ya se había divorciado dos veces… Comprendió que aun teniendo todo el dinero que había logrado acumular –que era mucho–, no había tenido forma de prevenir tanto sufrimiento a sus hijos y tampoco lograba sacarlos de esa situación. Poco a poco fue abriendo espacio para el amor de Dios en su vida. Obedeciendo otro de los mensajes de la Virgen, puso en sus manos a cada uno de sus hijos y los consagró a Su amor. Luego les regaló un Rosario y les dio su bendición. ¡Era lo único que le quedaba por hacer! Comenta que haciendo oración, rezando el rosario y ayunando consiguió finalmente la paz en su vida y en la de su familia. Luego de vender todos su bienes, se trasladaron a Medjugorje, y han dedicado su vida a transmitir el amor de Dios y la Virgen por todos, a través del servicio a los demás.
Al escuchar esta historia, no pude dejar de pensar en que sólo podemos comenzar a mejorar cuando nos hacemos conscientes de nuestros errores, y sólo podemos pedir ayuda cuando reconocemos que la necesitamos. Pienso que en El Salvador es evidente lo mal que estamos y la urgencia que tenemos de ayuda. Y aunque hay mucho que podemos hacer con nuestro trabajo y compromiso personal por el bien de todos, no podemos cambiar el corazón de aquellos que han sido secuestrados por el odio, la avaricia y la maldad. Por eso, inspirada en las palabras y experiencia de Patrick y Nancy, animo a todos para que pongamos a nuestro país y a cada uno de los salvadoreños, en manos de Nuestra Señora de la Paz, la Virgen María. Ella nos hará el milagro para que volvamos a vernos como hermanos.
*Colaboradora de El Diario de Hoy.