Saso Radman, un peregrino Eslovenio, visitó Medjugorje en 2010 por primera vez, y nos dijo que todo cambió en su vida después de ese viaje. Vino aquí porque un amigo lo convenció, y en esa primera visita no entendía Medjugorje, pero sintió una gracia especial. Tras su regreso a casa, siguió investigando sobre Medjugorje un poco más.
En esta ocasión, caminó desde Ljubljana con su amigo a lo largo de 12 días para completar el largo recorrido de 500 kilómetros. “Fue una experiencia profunda de fe. Esta peregrinación fue con intención de acercarme a Dios, para escuchar lo que tenía que decirme. Quería hacer algo y decidí ayunar a pan y agua. Durante esta peregrinación llegó a darse cuenta de que vivimos sin la oración que nos da fuerza”, dijo Saso, que ayunó a pan y agua durante su peregrinación, quien agregó que Medjugorje es un lugar de grandes gracias para él.
Fuente: www.centromedjugorje.org