Reports Padre Jozo

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Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Diciembre de 2008

Mensaje deMaría Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de diciembre de 2008

“¡Queridos hijos! Ustedes corren, trabajan y acumulan, pero sin bendición. ¡Ustedes no oran! Hoy los invito a que se detengan ante el Pesebre y mediten sobre Jesús, a quien también hoy les doy, para que El los bendiga y les ayude a comprender que sin El no tienen futuro. Por eso, hijitos, pongan sus vidas en las manos de Jesús para que El los guíe y proteja de todo mal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

¡Mis queridos hermanos y hermanas, apreciada familia de oración!
Estas palabras las dijo la Reina de la Paz el mismo día de Navidad. ¡Cuanta aflicción, tristeza y dolor irradian!
Aprendimos a vivir los días y las semanas, los meses y los años, como todos los demás PAGANOS O CRISTIANOS RUTINARIOS, que viven como si Dios no existiera.

Sí, Ella observa mi vida cotidiana, el comienzo de mi nuevo día, sea laboral o festivo. Cada uno de esos días es igual con mi entorno, con los demás, en los que no influyo. Y yo, en todo mi correr, tengo mis fines y mis medios de los que me sirvo para realizarlos. Yo no pienso ni cuento con la bendición. Yo no comienzo mi día con la oración y no pido bendición. Yo estoy seguro solo de mi trabajo, de mis resultados, de mis proyectos. En realidad, el correr que ha cogido mi corazón se parece a la disciplina atlética, a la que está sujeto todo competidor: comienzo, medición del tiempo, cumplimiento de las reglas, etc. Mi vida esta condicionada por las reglas de funcionamiento, por las normas del tráfico, por una normativa laboral; mi vida esta condicionada por la moda y la tendencia de los escaparates, de la pantalla del televisor y de distintas pasarelas. Esa postura hacia mi entorno excluye mi fe y esperanza en Dios, excluye toda bendición. No siento que Dios quiere actuar a través de mí y cambiar a los demás. Porque yo soy uno de ellos. Todos nosotros, cuantos nos conocemos, nos parecemos a los huevos de una misma cesta. Ahí cesa el apostolado y las capacidades de ser la sal, la luz y la levadura a esta generación.
Cuando oí como mujeres hablaban sin vergüenza como hombres, y con el cigarrillo en la mano, me quede mudo. ¡Cómo la mentalidad de éste mundo, de todo tipo de consumo y máscaras, ha llegado a marcar la ley de la comunicación y de la falsa apariencia entre la gente!

Todos nosotros estamos escogidos por esa carrera de la que habla la Reina de la Paz. Pero el creyente no tiene tiempo, el sacerdote no tiene tiempo, la mamá no tiene tiempo, el médico no tiene tiempo… nadie tiene tiempo. Todos corren. De tal manera que ni siquiera la misma persona sabe hacia donde ni por qué. Esa extraña enfermedad ha contagiado todas las clases y edades.

El hombre que ni tiene tiempo para el hombre ni lo encuentra, tampoco lo tiene ni lo encuentra para la oración. Observa y estudia a las personas que viven sin tener tiempo para su familia, para sus hijos, para sus amigos. Al final pierden a su familia y a sus amigos. Esas personas no oran. Constantemente dan pruebas de que no tienen tiempo para la oración. Nunca niegan a Dios, pero les gusta decir: “Yo soy creyente, pero no tengo tiempo para poner en practica la fe – no tengo tiempo para la oración”.

Esas personas no tienen éxito en la familia y se sienten frustrados dentro de su sociedad, fracasados en su vocación, sea cual sea. Son personas que, angustiosamente, repiten que no han llegado a acabar este o aquel trabajo. Sienten de alguna manera cómo han llegado hasta el punto cuando casi pueden alcanzar el fin, pero se les escapa en el último momento. Son personas difíciles que comienzan a buscar a los culpables de sus fracasos y empiezan a culpar a todos, comenzando por los más cercanos, en la familia, en el trabajo, etc. Esa carrera ha aumentado como la peste con la expansión de la técnica moderna y de las comunicaciones. El distanciamiento aumenta. Ahora, el hombre no recibe una carta que fue escrita a mano, y la mano esta ligada al corazón, sino un SMS, un mensaje que es pálido y casi vacío.

La carrera nos aleja a unos de los otros, y despedaza nuestra naturaleza: ser con los demás como un ser sociable, vivir, sacrificarse por el otro. Porque el encuentro con el otro me enriquece. Me acerca al otro y estoy seguro de que no estoy solo, ni olvidado. El hombre que corre, se cansa también, y como tal no quiere a los demás ni estar con ellos.

Trabajáis y acumuláis, y todo sin bendición. Palabra fuerte de la Madre. No puedo ignorarla. Una historia difícil de la vida, tanto como la verdad de muchos, atemoriza: “He trabajado sin parar y toda mi vida he cargado y acumulado, pero hoy estoy abandonado y sin bendición. Mi familia, mis hijos no lo reconocen, no ven, me consideran frustrado, etc.”. ¡Qué duro y doloroso es escuchar tantas lamentaciones como éstas. ¿Y por qué sucedió justamente lo que nadie desea? Pues porque nuestra vida y trabajo fue sin bendición. La bendición viene de Dios. Se derrama por medio de la oración sobre nuestra familia y nuestro trabajo. El hombre que corre y tiene prisa no encuentra tiempo para la oración, porque cuando más seguro se siente es mirando los frutos de sus propias manos, de su propio trabajo, de su habilidad y de su carrera.

¡Vosotros no oráis! Esa verdad es la enfermedad de la que ha enfermado nuestra familia moderna. Es el signo de que todavía no hemos creído ni aceptado vivir los mensajes de la Virgen. Uno de los mensajes al que nos invita la Reina de la Paz a vivir diariamente, es la oración del rosario. Orando aprendemos a orar. Orando atraemos a los demás a la oración, porque la oración trae frutos magníficos. Por medio de ella son bendecidas nuestras obras y nuestro trabajo, nuestro día y nuestra semana, nuestros campos y nuestros estudios, nuestra cruz y nuestro sufrimiento. En ningún lugar como en la oración familiar el hombre se siente tan débil y tentado, así que por el motivo más insignificante la prorroga o evita. Renovar la familia, la parroquia y la Iglesia es imposible sin la oración. Renovar la oración significa renovar la familia y la Iglesia. Igual que nuestros místicos dijeron que la oración es la respiración del alma, Ella también repitió esa verdad, esa experiencia de la Iglesia. Por consiguiente, el cuerpo esta vivo mientras respira. Porque está vivo tiene que respirar. Todo lo envenenado y tóxico, se echa fuera del organismo al respirar. Así a nuestra alma, por medio de la oración, se le otorga la frescura divina y su gracia, y se libera de malas costumbres y pecados. La oración transforma así al hombre. La oración siempre es fructífera. Si la oración no nos cambia nuestros a nosotros, entonces nosotros debemos cambiar la oración. La oración debe brotar de un corazón humilde y arrepentido. La oración comienza después de habernos reconciliado con todos y haber perdonado a todos, en el corazón y el alma. Es decir, es un acto de amor y de abandono total en la voluntad de Dios. La oración nos educa en la humildad y en la profunda fe en Dios.

El hombre que ora tiene tiempo y lo encuentra cada vez más para la oración, porque ama, porque sin la oración no puede vivir.

La llamada de la Madre en la Navidad -Hijitos, entregad vuestras vidas en las manos de Jesús para que El os guíe y proteja de todo el mal- es una llamada poderosa y tierna a la vez. Sin Él, todo es vacío, fracaso, esfuerzo vano y carrera inútil. Con Él, todo es bendecido y lleno de éxito. Simplemente protegido de todo el mal. Sin Él, mi vida no está llena de paz y quietud.

La Navidad es la fiesta que me enseña a abandonarme a Él y servirle. Por eso, la Madre invita a que nos detengamos ante la verdad del pesebre, del establo, de las puertas cerradas. Nos invita a que meditemos sobre Jesús, al que nos ofrece para que nos bendiga. Ella, la portadora de Dios a los hombres, como dijo hermosamente Benedicto XVI, ha dado a luz y ha traído a su Hijo para que nos bendiga e ilumine, para que podamos conocer con el corazón que el mundo, tanto como nuestra vida, sin Él no tienen sentido. Él se hizo hombre para redimirnos y salvarnos de toda maldición, y nos de su paz y bendición. Yo necesito su paz y su bendición. No quiero ser un hombre maldito sino feliz y bendito: padre, madre, sacerdote, hijo, trabajador, etc.

Este mes pediremos por las siguientes intenciones:

1. Para que cada uno de nosotros sepa compaginar el principio vital de los mismos santos: Ora et labora! (San Benito). Para que no cojamos el miedo y la fiebre de la “crisis” que anuncian los hombres que han construido, acumulado y corrido sin Dios. Igual que el trabajo pertenece a la dignidad humana, de misma manera le pertenece la oración.
2. Por nuestra familia de oración, para que renueve el fervor por la oración y el amor por el apostolado de la diaria oración del rosario.
3. Por la bendición y la paz en el Año Nuevo 2009 en el mundo, entre las gentes y los pueblos. Para que aprendamos de San Francisco -cuyo 800 aniversario de la fundación de la orden celebra la Iglesia-, a ser portadores de paz y divulgadores del Evangelio. Que de él aprendamos a orar y a glorificar a Dios.

Queridos hermanos y hermanas, este mensaje es una fuerte llamada y un signo para todos nosotros al comienzo de un año. Responde con amor y entusiasmo a esta llamada. Nosotros sentimos la necesidad de responder a la llamada de la Reina de la Paz. Por ello, renueva tu voto y promesa. Por ti ora y se arrodilla tu fiel hermano,

Fray Jozo
En Siroki Brijeg, al 28 de diciembre de 2008

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Septiembre de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de septiembre de 2008

¡Queridos hijos! Que vuestra vida sea nuevamente una decisión por la paz. Sed portadores alegres de la paz y no olvidéis que vivís en un tiempo de gracia, en el que Dios, a través de mi presencia, os concede grandes gracias. No os cerréis hijitos, más bien aprovechad este tiempo y buscad el don de la paz y del amor para vuestra vida, a fin de que os convirtáis en testigos para los demás. Os bendigo con mi bendición maternal. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

¡Queridos hermanos y hermanas!

En el mensaje del 25 de Agosto la Madre nos llamó: “Sean ustedes quienes se conviertan y con su vida amen, perdonen y lleven la alegría del Resucitado a este mundo en que mi Hijo murió.” Con este mensaje Ella nos está invitando: “aprovechad este tiempo y buscad el don de la paz y del amor para vuestra vida a fin de que os convirtáis en testigos para los demás.”

Una decisión a favor de la paz es una decisión por Dios y Su Reino. La paz viene cuando Dios es el centro. La paz entra en nuestros corazones, nuestros corazones humanos, cuando han sido curados de la incredulidad, del odio, de la soberbia que excluye a Dios. La paz no es una idea sino un estado de plenitud de gracia en el que el hombre vive. La paz expresa la plenitud de la relación y el sentimiento de seguridad y protección que el hombre tiene en unidad con su Creador y las otras personas. La paz es un fruto de la acción de Dios. Es el cumplimiento del sueño y plan de Dios para el hombre. El nombre de Cristo Mesías es Príncipe de la Paz. (Is 9, 6). Los ángeles anunciando el nacimiento de Jesús cantaban: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que él ama.” (Lc 2, 14)

Jesús llama a los pacificadores hijos de Dios. Niños de Dios. En la Última Cena prometió dar paz como el mundo ni puede ni sabe dar. (Jn 14, 27) Sólo Dios puede dar este don: paz. Porque la paz es de Dios. La política y las intrigas políticas, promesas de paz y libertad no son nada más que la Torre de Babel, que se desmorona, que no puede sobrevivir sin un fundamento en Dios y con Dios. La paz es un don que proviene de Aquel que la da, Dios. La paz no puede comprarse o venderse. Es un don; es por eso que cada hombre puede y debe tenerla: cada hombre pobre, enfermo, abandonado, sufridor o con miserias.

Este don de Dios pertenece a nuestra naturaleza humana. Cada corazón suspira por él, lo busca y lo necesita. Esto fue maravillosamente expresado por San Agustín: “Nos hiciste para ti, Señor, y nuestros corazones están inquietos hasta que descansen en ti.” Hasta que encuentren a Dios. Jesús Resucitado da la paz a sus discípulos, y ellos la reconocen. Se llenan de una gran alegría. Y esto es una regla para todos los tiempos y todos los corazones: Cuando en medio de nosotros y en nuestra vida reconozcamos al Cristo Resucitado, tendremos paz. Por eso es importante para cada uno de nosotros decidirnos a favor de la paz, y esto significa Dios. Se trata de un pacto con Él y de la lealtad a este pacto. Entonces Dios responde al hombre y “derrama sobre él la paz como un río”. La paz es la felicidad y la seguridad más fuerte en Dios. La paz es una relación armónica entre Dios y el hombre.

La paz es Dios Mismo al cual necesitamos y por el que suspiramos.

En estos veintisiete años y tres meses Nuestra Señora ha reunido y ha dotado de Su paz a millones y millones de corazones. Cada peregrino que ha llegado con un corazón abierto y contrito, que ha hecho la paz con Dios y la Iglesia, consigo mismo y con su familia en el sacramento de la confesión, ha vuelto a casa con el don más grande – la paz. Cada uno de ellos se ha convertido en un alegre, entusiasta portador de paz y amor.
La llamada a no cerrarnos a los mensajes, a la voluntad de Dios y Sus planes, es una importante llamada. Este es un tiempo de gracia y todo el mundo puede alcanzar la tan deseada paz a través de la oración, el ayuno y los sacramentos. Este es un tiempo de gracia, y podemos obtener a través de la oración los dones de la paz y el amor, podemos encontrarlos en la unión con la Iglesia que ora, ayuna, y vela por cada peregrino que está buscando, que ha perdido tan importantes gracias.

Recordemos el Capítulo XV del Evangelio según Lucas: un pastor ha perdido a sus ovejas, una mujer una moneda, un buen padre a su hijo. Todos ellos están descontentos y cada uno ha hecho el mayor esfuerzo para recuperar lo que han perdido. Al final todos ellos han tenido éxito. Y son infinitamente felices. Su estado de ánimo ha cambiado. El padre llama a reunirnos y organiza una fiesta con música. Tiene una buena razón para ello: “… porque este hijo mío estaba muerto y ha resucitado, estaba perdido y lo hemos recuperado.” Nuestra Señora como una buena Madre ayuda a Sus hijos a encontrar lo que han perdido, a ir hacia lo que ellos están anhelando y esperando – paz y amor. No hay hombre que no tienda hacia estos grandes dones de Dios. Buscar y recibir estos dones es de hecho una gran gracia.

Ser testigos con otros es nuestra misión fundamental, nuestra deuda con este mundo que no conoce la paz, ni tampoco la tiene. Esta puede darse y otorgarse sólo por quien la tiene. Un testigo de amor y paz es siempre un signo de la presencia de Dios entre la gente – que está buscando, que tiene carencias, que ha tomado el camino equivocado – para encontrar estos dones. Cuando vemos a los adictos a las drogas, al alcohol, a los juegos, a la moda, a las cosas, a los placeres – tenemos un deseo y pensamiento irresistible: ser testigos con esas personas. Una luz puede tomarse de una vela ya encendida. Paz y amor no son teorías acerca de alguien o algo, sino los dones que pertenecen a la naturaleza humana que puede ser completa, en armonía y paz con Dios y consigo misma. Hoy la gente ha elegido el camino erróneo para alcanzar la paz, para hallar su paz y alegría en el pecado. Nadie ha tenido suerte o éxito con eso. El pecado siempre genera la muerte, que es tristeza y decepción.

Nuestro apostolado consiste en orar por la conversión de nuestros hermanos y hermanas, y, cuando se dé la ocasión, en demostrar, con palabras y ejemplo, el camino a Dios, que es la única fuente de paz y nuestra única paz.

Nuestra Señora nos llama a ser testigos, lo que significa que primero he de poseer esas gracias y dones, a fin de ser capaz de transmitirlos y explicarlos a los demás.

Las estructuras políticas, con todos sus aparatos organizados: la policía, los castigos, los reglamentos y las leyes no son capaces de dar o garantizar la paz. La paz no es ausencia de guerra y conflictos, sino un don querido por la gente amable, las personas de buena voluntad, las personas que nunca se cansan de buscar y seguir a Dios.

Cuántos de aquellos poseídos por el demonio fueron recuperados en el verano que acaba de pasar, todos ellos habían perdido la paz y el amor, y, en consecuencia, su apariencia humana. Tanto amor paternal por parte de sacerdotes y miembros de la familia que presencié, tantas oraciones y sacrificios, que las personas en cuestión pudieron salir del infierno del odio y del mal. Simplemente, por encontrar la paz. Cuántas lágrimas de alegría cuando el Señor trabaja en ello y da la paz a esa persona de nuevo. Estas fueron las escenas y acontecimientos más bonitos para mí en ese mes que la Madre había preparado para sus hijos.
En Međugorje la Madre se presentó a Ella misma: “Yo soy la Reina de la Paz”. Por tanto, más y más personas que están buscando lo que han perdido, saben cada vez mejor y más ciertamente dónde encontrarlo – en Međugorje. Por tanto, cada día trae nuevos peregrinos y buscadores de paz y amor.

Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

1. Por todos los peregrinos que están rotos con los errores y el vicio, para que puedan encontrar la deseada paz y el amor.
2. Por todos los jóvenes, para que puedan ver a su vez a Dios, su único Maestro y Paz. Por todos los adictos a las drogas, para que los milagros de desengancharse de las drogas se produzcan continuamente. Por los adictos de todo tipo, para que puedan sacar coraje para buscar y hallar en Međugorje.
3. Por nuestra familia de oración, para que ore y vele por todos los peregrinos, para que el encuentro con la confesión y el sacramento de la Eucaristía pueda plenamente revivirlos y hacer de ellos un nuevo signo en este tiempo.

¡Queridos hermanos y hermanas! Somos responsables de todos aquellos que están buscando, que están interesados, pero no pueden manejarse por ellos mismos. Veo a nuestra comunidad de oración en la maravillosa imagen del buen Samaritano que tuvo el corazón y el tiempo para llevar al hombre herido a la plena recuperación. Es difícil hoy en día ser un apóstol de los necesitados, una señal para los extraviados. Rezo por cada uno de ustedes, para que puedan perseverar y ver la creciente necesidad de nuestro apostolado. Estoy de rodillas rezando por cada uno de ustedes.

Con un fraternal saludo,

Fra Jozo

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Agosto de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de agosto de 2008

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la conversión personal. Sean ustedes quienes se conviertan y con su vida testimonien, amen, perdonen y lleven la alegría del Resucitado a este mundo en que mi Hijo murió y en que la gente no siente la necesidad de buscarlo ni descubrirlo en su vida. Adórenlo y que vuestra esperanza sea la esperanza de aquellos corazones que no tienen a Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

¡Queridos hermanos y hermanas!

Después de la Novena por la Asunción de la Virgen María y de la celebración de su Fiesta – cuando verdaderamente se puede reconocer al pueblo de Dios, las personas íntimamente conectadas, tan unidas a través de las devociones y promesas a la Madre, cuando nuestros corazones rebozan de felicidad y agradecimiento por las gracias recibidas – la Reina de la Paz se dirige ahora a nosotros con un semblante serio y con mensajes profundos y significativos. Luego del Festival de la Juventud, después del retiro para sacerdotes, después de toda esa multitud de personas reunidas alrededor de la Madre, nuestros corazones quedaron asombrados al escuchar las palabras: “También hoy los invito a la conversión personal.” Esto significa que todos están llamados a la conversión personal. La conversión pertenece al pueblo de Dios – la Iglesia, como único camino al Señor. Es una máxima angelical para todos, que el hombre en su libertad puede ofrecer al Señor. Es decir, nunca podré amar ni imitar al Señor suficientemente. Nunca podré armonizar mi voluntad a la voluntad de Dios. Siempre tenemos dificultades y caídas que tienen su raíz en nuestro egoísmo, nuestra soberbia, y nuestra desobediencia a las inspiraciones del Espíritu Santo. Es por eso que la parábola del sembrador y la semilla es siempre aplicable. Todas las semillas que cayeron en tierra buena produjeron su fruto: el cien, el sesenta o el treinta por ciento. El treinta y el cien por ciento no son lo mismo. Si hacemos un esfuerzo, es decir, si cultivamos nuestros corazones y los alimentamos con la gracias a través de la oración y los sacramentos, nuestros frutos aumentarán. Por lo tanto, yo soy responsable por mi falta de frutos. Siempre podemos vivir con mayor gracia y por lo tanto con mayores frutos. Es por ello que agradecemos a los santos quienes en su humildad y con su sacrificio nos mostraron como dar mucho fruto. La conversión personal es la respuesta de cada uno a la vida concreta mediante la cual damos testimonio de los valores evangélicos, cristianos y humanos. Nuestra Madre nos pide que demos testimonio de amor y de perdón. Dios es amor. Este es su nombre y su esencia. El creó todo por amor. El dotó al hombre de sus dones: la libertad y el amor. Aquel que no ama, no puede llamarse cristiano, o hijo de Dios. Aquel que no ama ha negado su propia naturaleza y su misión; ha destruido, aniquilado la imagen de su Dios en su interior. Carece de amor, es malo e infiel. Es un árbol estéril, un árbol muerto. Jesús nos manifiesta la plenitud del amor, la imagen divina del Padre amoroso y misericordioso. Este Padre perdona y nos invita a la reconciliación. El amor de Cristo, mostrado especialmente en la Cruz y en los Sacramentos, nos enseña que debemos perdonar, que una gracia especial habita en los corazones del cristiano cuando perdona: como lo hace Jesús, como lo hace el Padre. En toda la revelación emerge una maravillosa imagen de la misericordia divina. Hoy las personas van a los tribunales buscando justicia porque han sufrido la injusticia. Hoy encontramos familias arruinadas por el egoísmo, carcomidas por el orgullo, almas infelices que se acusan mutuamente porque no saben como perdonar. Es por eso que desde el principio la Reina de la Paz nos lleva delante de la Cruz del Señor para aprender de El. Ella nos asegura que en la oración ante la Cruz vamos a encontrar grandes gracias. “Los he redimido; ustedes me pertenecen. Son preciosos a mis ojos y los amo. Una madre puede olvidarse de sus hijos pero yo no puedo olvidarme de ustedes” – así dice el Señor a través del profeta Isaías.

En la Cruz, el Señor con su oración nos enseña: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

El mundo de hoy no sabe lo que es perdonar, por el contrario se acusan y odian mutuamente. La Iglesia está en crisis, porque no sabe como perdonar, porque no aprecia el amor y la paz. Nuestra Madre nos invita a contemplar la Pasión y la Muerte de su Hijo y su gloriosa Resurrección, que el hombre de hoy ha olvidado. De hecho, el hombre hoy vive como si Dios no existiera. Muchos cristianos no se diferencian de aquellos que viven sin fe y sin oración. Entonces, ¿dónde está el problema? ¿Acaso radica en Dios y sus mandamientos, revelación o sacramentos? No, el problema está en nosotros. Existen cristianos y sacerdotes como pastores que han leído, han estudiado y que conocen, pero que no dan testimonio con sus vidas. En sus homilías solamente polemizan y predican lo que ellos mismos no viven.

En nuestra comunidad de oración, reconocemos una disposición, que también es un punto de vista: “Yo hago oración pero no me preocupo por los demás.” Recordemos esto: el conocimiento no implica una virtud. Conocer no es lo mismo que creer, es decir, vivir. Nos hemos comprometido a vivir los mensajes de Nuestra Madre. En la festividad de la Asunción de la Virgen María, nuestra Madre dijo al vidente Iván: “Los invito a vivir responsablemente los mensaje. Renueven la oración en la familia, y de esta manera ayudarán a los que están alejados de Dios”

La Reina de la Paz ve tantas personas indiferentes que no han hecho nada por sus vecinos, por aquellos que no conocen a Jesús, por aquellos que no han tenido la gracia de haber nacido en una familia cristiana y haber crecido en un ambiente cristiano. Hoy también, la única prueba de la fe es vivir en la fe y morir por la fe. Medjugorje es un lugar de encuentro de aquellos que están buscando a Dios y que dan testimonio de El con sus vidas… Medjugorje es una escuela viva y práctica de fe. Es por ello que produce los frutos de la conversión. El llamado a la adoración y honor del Santísimo Sacramento es muy importante. Esta oración y adoración de Dios humilde y bueno en el Santísimo Sacramento nos llena de paz y esperanza, de la que carecen aquellos que no lo conocen. La alegría, la fe, la esperanza y la paz, no se compra. No son el resultado de una propaganda sino el fruto de una oración profunda y en unión con Jesús.

Es tiempo de preguntarse uno mismo: ¿a cuántas personas he acercado a la Eucaristía, a la oración, a la vida sacramental con mi apostolado? Recordemos que ninguno de nosotros vive para si solamente. Es tiempo de despertarnos y reconocer que Medjugorje incluye el llamado a la conversión personal, que quiere decir morir a nosotros mismos y a nuestro egoísmo. Medjugorje es exigente y es por ello que muchos lo rechazan eligiendo un camino más fácil y confortable, escondiendo lo que dice la Iglesia.

Hermanos y hermanas, la Reina de la Paz nos habla de aquellos que no tienen a Jesús en sus vidas, en sus corazones, en sus matrimonios…

¿Quién me va a ayudar?

Tomen la imagen del manantial. Todas la las casas obtiene su agua del manantial. El manantial no viene a la casa, sino que el agua del manantial es conducido a las casas, a las familias. Dios es nuestro manantial, y necesita de aquellos que lo lleven a todos los corazones. Dios nos necesita. Nuestra Madre nos necesita y necesita de los peregrinos. Con simplemente venir, nos estamos comprometiendo a llevar al Señor a aquellos que no lo tienen, y que no lo conocen. No existe un llamado mas sublime que éste.

Mis queridos hermanos y hermanas, todo comienza de rodillas con la oración. Vuelvan al llamado y a su compromiso.

Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

Por nuestro grupo de oración, para que despierte y comience la conversión personal. Medjugorje no es una teoría, o un cuento de niños para niños, sino que es una lucha fuerte mediante la oración y la penitencia por cada alma.

Por los videntes que sufren tantas injusticias, para que sigan dando testimonio de Nuestra Madre con humildad, perdonando y amando a todos. Su llamado es el llamado de un profeta, para que puedan cumplirlo por la voluntad de Dios. Oremos por todos los miembros de la Comisión para que puedan reconocer las gracias que se han manifestado en Medjugorje de manera especial durante veintisiete años y dos meses, y para que puedan protegerlo con la intercesión las la Reina de la Paz.

Por todos los sacerdotes, obispos, peregrinos, para que no hagan de Medjugorje un lugar de turismo sino que preserven cuidadosamente la misión del testimonio. Oremos por todos los enfermos que buscan ayuda y consuelo, para que el Señor derrame generosamente sobre ellos todas las gracias a través de la Reina de la Paz.

Queridos hermanos y hermanas, mientras escribo esto para ustedes, estoy orando desde lo más profundo de mi corazón por cada uno de ustedes, para que perseveren en este llamado tan sublime: dar testimonio de amor y de perdón, llevar la paz y la esperanza a todos aquellos que no la tienen.

Con amor,

Fra Jozo
27.08.2008., Široki Brijeg

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Julio de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de julio de 2008

“¡Queridos hijos! En este tiempo, en que piensan en el descanso del cuerpo, yo los llamo a la conversión. Oren y trabajen de modo que su corazón anhele a Dios Creador, quien es el verdadero descanso de su alma y de su cuerpo. Que Él les muestre su rostro y les done su paz. Yo estoy con ustedes e intercedo ante Dios por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

El descanso es inherente en todas las creaturas. Hay tiempo para descansar cuando la tierra descansa. Las plantas tienen tiempo de descanso. El hombre tiene tiempo de descanso. El hombre por su naturaleza necesita trabajar. El hombre trabaja físicamente, mentalmente y con sus facultades intelectuales. El hombre tiene su biorritmo y actúa de acuerdo a él. Para tener una vida saludable en cuerpo, alma y en todas las emociones y regalos que Dios le ha conferido al hombre, se necesita el descanso. El hombre tiene sus límites, al igual que sus poderes, pero también tiene sus metas y trabajos. Para que todo esto pueda funcionar harmoniosamente y producir frutos, el hombre tiene que cuidar su salud. Este principio era también muy importante para los paganos. “Mens sana in corpore sano” – Mente sana en cuerpo sano.

Hoy en día, cuando la cultura del cuerpo ha pasado a ser un culto al cuerpo y a la corporeidad, muchos anteponen todo a sus cuerpos, a su apariencia, a su placer e instintos. Un individuo normal, con salario promedio, se une al flujo de turistas, la masa de gente que en el tiempo de verano se moviliza para buscar la paz y recuperar sus energías en el calor del mar y el reposo. Un descanso positivo une y fortalece a la familia. Los padres y sus hijos buscan un ambiente diferente en el cual puedan sanar las heridas y tensiones que han acumulado durante el curso de un año de trabajo diario, y así puedan fortalecer y refrescar sus relaciones familiares.

El descanso produce frutos muy positivos. Nos restaura con nosotros mismos y con nuestros semejantes, y nos ayuda a tener una actitud mas positiva hacia nuestro trabajo y esfuerzos. Al salir del ambiente diario, el hombre encuentra un nuevo ambiente, gente nueva, nueva cultura, diferentes ritmos y estilos de vida. Al conocer un nuevo pueblo, recibimos la influencia de su historia, su tesoro cultural. Recibimos la oportunidad de unir lo placentero con lo útil – los viajes, sus nuevos descubrimientos y entendimientos.

La Virgen puede ver también el otro lado de nuestro descanso. Ella ve nuestras fragilidades que se han metido en nuestro interior, como una droga o enfermedad no deseada, en el tiempo y las circunstancias en los que tomamos nuestro descanso hoy en día. Con su despiadado egoísmo y sus inmoralidades, el hombre ha puesto nuestro ambiente en peligro, nuestros lugares públicos de baño y nuestros centros turísticos. Alguna gente ha interpretado los días de fiesta como un tiempo de libertad sin límites, de escape a las reglas morales y a los mandamientos de Dios. Es por esto que el llamado a la conversión es tan sanador y le llega a cada corazón, cada familia y cada ambiente. El descanso no sucede en conflicto con Dios y contra la voluntad de Dios, sino en el conocimiento de Su voluntad y de Su amor.

El descanso para mi cuerpo y para mi alma está en mi Dios. Sólo Él, mi creador, puede satisfacer y llenar mi corazón con paz y gozo. Nuestro Dios conoce nuestros corazones. Él nunca ha hecho un diagnóstico errado, ni ha recetado la medicina equivocada para nuestras debilidades. Por el contrario, como Creador que es, no quiere quitarme mi libertad, sino protegerme de la esclavitud. Él no quiere ponerme en peligro con Su programa, que es lo mismo que Su voluntad, sino ayudarme a realizarlo para que mi corazón y mi cuerpo puedan descansar en Él y con Él.
Nuestra Madre nos invita a orar y trabajar. Muy a menudo perdemos este regalo. Regularmente, cuando salimos en días de fiesta, dejamos atrás nuestras costumbres Cristianas, en nuestra casa o en nuestra parroquia. Durante las vacaciones, en el nuevo entorno, muchas veces dejamos a un lado nuestras costumbres Cristianas. Vivimos las vacaciones como si no hubiera un Dios. Como si le diéramos la espalda y lo excluimos de nuestras vacaciones. Esto no es bueno. Esto mata, bloquea, corroe nuestra vida espiritual.
Los sabios dicen que un pájaro necesita sus dos alas para volar, que usamos dos remos para remar, que trabajamos con dos manos… Así también nuestra vida debe incluir este principio que San Benito resumió en un llamado simple pero poderoso: ¡Oren y trabajen!
¿Cómo vamos a orar y trabajar? Esta pregunta requiere nuestra corrección diaria, nuestra participación, nuestra perseverancia para construir nuestra espiritualidad y santidad.

La oración y el trabajo me hacen anhelar a Dios. La oración y el trabajo, permeado de bendiciones e inspirado por la gracia, me aproxima y me sumerge en el amor de Dios, el cual yo comparo con un mar inmenso. Este océano de amor y bondad divina, de paz y de gozo, se convierte en mi descanso. En este sacramento inmenso del amor, todo corazón y toda maldad se sanan. Todo residuo de inseguridad se derrite y se purifica en este amor inmenso de Dios. Él no me da de comer migajas, ni me sana fugazmente, parcialmente—sino por completo. Él –nuestro Padre Bueno – nos mostró su faz en su Hijo Jesucristo. Él mostró Su corazón en Jesucristo y en todas Sus creaturas. Que maravilloso es oír su llamado: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” El asunto es descansar. Yo, que estoy cansado, necesito descanso. Yo, que estoy preocupado, necesito despreocuparme. Solo Él, mi Salvador, me ofrece esta clase de descanso y seguridad para mi alma y para mi cuerpo. De esta manera nos muestra su rostro de Padre bueno y misericordioso. No se comporta como un gerente de hotel que promueve y atrae a sus huéspedes, sus clientes. Lo que Él nos ofrece, otros no lo pueden tener ni lo pueden dar, porque no lo tienen. Él sana por completo mi corazón agitado, desesperado y herido. Él sana. Él consuela. Él da reposo. Él es mi paz y mi bienestar.
Así como el profeta Elías en el monte Horeb encontró a Dios en un suspiro después de un viento fuerte, un terremoto y un fuego – así yo también puedo reconocer el rostro de mi Dios en la oración diaria, la Misa y la lectura de la Biblia. No debo dejar ni olvidar ninguno de estos en casa. Estas son las herramientas principales que tengo para equipar a mi familia en las vacaciones.
Nos llena de alegría nuevamente escuchar las palabras tiernas y amables al final del mensaje. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante Dios. ¿Cómo podría un niñito comenzar a gatear o a hablar si no hubiera una madre comprometida con ese niño? Si no hubiera una madre que despertara los dones y cultivara las virtudes de su querido hijo?!

¡Querida Madre! Te hemos comprendido muy bien. Gracias por tus enseñanzas y por tu ayuda. No tenemos nada de miedo porque sabemos que estás con nosotros.

En este mes oremos por las siguientes intenciones:
1. Que nuestra vida cristiana sea un símbolo para toda la gente, especialmente en nuestras vacaciones. Que nuestra gente joven no sea víctima de los falsos ídolos y de aquéllos que ofrecen falsas libertades y falso éxito; que ofrecen el placer en cosas viciadas como las drogas, el alcohol y la lujuria.
2. Por todos los jóvenes que han escuchado la voz de su Pastor, el Papa, para que puedan responder a Cristo y a la Iglesia. Por todos aquellos que están buscando un modelo y un ideal, para que puedan encontrarlo en Jesús; y por los que sienten el llamado al orden sacerdotal, para que puedan responder con entusiasmo y amor.
3. Por todos los peregrinos que en estos meses van al mundo por medio de sus peregrinajes a Lourdes y Medjugorje. Para que puedan ser la voz y el signo de Dios que todo el mundo busca y necesita. Por nuestros videntes y sacerdotes que administran los sacramentos en Medjugorje y otros lugares santos, para que puedan mostrarle a los peregrinos el rostro del Padre Bueno y Misericordioso.

¡Queridos hermanos y hermanas! Recibamos este mensaje llenos de gratitud y pongamoslo en práctica con entusiasmo. Querida Madre, bendice nuestra familia de oración y que podamos perseverar en vivir los mensajes. Con todo mi corazón los saludo y oro por cada uno de ustedes.

Suyos en la fe,

Fr. Jozo Zovko, o.f.m.

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Junio de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de junio de 2008

“¡Queridos hijos! También hoy, con gran alegría en mi corazón, os invito a seguirme y escuchar mis mensajes. Sed portadores alegres de paz y amor en este mundo sin paz. Yo estoy con vosotros y os bendigo a todos con Mi Hijo Jesús, el Rey de la Paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

La alegría en el corazón de la Madre es fruto de la obediencia y respuesta filial a Su llamado. Si miramos la Novena que hemos rezado en agradecimiento por los 27 años de Sus apariciones, y los innumerables dones que nuestra generación ha recibido, podemos ver que esta Novena fue una acción de gracias del corazón. Pensemos en la gran cantidad de peregrinos que se preparaban con oraciones y ayunos para su reunión en Medjugorje. Era como un río de peregrinos descalzos que tenían una sola meta: responder al llamado de la Reina de la Paz y orar por Sus intenciones, por las necesidades de la Iglesia y por cada uno de los peregrinos. El corazón de la Virgen está lleno de alegría porque se han dado respuestas firmes y llenas de gracia. Hay una multitud de grupos de oración que se reúnen y basan sus apostolados en los mensajes. Hay variedad de revistas que llevan a cabo sus apostolados con palabras y fotos. La Virgen nos llama a todos con alegría especialmente aquellos que han hecho la promesa y la han repetido en la Asamblea: Vivir los mensajes de la Reina de la Paz y dar fe de ellos con nuestras vidas.

Desde el corazón gozoso de Nuestra Madre ha salido el llamado: “¡Síganme!”Pero, ¿Cómo?

¿Qué significa seguirla? ¡¿Qué más que imitarla, y perseverar en el camino con la Madre?!

Recuerdo a los videntes cuando eran niños. Recuerdo cuando temblaban como ovejas ante la policía, los numerosos espías, las hostilidades directas. Ellos han crecido, pero las persecuciones persisten. Satanás está constantemente tratando de conseguir la atención de sus seguidores, especialmente antes de los días grandes de gracias -para destruirlos, para mancharlos con sandeces y calumnias.

La Virgen simplemente cubre con su manto de amor maternal a todos sus admiradores y seguidores sinceros, para protegerlos. Esto también sucedió así este año.

Nuestra Asamblea fue una reunión ante la cual las fuerzas del maligno han temblado. Fue con gran poder y gracia que nos presentaron la Novena de las apariciones y esto nos llenó de más empeño y apostolado.

Pero, ¿Cómo es posible seguir a Nuestra Madre si no recordamos lo que sucedió en Belén? Todas las puertas [de los hospedajes y de las casas] de las familias estaban cerradas. No había ni un lugar [donde quedarse]. Ella se pudo haber quedado toda la noche bajo un árbol al borde del camino, pero ¿qué hubiera hecho con el Hijo que iba a nacer?! Ella no estaba desilusionada ni desanimada. San José consiguió lo que ellos necesitaban, [un lugar donde pasar la noche], un establo. Poco después de haber dejado el establo, comenzó Herodes a buscarlos para matar al Niño. La huida era necesaria, a un mundo Árabe, a Egipto. ¡Qué mucha humillación, qué mucha tribulación, qué mucha negación!
El Gólgota y la cruz. Las palabras: “¡He ahí a tu hijo!” y también, “He ahí a tu Madre.” Desde ese momento el discípulo se la llevó a su hogar. ¿No serán las apariciones una repetición de esta manera de actuar del corazón humano? Negaciones, desprecios, aseveraciones de sacerdotes que han dicho lo contrario -sin ver los frutos que nosotros vemos- haciendo pronunciamientos y juicios negativos.

Cuando pensamos en el futuro [de las apariciones] de la Madre, Reina de la Paz, pienso y siento que Su vida fue muy difícil y despreciada por muchos. Así fue antes, y así también es hoy. Me pregunto con humildad en mi corazón: “ ¿Estaré listo para seguir a la Madre en Su camino?”Tal vez he entendido superficialmente su llamado: “Sígueme,” o, “Ven conmigo.” En la respuesta a este llamado se encuentra la gran sabiduría y grandeza de Medjugorje. No en la cantidad de peregrinos y autobuses, el número de hoteles y de visitantes, sino en la cantidad de personas que quieren seguir a nuestra Madre y Reina de la Paz. Para muchos, el principio de este camino no fue arduo y lleno de espinas, sino tal vez fue algo más notorio. Pero esto no es así hoy en día. Hoy estamos concientes de que este camino por el cual seguimos a La Virgen de Medjugorje significa recibir sobre nuestros hombros un gran número de burlas, castigos, mofas y negaciones. Esta es la razón para incluir en nuestras oraciones y sacrificios a todos los peregrinos con sus necesidades, sus promesas, y protegerlos con la esperanza y la oración ante Nuestro Señor y nuestra Madre.

Nuestro llamado no es solamente seguir a la Virgen, sino también escuchar Sus mensajes. Si, esto requiere mucho trabajo, no sólo escuchar los mensajes como si fueran algo informativo, sino llevarlos a los demás como un modelo de vida. Medjugorje nos pide sacrificios y negaciones de todas clases, inclusive dejar a un lado nuestros deseos, ambiciones, carreras y demás. Escuchar los mensajes implica que debemos ser un signo vivo de la Virgen. Al igual que un huerto, después de la siembra produce frutos, esto no es una teoría ni un sueño deseado, sino una realidad. Un huerto necesita obreros que se sacrifiquen en el mantenimiento, cultivo y cuidado de la siembra y de esta manera no se dañará.

Mis queridos hermanos y hermanas,
Bueno, hemos decidido seguir a la Virgen y escuchar, más bien, vivir los mensajes de la Reina de la Paz. Por esta razón es que siento más fuertemente la necesidad de recibir respuestas auténticas para vivir sin egoísmo y con dedicación los mensajes. Los frutos son maravillosos. En estos días han venido sacerdotes de Moscú y de Corea y preguntan llenos de entusiasmo: ¿Qué tenemos que hacer?!

Escuchar los mensajes con el corazón, significa para mí vivir y perseverar en este camino sin interpretaciones y deseos arbitrarios, sino con dedicación y humildad. Muchos escuchan o leen los mensajes pero no hacen nada en sus vidas, en su trabajo, en sus familias ni en la Iglesia. Aquí es que aplica la parábola del Fariseo, vienen a Medjugorje, simpatizan con ella y la aman, pero tenemos que entender que el ser humano es débil y que tenemos que rezar aún mas fervientemente, para que sucedan milagros y conversiones en nuestras vidas.

Oremos por los sacerdotes. ¿Cómo puede alguien que no escucha, que no vive los mensajes, ni nada, escuchar confesiones y dirigir a los peregrinos?
Es aquí que surgen los grandes problemas en el corazón y el alma de aquellos que han escuchado el llamado. Para que una persona caiga, sólo se necesita que un ateo escriba un artículo o diga palabras negativas. Pero nuestro llamado no es meramente que nos hagamos miembros de un grupo o comunidad, sino que empecemos a vivir los mensajes y a producir frutos. En este mundo sin paz en el cual no se acepta a Dios ni a Su gracia, Su Madre, Su Iglesia, ni los sacramentos, por ende, el hombre no encuentra la paz ni el amor. La paz y el amor no son cosas materiales que una compañía pueda importar ni exportar. Son un regalo de Dios. Solamente aquellos que cooperan con Él y Le sirven, pueden brindar Sus regalos de paz y amor. Sin estos dones, el mundo es un desierto, incluidos America, y Europa y Rusia, y cada familia y cada alma. Nosotros hemos recibido el llamado de brindar y repartir con alegría estos dones. Si nosotros no sentimos simpatía por aquellos que tienen problemas o crisis, y que por esto se han quedado sin paz y sin amor, entonces no hemos entendido el mensaje. Hermanos y hermanas, este mensaje está dirigido a nosotros. No a los periodistas ni a los medios, sino a nosotros los que vivimos el mensaje en nuestras vidas.

Querida Madre, gracias por tu bendición y tu amor. Los necesitamos grandemente. Los necesitamos para poder ver y reconocer a todos los que Dios nos ha puesto en el camino como regalos para nuestras vidas. Para que nadie se quede sin consolación y sin gracia. ¡Gracias por tu estímulo! Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

  1. Por todos los sacerdotes que van a ser ungidos y consagrados con el más grande de los dones, el sacramento del sacerdocio, para que puedan perseverar en el camino de la santidad y en la devoción al apostolado. Para que puedan abrirse a la Madre, o sea, que sean sacerdotes Marianos.
  2. Por todos los niños y niñas que son llamados, o sienten el llamado del sacerdocio o la vida religiosa, para que puedan aceptar con entusiasmo y responder al llamado con sus vidas.
  3. Por todos los sacerdotes que en estos días han venido a Medjugorje, a la escuela de la Virgen, para que el Espíritu Santo los ilumine y los llene de entusiasmo por el llamado y el camino de santidad. Por todos los peregrinos que en este aniversario, y por nuestra familia de oración para que perseveren en vivir y testimoniar los mensajes.

Querida Madre nuestra, gracias por habernos hablado claramente una vez mas con tu mensaje de este mes. Te hemos escuchado con el corazón y te pedimos que podamos vivirlo. ¡Danos tu bendición!

Los saludo y oro por ustedes,

En Široki Brijeg, el 27 de junio de 2008,
Fr. Jozo Zovko, o.f.m.

Meditación de Pascua del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Mayo de 2008

“¡Queridos hijos! En este tiempo de gracia, en que Dios me ha permitido estar con ustedes, nuevamente los invito, hijitos, a la conversión. Trabajen de una manera especial por la salvación del mundo mientras estoy con ustedes. Dios es misericordioso y concede gracias especiales, y por eso, pídanlas por medio de la oración. Yo estoy con ustedes y no los dejo solos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de mayo de 2008

¡Queridos míos! Una vez más, desde lo más profundo del tierno cuidado y puro amor maternal nos llega este mensaje.
Pero no, no puedo llamarlo mensaje; es mucho más que eso, es algo muy diferente. No es un mensaje que la Reina de la Paz me está dando, no, Ella me está dando un corazón, por medio del cual abre mis ojos para que yo vea que Su presencia entre nosotros es un regalo de Dios a todos Sus hijos. Ella se hace presente a nosotros con un permiso, o sea, con el poder y la fortaleza del Espíritu Santo, proclamando su Fiat hoy en el [Monte] Podbordo como una vez lo hizo en Nazaret. No es un mensaje, sino las más gratas noticias. Es el Evangelio- es el principio de un mundo mejor. Podemos sentir y escuchar las instrucciones del Arcángel Gabriel en Nazaret: “No tengas miedo, María, que gozas del favor de Dios. Mira, concebirás y darás a luz un hijo …” El mismo Dios que envió a Gabriel es el que está enviando a María, Virgen y Madre, y Ella nos llama a la conversión. Esto es lo que Gabriel dijo: todo es posible para Dios, o sea, nada es imposible para Dios.
Sí, puedo convertirme por el poder del Espíritu Santo, por la misericordia de Dios y por el amor que abre los ojos de los ciegos, cura los enfermos y resucita a los muertos. Mi Dios me puede convertir por completo, si yo lo dejo, puede cambiar mi corazón de piedra. El puede abrir mis ojos ciegos para que pueda verlo a Él en cada hombre, especialmente en los pobres y los que sufren. Para verlo y reconocerlo a Él en todas sus criaturas, en todos los dones y gracias que nos da. Sí, sólo Él puede hacerme escuchar su Palabra y seguirlo. Él puede convertirme y quitarme los vestidos de arrogancia y desobediencia a Dios y a Su voluntad; y puede vestirme con los vestidos de humildad y santidad. Sí, Él puede hacer que mis palabras y mis obras lleven al camino de la paz y la santidad para todos.
Estas palabras cariñosas de la Madre afirmando que está con nosotros, con Sus hijos queridos, son la fuente de nuestra alegría y de nuestra paz. Por esto debemos escuchar este llamado de nuestra Madre y Reina, no como un mensaje, sino como una verdad para cambiar al mundo. “Los llamo de nuevo, hijitos, a la conversión.” ¿Habrá otro camino que Dios pueda ofrecerle a su hijo pródigo? ¿Habrá otro puente hacia Dios que no sea por medio de la conversión? ¡¿Sería prudente, después de todo, quedarse indiferente luego de haber escuchado este llamado hacia el único camino, la única alternativa, la única respuesta a todas nuestras preguntas y problemas?!
Por veintisiete años los videntes, peregrinos, parroquianos y todos los que aman y aceptan a Medjugorje se han dado a la tarea de trabajar para cambiar al mundo, viviendo literalmente Sus mensajes. Mientras Ella está todavía con nosotros, debemos, con mayor entusiasmo y amor, tratar de cambiar al mundo, de convertir a todo el mundo.
La Salvación es un regalo de Dios, pero solo es posible gracias a aquellos que obedecen a Dios y a Su voluntad. El mundo de hoy parece una cuadro donde no existe Dios. El hombre, como consumidor, se preocupa por los bienes y los productos, por las cosas materiales, y sólo piensa en cómo puede obtenerlos. El cuadro del mundo se ha quebrado. La familia está rota y el hombre está perdido. La gente ha escogido un mundo de placeres, de egoísmo, de la carne; en fin, un mundo sin Dios.
¡¿De dónde puede venir la luz a este abismo de oscuridad?! ¿Cómo puede escuchar la palabra el hombre que ya no quiere escuchar?
El mundo terrible de la tecnología esclaviza a las personas, los despoja de su privacidad, los desfigura, les roba el tiempo que deben tener para sí y para su familia. ¿Quién quiere vivir en un mundo de terror, desorden, egoísmo y alejamiento? ¿Cuál es la salida?
De rodillas, en oración. Nuestra ayuda viene de Nuestro Señor. Él necesita que nosotros le digamos que SI.
Dios es misericordioso y su misericordia es ilimitada, no la puede aminorar nuestro pecado. Él ha venido a mostrar el camino a todos nosotros, aún a los que están alejados. Dios es amor que quiere curar nuestros corazones de la ceguera de nuestro exagerado amor propio. Él es la Paz que se nos ofrece para liberarnos de todas nuestras ansiedades y miedos. Debemos escuchar nuevamente Su Palabra resonando en todos los corazones como la verdad de todos los tiempos. No temas, porque yo te he rescatado: te he llamado por tu nombre, te amo, tú me perteneces. Tengo escrito tu nombre en la palma de mi mano. Siempre estás presente para mí. Eres valioso para mí y te amo. Puede suceder que una mamá se olvide de su niño, de su pequeñuelo, pero nunca sucederá que me olvide de ti, que no me acuerde de ti. Y cuando pases por el río, las aguas no se desbordarán; si caminas sobre el fuego no te quemará. Porque yo estaré contigo. Te amo…(Cf. Is 43)
Esta Palabra divina es la verdad. Es el Amor. Debemos responderle a este amor crucificado y entregado por completo. ¡¿Podremos realmente quedarnos de brazos cruzados ante este mundo que se desploma en la oscuridad del pecado y la violencia, la falta de Dios y la falsedad?! Existe un remedio para estas enfermedades, una respuesta para todas estas preguntas, una gracia para todas estas necesidades, existe un pañuelo para todas esas lágrimas. Hay una llave para esta puerta cerrada donde se encuentra la paz y la felicidad, el amor y las bendiciones; es la oración. Esto es lo que podemos hacer para pedirle a Dios misericordioso por medio de la oración, todas las gracias necesarias. Porque en este mundo sólo puede orar aquel que siente con la Iglesia, con el Dios que murió para que nadie perezca, con Nuestra Señora que dice que Ella nunca nos dejará solos.
Esto es lo que mas nos mueve en nuestro llamado a la conversión y a cambiar el mundo. Yo me siento responsable por este mundo. Debo hacer lo que Ella me dice. En Caná de Galilea María le dijo a los sirvientes que llenaran los jarros de agua y que hicieran lo que Jesús les dijera. Yo tengo que avivar mi valentía y tomar esta decisión hoy mismo: escuchar literalmente a la Madre y hacer lo que sea que Ella nos pide. Sólo siervos obedientes y humildes podrán obtener las gracias necesarias para el mundo. Esta clara y bella lección y petición de Nuestra Señora es la enseñanza del Nazareno en la cual debemos crecer.
Sean valientes y háganlo todo. Comiencen a rezar y ayunar con nuevos brios para que el plan de Dios y de Nuestra Señora- la salvación del mundo- se pueda realizar.

Este mes oraremos por las siguientes intenciones:

  1. Por los frutos que saldrán de nuestra asamblea y reunión en Široki Brijeg y Međugorje. Por el avivamiento de todos los miembros que se han unido a la Asociación por costumbre y han dejado de vivir los mensajes. Por todas las comunidades que no tienen un líder espiritual, para que Dios les consiga uno.
  2. Por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Que nuestra Iglesia tenga sacerdotes santos y monjes y monjas santos. Sí, ellos son los pulmones de la Iglesia. Ellos son los pastores llamados a la vigilancia. Son los maestros llamados a la santidad. Este es nuestro llamado, a orar y a apoyarlos en todo.
  3. Por todos los peregrinos que se están preparando para el aniversario #27 de las apariciones de Međugorje, para puedan conocer y encontrar a la Madre, Reina de la Paz. Oremos para que los peregrinos y la oración de la Iglesia estén acompañados por signos que nos muestren la obra de Dios y Su plan. En primer lugar, la conversión, que es la reconciliación con Dios y el regreso a la oración y a los sacramentos de la Iglesia.

Mis queridos hermanos y hermanas, abran sus corazones a la Madre y adhiéranse a sus mensajes.
De rodillas comiencen a rezar el Rosario con el corazón por todo el mundo y por la conversión de todos. ¡No tengan miedo! Nuestra Señora los ha escogido a ustedes y está esperando por ustedes y por su respuesta. Estoy orando para que esto suceda y les envío mis saludos fraternales,

Quedo de ustedes fielmente,

En Široki Brijeg, el 30 de mayo de 2008,
Fr. Jozo Zovko, o.f.m.

Meditación de Pascua del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Abril de 2008

Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de abril de 2008

“¡Queridos hijos! También hoy los invito a todos a crecer en el amor de Dios, como una flor que siente los rayos cálidos de la primavera. Así también ustedes, hijitos, crezcan en el amor de Dios y llévenlo a todos aquellos que están lejos de Dios. Busquen la voluntad de Dios y hagan el bien a aquellos que Dios les ha puesto en su camino; y sean luz y alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

Queridos hermanos y hermanas,

Muy respetados miembros de nuestra familia de oración “La Visitación”, La primavera está en su apogeo. Hasta los últimos capullos de los firmes robles y el suave lino, están empezando a brotar. Todo ha florecido y todo canta en armonía la canción de la primavera. Todo habla de una nueva vida y un renacer. Estas flores nuevas, hojas y capullos nuevos, muestran el amor y la vida. El escurridizo sol de primavera, por un momento se esconde detrás de las nubes y permite que la lluvia le lave la cara a la tierra que florece. Y nuevamente se muestra incansable con todo su resplandor y su amor. Los cálidos y fervientes rayos besan las nuevas flores que brotan de la tierra. El esplendor de los colores y la suavidad de los pétalos hablan de la grandeza de su gran Creador, quien esta primavera ha dicho nuevamente: “Háganse las flores” y estas nacieron. Las primeras violetas el Domingo de Ramos, los lirios, pensamientos, tulipanes y finalmente las rosas de muchos colores me llaman diciendo: “Tú también, ábrete a la gracia de Dios. Despierta de tu sueño de muerte. Crece donde estás plantado. Dios es tu sol. Su gracia, Su Pascua de alegría y de paz son los rayos de Su calor y de su paz, que te llaman a crecer en Su amor.

Si aún la mas pequeña flor muestra la belleza de Dios y responde cuando crece y se despierta al sentir los rayos del sol, cuanto mas seré yo responsable de responder al amor de Dios, a Su gracia y a Su bondad de acuerdo con mi conciencia, a responder al amor mas grande con mi amor. Cuando medito en las vidas de los Santos, me alumbran y me emocionan. La mas pequeña flor, una hoja de hierba, una hormiga, el universo, la sonrisa de un niño inocente, el sonido del viento en las ramas de los árboles, el canto de un ruiseñor, los rayos del sol en la mañana sobre una gota de rocío, el arco iris y sus maravillosos colores inspiraron a San Francisco de Asís a cantar y dar gloria a Dios. Siempre él unía sus cantos de alabanza a Dios en la naturaleza, en todo lo que sus ojos, su corazón y su alma observaba y reconocía. En todo él veía la grandeza del Creador y veía escrito su Santísimo Nombre. San Francisco le pedía a la creación que nunca cesara de dar gloria al Creador y nunca dejar de cantar alabanzas a Él.

Muchas parábolas de Jesús se refieren a las flores, la hierba, los pájaros, la lluvia y el viento, cuando hablaba de misterios importantes, los cuales todavía no podemos entender. Los santos son diferentes a nosotros. Nosotros miramos con nuestros ojos, pero ellos miran con sus corazones. Mientras nosotros sentimos con nuestros sentidos, ellos experimentan con sus almas. En verdad todo lo que ha sido creado es un misterio. Yo no puedo crear ni siquiera la más mínima flor. El hombre puede hacer flores de imitación, con diferentes materiales: seda, plástico o papel. El las puede pintar de diferentes colores y hacer que parezca una flor real. Mas sin embargo, hasta ahí llega su creación. El hombre no puede infundir la vida a lo que crea con sus manos. Su flor seguirá sin vida y no se puedo admirar lo que está muerto, sólo lo que está vivo.

El dilema continúa sin resolverse: ¿Cómo podemos llevar el amor de Dios a aquéllos que están alejados de Dios? El amor no se puede llevar por medio de la propaganda, por medios físicos ni por carreteras. El amor es el nombre y la naturaleza de Dios. Hay que tener un corazón que acepte en su interior al Amor Divino. Debo permitir que el amor crezca en mi interior aceptando abiertamente que la gracia de Dios actúe en mí. Debo renunciar a mí mismo para que ya no sea la persona de antes, sino que Jesús viva y ame por mí. Esa es la plenitud de la sabiduría y el contenido de la conversión. Sólo los Santos pueden ser portadores alegres del auténtico de amor de Dios a los demás, cosa que no pueden lograr aquéllos que son manipuladores, impostores o hipócritas. Debemos ser imagen de Dios. Vemos tantos a nuestro alrededor que están lejos y parecen extraños. Esto es una señal de que nunca han tratado de vivir como verdaderos Samaritanos misericordiosos. Un Samaritano misericordioso es aquél que tiene tiempo para los necesitados y los heridos. El ofrece primeros auxilios y da todo lo que tiene y lo que puede dar. El no se siente endeudado sino libre. Para él/ella, todo está reconciliado, todas las deudas pagadas. Si, eso es el amor en función. Esto es lo que significa hacer el bien a todos los que El Señor pone en nuestro camino.

Nadie nos va a pedir nunca lo que ven que no podemos dar. Por esta razón, nosotros, la Iglesia de hoy, vivimos en una crisis continua. No tenemos nada que dar a la sociedad de hoy. Muchos se parecen a los paganos de nuestros tiempos. Matan la vida por nacer sin ningún cargo de conciencia; rompen y destruyen la santidad del matrimonio Cristiano con el divorcio, a veces hasta más frecuentemente que los mismos paganos y no creyentes. Hoy en día, las familias que no van a Misa los domingos, que no oran juntos y que no dan a sus hijos una educación Cristiana, se han convertido, en realidad, en ateos. Que triste suena eso de ser un Católico ateo.

¡Qué maravilloso es ver a los peregrinos en Medjugorje! Ellos regresan a la oración y continúan la oración en familia. Qué muchos de ellos regresan a los Sacramentos y a la vida de la santidad. ¡Cuántos de ellos no pueden imaginar su día o la educación de sus hijos sin la Biblia! Cuántos Anglicanos testimonian poderosamente que se han convertido a la religión Católica porque, en Medjugorje, han encontrado la Iglesia que perdona los pecados y que cree en la verdadera presencia de Jesucristo en la Eucaristía. ¡Cuántos de ellos dicen que han encontrado la Iglesia, la cual, unidos a su Madre, ora y da testimonio de un nuevo Pentecostés!

Es triste ver a aquéllos que no tienen humildad, valentía o amor para observar los frutos.
Debemos mirar los frutos pues nuestro Salvador nos dice que si los frutos son buenos, el árbol es bueno. Si el fruto es malo, el árbol también es malo. Nuestra Señora nos anima y nos llama a buscar la voluntad de Dios al comenzar nuestro apostolado de vivir los Evangelios, viviendo sus mensajes y viviendo la santidad. Si nuestra vida produce muchos frutos, entonces aquéllos que Dios quiere enviar a nuestra vida, se cruzarán en nuestro camino. Tenemos la obligación de ser testigos de amor para ellos. Le debemos la plenitud del amor hasta la muerte, hasta el mas grande sacrificio. Tenemos la obligación de ser luz para aquellos que nos necesitan y nos buscan. Estamos obligados a ser alegría. La oscuridad y la noche siempre engendran el miedo y los prejuicios.

Nuestro Señor es luz y nos dice que nosotros también tenemos la obligación de ser luz para el mundo. El mundo busca la verdad, busca el amor. Esto significa que ellos buscan los valores que se encuentran a la luz de la fe, que brilla a través de nuestro ejemplo de santidad y bondad. Es por esto que los santos son alegres – porque siempre pueden dar algo y hacer algo por los demás. Los santos son los más grandes benefactores de la humanidad y los mejores y más exitosos constructores de un mundo nuevo y mejor.

Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

1. Por nuestra comunidad de oración, que celebra su 15mo. Aniversario de hermandad y oración con la Madre y la Iglesia alrededor del mundo. Que nuestra Reunión Anual a fines de mayo sea nuestro Pentecostés y nuestro Monte Tabor, desde el cual llevaremos nuevas experiencias y nueva fortaleza para ser testigos de estos mensajes y del amor de Dios en el Espíritu Santo.

2. Por todos los jóvenes del mundo miembros de la Iglesia que sienten el llamado de Dios, para que respondan a ese llamado a la vida religiosa o la vida sacerdotal. Por todos los que han respondido a ese llamado, para que puedan perseverar en él. Por todos los sacerdotes, en especial por los directores espirituales de nuestros grupos de oración, para que el Espíritu Santo los inspire en la dirección de sus grupos con gran dedicación y entrega.

3. Por todos los peregrinos que se han sentido inspirados a venir a Medjugorje donde la Madre, para que puedan encontrar a la Reina de la Paz y seguir sus mensajes. Que cada peregrino sea misionero en su familia y en su parroquia, sirviendo a todos con humildad y obediencia.

Queridos hermanos y hermanas,

Hemos recibido un cálido mensaje más de nuestra Madre, el cual lo pueden entender todos aquéllos que han entregado su corazón con devoción a la Reina de la Paz. Creo que esto se refiere a usted, y que Nuestra Señora nos habla a usted y a mi. No tengamos miedo de responder con valentía al llamado a pesar de todos los estorbos y sufrimientos. Yo estoy en oración de rodillas por todos y cada uno de ustedes.
Con sinceros saludos de hermandad espero poder verlos en nuestra Reunión Anual.

Quedo de ustedes sinceramente,

Fr. Jozo Zovko, o.f.m.
Siroki Brijeg
30 de abril de 2008
fuente: Florida Center for Peace

Meditación de Pascua del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Marzo de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de marzo de 2008

“Queridos hijos: Los invito a trabajar en la conversión personal. Aún en su corazón, están lejos del encuentro con Dios. Por eso, transcurran el mayor tiempo posible en oración y en Adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar, para que El los cambie y ponga en su corazón, una fe viva y el deseo de la vida eterna. Todo es pasajero, hijitos, sólo Dios es eterno. Yo estoy con ustedes y los aliento con amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada”

Queridos hermanos y hermanas,

No sé qué esperaban ustedes de la Reina de la Paz en este tiempo de Pascua de Resurrección. Hoy, en el día de la Anunciación, la Reina de la Paz nos mira y reconoce lo que está en el interior de nuestros corazones, llamándonos a la conversión personal. ¿Cómo estamos trabajando en nuestra conversión personal?

Ya ha pasado la Cuaresma y su llamado a la oración y la abstinencia. Sin embargo, nos debemos preguntar cuán sinceros hemos sido a este llamado de abstinencia. ¿A qué hemos renunciado? Todas las familias que yo visité tenían el televisor prendido, con diversas escenas, sin darse cuenta de lo inapropiado que esto era para la Cuaresma. Frente a la Iglesia pasaban niños con las manos llenas de emparedados, meriendas y jugos. En mi corazón surgía una pregunta: “¿Dónde está la abstinencia? Donde se aplica el mensaje de Nuestra Señora en nuestra vida diaria?”

La superficialidad y la falta de preparación para el Sacramento de la Santa Confesión y la Eucaristía demuestran nuestra ausencia y distancia del camino de la conversión. Todas estas acciones, al igual que los cortos momentos de oración después de la Confesión y la Comunión, demuestran nuestra falta de consideración y una gran incapacidad en los momentos más íntimos con Dios y con Su gracia. ¿Qué es la Pascua de Resurrección para nosotros? ¿Qué significa para nosotros la resurrección y la nueva vida? ¿Somos fieles a la Reina de la Paz, o ha menguado nuestro interés en nuestra misión? ¿Acaso nos avergonzamos de llevar a cabo nuestro Apostolado y de alertar a otros de la llamada que nos hace Nuestra Señora a la oración y la abstinencia? Es evidente que hemos hecho muy poco. En Su mensaje, la Madre nuevamente nos despierta, diciéndonos que estamos todavía lejos de encontrarnos con Dios en nuestros corazones.

Queridos hermanos y hermanas, nos percatamos de que Sus mensajes no son proclamados por un hábito ni accidentalmente. Por el contrario, Nuestra Señora, como una Madre, mira nuestras vidas y la vida de nuestras familias. En este mensaje, nosotros mismos descubrimos cuán lejos estamos de la santidad y de la espiritualidad que Nuestra Señora ha cultivado en nuestros corazones por casi 27 años. Es cierto que hemos visto la fiesta de la Pascua como un evento en el calendario, al igual que los Sacramentos que celebramos para esta gran fiesta de fe y de paz. Pero dónde está el encuentro con el Jesús resucitado en nuestros corazones? ¿Por qué el Jueves Santo no atrajo a la mayoría de nosotros a la Adoración del Santísimo Sacramento? ¿Por qué nuestros grupos de oración no están creciendo? Y por qué algunos hasta se están reduciendo?

Nuestra Madre nos da la respuesta a todas estas preguntas en este mensaje, donde nos dice que todavía estamos muy lejos de encontrarnos con Dios en nuestro corazón. Esta es la realidad y no debemos evadirla. No debemos ignorarla y continuar como si nada. Para poder encontrar a Dios en nuestros corazones debemos encontrar el tiempo y arrodillarnos ante El. Debemos perseverar y venir regularmente los jueves a nuestro programa de oración y Adoración. Qué pocos son los que han entendido la gracia y la grandeza de la Adoración y de reunirnos en oración ante el Santísimo Sacramento. Por esto debemos preguntarnos desde lo mas profundo de nuestro corazón: “¿He entusiasmado a otros a orar y a Adorar cada vez que vengo? ¿Cuántas veces he venido a orar sin sentir la necesidad del Apostolado de atraer a un hermano o hermana? No hay otro camino. Nuestra Señora nos habla de esto en el día de hoy. Ella nos llama a pasar mucho más tiempo en oración y Adoración del Santísimo Sacramento del Altar—para que El nos cambie, y para que ponga en nuestros corazones una fe viva.

Jesús es nuestro camino. Pasar mucho mas tiempo con El, y ante El en oración, es una gracia que produce a una fe viva en nuestro corazón. Esta fe, a su vez, nos inspira al amor y nos mueve a cumplir con el Apostolado. Debemos ser honestos con nosotros mismos y darnos cuenta del poco tiempo, de las 24 horas del día nos dedicamos a rezar. ¿Cuánto tiempo rezo por mi familia? Si Nuestro Señor nos ha dado 24 horas en cada día, ¿Cómo puedo decir, entonces que no tengo tiempo para la oración? ¿Cómo nuestros hijos pueden encontrar tiempo para ver un programa de televisión que les gusta? ¿Por qué no hemos podido inspirar a nuestra familia a orar más tiempo todos los días? ¿Podemos dormir en paz cuando Nuestra Señora nos llama a rezar el Rosario todos los días—a rezarlo juntos y rezarlo con el corazón? Si yo siento que estoy perdiendo el entusiasmo y el amor por la oración y por el encuentro con Dios, me debo preguntar qué me está pasando. No debo convertir la oración en una rutina o en algo que requiere esfuerzo. Por el contrario, debo tratar de hacer lo que Nuestra Señora dice, que para mí, la oración debe ser “como respirar” – completamente normal y necesario.

Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, cambia a aquél que Lo honra, que Le ora, que Le adora. Ese cambio se manifiesta entonces en un crecimiento en la fe y el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Queridos hermanos y hermanas, este mensaje tiene el propósito de renovar nuestro entusiasmo por la oración y aumentar la cantidad de miembros de nuestra comunidad de oración. Por esta razón, me llené de alegría cuando vi que muchos de ustedes se quedaron en adoración y oración el Jueves Santo. Sentí que nuestra comunidad de oración se unía en un solo corazón y una sola alma ante Dios. Desde el fondo de mi alma le pedía al Señor que nuestros grupos de oración se renueven en una nueva vida y que crezcan grandemente, para que puedan verdaderamente experimentar el renacer de la primavera.

Queridos hermanos y hermanas, nunca digan que la oración es muy larga, o que nos hemos quedado en oración por mucho tiempo. Siempre recuerden las palabras maternales de Nuestra Señora que son una señal de alerta: “Dediquen mucho más tiempo a la oración.” Nunca le den las migajas o las sobras de su día a Dios. Al contrario, ofrézcanle el regalo del mejor tiempo que tengan disponible, y en abundancia. Que su tiempo de oración no sea corto, sino que penetre durante todo el día en su vida y en su trabajo. La oración une a sus familias y las mantiene en paz. Remueve toda maldad y tentación. La oración es una reunión con Dios en nuestro corazón.

Al reflexionar sobre este mensaje, creo que la Reina de la Paz insiste en nuestro Apostolado: la oración en familia, la oración en comunidad y la Adoración del Santísimo Sacramento. Este mensaje nos recuerda nuevamente que no debemos regir o poner otras cosas antes que la oración y la Adoración. Si nuestra Madre nos esta llamando con tanta persistencia y tanto amor, ¿cómo debe ser nuestra respuesta de amor al reconocer nuestro llamado y nuestro camino? Este llamado y camino son correctos. Tenemos que perseverar en este camino de los mensajes.

Queridos hermanos y hermanas, hoy la Reina de la Paz nos dice que está con nosotros y nos alienta con amor. Si, esta es también mi oración y mi deseo. Estoy unido a ustedes al orar por ustedes y los animo a aceptar el mensaje de oración y Adoración del Santísimo Sacramento con un gran amor.

Con sinceros saludos de hermandad para ustedes y sus seres queridos, quedo de ustedes sinceramente,

Fr. Jozo Zovko o.f.m.
27.03.08 Srioki Brijeg

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Febrero de 2008

Mensaje de Maria Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de febrero de 2008

Queridos hijos! En este tiempo de gracia, los invito nuevamente a la oración y a la renuncia. Que su día esté hilvanado de pequeñas y fervientes oraciones por todos aquellos que no han conocido el amor de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!

Mis queridos hermanos y hermanas,

Hace un mes, Nuestra Señora nos dijo que estábamos comenzando un tiempo de gracia, la Cuaresma. Ese mensaje nos pareció muy cercano a nosotros y muy maternal. La Reina de la Paz nos comparó a la tierra labrada y alimentada en la primavera, lista para recibir la semilla que en el tiempo de cosecha, brindaría frutos abundantes. Ella nos invita a ayunar y a orar en la Cuaresma porque debemos decidirnos por lo que es bueno y noble, la santidad. Reconocemos con nuestro corazón, que la Reina de la Paz se mantiene en el mismo camino durante este tiempo santo. De nuevo le llama a este tiempo por su verdadero nombre: el “tiempo de gracia.” Es por esto que debemos ocuparlo con oraciones y renuncias.

En estos días recuerdo mi infancia y la Cuaresma de mi juventud. Nuestra gente de Herzegovina cambiaban grandemente su estilo de vida durante este tiempo. Escuchar la radio o cualquier otro tipo de música se consideraba inapropiado. La única canción que se escuchaba en nuestros hogares, en los campos, en las carreteras, en los pueblitos y en cualquier lugar de reunión, era “Nuestra Señora de los Dolores.” Las oraciones diarias eran mas largas y mas devotas, porque los versos de la canción nos recordaban la pasión y muerte de Nuestro Señor y Salvador según el Evangelio de San Juan. Brotaban lágrimas de nuestros ojos. La Cuaresma era también un tiempo de nuestro sufrimiento. Sentíamos nuevamente una gran compasión por la Madre y por Jesús, quien fue traicionado, insultado, flagelado y crucificado. Existía un ambiente de grandes sufrimientos, por lo cual nuestras oraciones penetraban aún más nuestros corazones y bendecían nuestro trabajo, inspirándonos a hacer mayores ayunos y sacrificios. La Cuaresma era además ocasión para leer las Sagradas Escrituras. Recuerdo como lloraba cuando leía la Biblia en voz alta a los demás, alumbrado por una pequeña lámpara de aceite. Todos me decían, “Tu puedes ver y leer mejor que nadie. Léenos en voz alta la Palabra.” Yo me sentía muy feliz en este ambiente de Cuaresma.

Todos los viernes y domingos hacíamos las oraciones del Vía Crucis. Las tristes melodías “Santa Madre escucha mi oración, renueva en mi corazón cada herida de mi Salvador crucificado”, llenaban de dolor hasta el corazón mas empedernido, y tranquilizaban a los revoltosos. Un gran esplendor espiritual y un sincero arrepentimiento constituían nuestra Cuaresma. Todas nuestras penitencias de Cuaresma llegaban a la cúspide el Viernes Santo durante la veneración y el beso a la Santa Cruz y a las llagas de Jesús.

Hoy día, entre nosotros, hay personas que no han conocido el amor de Dios. Vienen de familias donde hace mucho tiempo que no se reza. Familias donde se escuchan palabras groseras y discusiones. El alcohol y los domingos sin ir a Misa juntos los ha empobrecido y tratan de sustituir estas deficiencias con un diploma o una carrera política. Nuestro Señor nos dice que estas familias se han construido sobre la arena. Están destinadas a caer. Procrean víctimas del dolor y carentes de frutos. Le damos las gracias a Nuestra Señora porque nunca los acusa a ellos, ni a sus padres—ni tampoco nos acusa a nosotros por nuestras fallas. Por el contrario, nos invita a orar y a renunciar. ¿A qué tenemos que renunciar?

Antes que nada, yo necesito renunciar a mis críticas y acusaciones hacia estos individuos y sus familias. Necesito renunciar a mi complacencia y la convicción de que he hecho todo lo que podía hacer. Necesito renunciar a mi amor propio y a mi egoísmo que me ciegan como al sacerdote y al Levita del Evangelio, para no poder ver al pobre herido en el camino. Ellos lo vieron, pero con astucia lo ignoraron y lo dejaron atrás sin sentir ninguna culpa.

Debo renunciar a pensar que estoy rezando lo suficiente, y que lo que le doy a Dios es bastante. Debo pensar en como le estoy ofreciendo mis cosas a Dios. Nuestra Señora nos pide que hagamos oraciones cortas, y nos alienta a hacerlas fervientemente. Esto significa que lo hagamos con todo el corazón y con toda el alma. Necesito aprender “cómo” dar, no “cuánto” dar. También necesito renunciar a pedir por mi propia familia y mis seres queridos, porque mis vecinos y otras personas desconocidas son los que no han conocido el amor de Dios.

Esta Cuaresma quiero renunciar al ayuno falso. Muchos han renunciado a sus vicios, tales como el cigarrillo, el alcohol, las discotecas o los juegos de azar. Se preocupan de no decir palabras groseras y han renunciado a comer carne o algunos placeres; pero se pasan contando los días para que se terminen estas promesas y estos sacrificios interminables. Después de la Cuaresma regresan a sus vicios, malos hábitos, compañías y pecados. Debemos renunciar a esta clase de ayuno. Debemos eliminar estos sacrificios que no nos inspiran o que no nos preparan para el amor y el sacrificio duradero. El sacrificio no debe ser un tormento para uno, sino un acto de liberación de sí mismo y de su familia. El ayuno es positivo porque nos libera para hacer el bien.

Quiero renunciar al miedo de que estoy perdiendo el tiempo cuando se lo doy a mi Señor, a mi grupo de oración y a la Iglesia los jueves. Debo renunciar a mi pensamiento de que no se logra nada con la oración. Quiero renunciar a mis malos hábitos, profanidades, lenguaje grosero y la difamación. Debo renunciar a mi actitud superficial hacia los mensajes de Medjugorje. Quiero renunciar al impulso de ver los mensajes como si fueran sólo información, y al movimiento de Medjugorje como si fuera meramente un sensacionalismo.

Quiero vivir en servicio a Medjugorje, a la Reina de la Paz, y a Sus proyectos, viviendo los mensajes y cumpliendo con el Apostolado que incluye a cada uno de nosotros y nuestro testimonio con una vida llena de frutos.

Por esta razón, en lo que queda del tiempo de Cuaresma, voy a aprender oraciones pequeñas y fervientes, con las cuales pueda orar en mi trabajo, mientras conduzco mi automóvil, en mi enfermedad y en mis sufrimientos. Recitaré oraciones cortas y fervientes a Nuestra Señora, a Jesús, y a Su Divina Misericordia.

Recordemos a San Francisco de Asís, quien se paró en el medio de su ciudad a rezar. Recordemos a los Santos, quienes hicieron oraciones y jaculatorias por las cuales estaban siempre en presencia de Dios. Cuando llevo con mi corazón la luz a quienes me encuentro diariamente y que viven la fe de una manera distinta, esto provoca a la conversión y reciben la luz de la gracia. Si, verdaderamente quiero ser “la luz del mundo y la sal de la tierra.” Quiero ser verdaderamente la levadura que tiene el poder de elevar y cambiar la “masa” a mi alrededor.

Este mes vamos a orar por las siguientes intenciones:

Por todos los Cristianos, para que en esta Cuaresma puedan nacer de nuevo con la ayuda de los Sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía. Por todos los sacerdotes y confesores, para que puedan mostrar la imagen del Dios Padre bueno y misericordioso a los penitentes.
Por nuestra comunidad de oración, especialmente por aquellos grupos que han comenzado recientemente, para que tengan una guía santa y perseverante—un sacerdote que viva los mensajes de Nuestra Señora, y que la ame.
Por todos los enfermos y necesitados que se acercan a la Reina de la Paz y nos piden oraciones—para que se les escuche y encuentren consolación, salud y paz.

Mis queridos hermanos y hermanas, oro por cada uno de ustedes y de corazón me encomiendo a ustedes en sus oraciones. Los Seminaristas, nuestras reuniones con los peregrinos y nuestro testimonio son un Apostolado importante. La Reina de la Paz desea esto, y les agradezco con todo el corazón por sus oraciones para con nosotros y para que seamos perseverantes. Les envío mis saludos con un corazón de hermano y mis oraciones para que sean perseverantes en el llamado.

Mis más sinceros saludos,
Fr. Jozo Zovko o.f.m. 27.02.08 Srioki Brijeg

Meditación del Padre Jozo sobre el mensaje del 25 de Enero de 2008

Mensaje de María Reina de la Paz en Medjugorje del 25 de enero de 2008
“¡Queridos hijos! Con el tiempo cuaresmal, ustedes se acercan a un tiempo de gracia. Su corazón es como una tierra labrada y está pronto a recibir el fruto que germinará en bien. Ustedes, hijitos, son libres de elegir el bien o el mal. Por eso los invito: oren y ayunen. Siembren alegría, y en sus corazones el fruto de la alegría crecerá para vuestro bien, y otros lo verán y lo recibirán a través de su vida. Renuncien al pecado y elijan la vida eterna. Yo estoy con ustedes e intercedo por ustedes ante mi Hijo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
En la vida y el crecimiento espiritual de todo cristiano, de la Iglesia y de todo pueblo peregrino de Dios, es frecuente y común tener un período de gracia.  Un tiempo de gracia es un tiempo de especial cercanía de Dios hacia Su gente.  Un tiempo de gracia es un regalo a las personas débiles y sencillas, un don especial e inmerecido.  Este tiempo es para el hombre pecador – para aquel que con humildad en su corazón busca el perdón de sus pecados, el don de la fe, el don de la oración, el don de la reconciliación, de la santidad y de la humildad.  En este tiempo de Cuaresma, los que buscan esto lo encuentran.
Dios escoge ciertos lugares y tiempos de gracia, al igual que escoge ciertos individuos, oraciones y sacrificios.  Cuando el hombre reconoce esto y responde con un corazón contrito, cuando arregla su vida de acuerdo a esto y lo acepta, Dios responde a ese corazón abierto y arrepentido con una abundancia de dones y gracias.  Dios misericordioso acompaña estos tiempos, lugares e individuos y sus oraciones, con frutos y signos.
En la tradición de la Iglesia el tiempo de Cuaresma siempre ha sido un tiempo de gracia.  Este tiempo de gracia nos revela la imagen mas bella de Nuestro Señor Jesucristo en Su sufrimiento.  Frente a esta imagen es que los más grandes santos y místicos de la Iglesia han tenido su inspiración.  Algunos santos recibieron los estigmas y experimentaron un éxtasis especial cuando estaban frente a la Cruz en este tiempo de Cuaresma en actitud de oración, mientras meditaban en la pasión y muerte de Jesucristo.
Para todos los Cristianos, el tiempo de Cuaresma es un tiempo de regresar al Padre, como lo hizo el Hijo Prodigo en el Evangelio.  El profeta Ezequiel proclama que este es un tiempo de cambiar su corazón: “Les cambiaré sus corazones de piedra por un corazón nuevo, un corazón de carne.”  Dios dedica este tiempo al hombre como buen pastor buscando su oveja perdida, o como la mujer del Evangelio que perdió su dracma [moneda valiosa].  Nuestro Dios no se muestra indiferente cuando ve a su gente vagando por el desierto de la vida sin encontrar la salida.  Un tiempo de gracia es un tiempo que no se debe dejar pasar.  En el Apocalipsis, el Señor nos dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa…”  Es una gracia estar en casa, escuchar Su llamada, abrirle la puerta y quedarnos en unión con El.
En este tiempo de primavera, Nuestra Señora abre las puertas de nuestros corazones con la imagen mas sencilla de la naturaleza – la tierra arada y cultivada, lista para recibir la semilla.  Si está limpia de toda maleza, alimentada y bien sembrada, producirá frutos especiales.  El fruto germina de acuerdo a la semilla que hayamos sembrado.  Si sembramos trigo, cosecharemos trigo.  Aquello que sembremos, cosecharemos.  En este mensaje la Reina de la Paz nos habla del fruto de lo que es bueno.  ¿De qué semilla crece este fruto?
El hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, sabe diferenciar entre lo bueno y lo malo.  Dios nos da la gracia y nos inspira por medio de la educación que recibimos de nuestra familia cristiana y de la Iglesia para escoger lo que es bueno.  Nuestra libertad nos permite escoger.  Nuestra decisión revela si estamos libres o esclavizados.  Con frecuencia reconocemos la debilidad que hay a nuestro alrededor y dentro de nosotros.  A menudo tomamos decisiones erróneas.  Muchas veces escogemos un bien menor y hasta escogemos el mal.  Nuestra debilidad es evidencia de nuestra esclavitud a las cosas materiales, al placer y a las bajas inclinaciones.  Es por esto que Nuestra Madre nos llama a rezar y ayunar, para que podamos ser libres, y en nuestra libertad, escoger el mayor bien.
Sin duda, nuestra generación de hoy ha perdido el sentido de lo que es bueno, y sin esto se encuentra en un estado empobrecido de una difícil crisis moral y espiritual. La felicidad no se puede adquirir por medio de drogas, alcohol, placeres o de un carro nuevo. No hay sonrisas en el rostro del que no tiene un corazón alegre y contento.  Un corazón alegre habla con los ojos, con palabras y obras de bondad.  La alegría le pertenece a quien construye su casa sobre una base firme, sobre la roca.  Una casa construida sobre la arena se cae.  Es una ilusión y una frustración tratar de construir nuestro futuro sin Dios, sin tener una experiencia sincera de oración y sin recibir los Sacramentos.
Podemos fácilmente percatarnos y percibir cuando una persona está desilusionada, ya sea en la carretera, en un salón de clases, en el trabajo, en la caja registradora, o en la Iglesia. De igual manera, la persona que está decepcionada, se percata con más facilidad de aquellas personas que son felices y cuya alegría se nota en sus ojos y brota de su interior por medio de una sonrisa.  Se muestra lleno de bendiciones, las cuales se desbordan sobre su familia, su lugar de trabajo y sobre todos los que le rodean.  La bondad es una bendición que no depende de las modas ni del prestigio material.  Se encuentra en aquellos que conocen a Dios.  Ellos poseen una gran bondad y llevan la alegría en sus corazones y sus almas.  Es por esto que se convierten en ejemplos vivos y verdaderos Apóstoles de la Alegría.
El llamado a renunciar al pecado y escoger la vida – la vida eterna – es un llamado común en tiempos bíblicos difíciles.  Josué, antes de entrar en la Tierra Prometida, le exige una decisión al pueblo:  servir a Dios o a los ídolos.  Todos decidieron servir a Yavé y abandonar los ídolos y el pecado.  El profeta Elías le cuestiona a su pueblo que dejen de vivir una doble vida—por un lado sirviendo a Dios, y por otro lado sirviendo a los ídolos.  Moisés alienta a su pueblo a escoger la vida y no la muerte –a renunciar al pecado.  Igualmente lo han hecho Jesús, sus Apóstoles y la Iglesia hasta el día de hoy.
El pecado produce el fruto de la muerte.  Es un mal que se dispersa como si fuera una plaga, envolviéndonos. Aumenta nuestras debilidades y nos domina.  El entorno en el que vivimos propicia este ambiente de pecado.  Los medios también nos manipulan porque nosotros se lo permitimos.  Es por esto que el tiempo santo de la Cuaresma es un tiempo de gracia en el cual la luz y la fortaleza del amor de Cristo eleva nuestra voluntad y nuestra naturaleza pecadora, y nos mueve al arrepentimiento, al dolor de corazón por nuestros propios pecados, y los pecados de nuestra gente.  Por esto debemos ayunar y orar para obtener una verdadera purificación.
Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma nos indica el verdadero y único camino que ha sido confirmado por las enseñanzas de la Iglesia. Debemos aceptar este camino de ayuno y oración, el Camino de la Cruz de Jesús y del Sufrimiento de Nuestra Señora. Es el camino de la lectura diaria de las Sagradas Escrituras y de una renuncia de espíritu al mundo vacío del entretenimiento, a la televisión y otras cosas similares.
Este mes debemos orar por las siguientes intenciones:
1. Para que todas las familias acepten los mensajes de ayuno y oración con su corazón.  Para que la oración sea renovada en nuestras familias – especialmente la oración del Rosario y la lectura diaria de las Sagradas Escrituras.
2. Por la conversión de todos los que maldicen y blasfeman.  Para que aquellos que han ignorado o han sido negligentes con su vida de fe regresen a la Iglesia y a frecuentar los Sacramentos.
3. Por el Santo Padre, el Papa, cabeza de la Iglesia, por todos los obispos, sacerdotes y religiosos – para que en este tiempo de Cuaresma puedan renovar su compromiso con Dios y con la Iglesia y para que su llamada a la santidad pueda producir muchos frutos.

Queridos hermanos y hermanas, al escribir esto pienso en las multitudes que se acercan a Medugorje y a la Reina de la Paz en esta Cuaresma para encontrar la paz perdida y la bondad, para encontrar su alegría y la ayuda que necesitan.  Oremos por todos los peregrinos, por sus necesidades y sus intenciones.
Los saludo afectuosamente y oro por ustedes.
Sinceramente,
Fr. Jozo Zovko o.f.m.
02/02/2008 Široki Brijeg