En la víspera de San Isidro, patrón de la capital de España, Mons. Aldo se despidió de forma entrañable de Mons. Juan José Omella, cardenal de Barcelona, y presidente de la Conferencia Episcopal Española, con quien ha estado estos días en Barcelona en lo que han sido unas jornadas inolvidables.
El viaje en tren sirvió para que el Presidente de la Fundación Centro Medjugorje, Oriol Vives, junto con L. Miguel Onieva, aprovecharan para explicarle las actividades desarrolladas por ésta a lo largo de 2023 y la de los 23 países de habla hispana que actualmente la integran, bajo la atenta mirada de su secretario Fr. Antonio Primorac, ofm, fraile de la Parroquia de Santiago Apóstol, de Medjugorje.
Tras llegar a Madrid, pudieron disfrutar de una comida en la Casa de Cristo Rey (Pozuelo de Alarcón) con un nutrido grupo de sacerdotes, entre los que se encontraban nuestro querido P. Agustín Giménez, el P. Álvaro Cárdenas y otras personas relacionadas muy estrechamente con Medjugorje, como el periodista Jesús García o la escritora María Vallejo-Nágera, además de L. Miguel Onieva, vice-presidente de la Fundación Centro Medjugorje y Charo Lafita; todo ello gracias a la perfecta organización de Fina.
Este momento sirvió para poder hacer una serie de preguntas a Mons. Aldo. Y en sus respuestas quedó implícito que Medjugorje se presenta a los ojos del mundo como un lugar de gracia cuyo futuro hemos de contemplar con esperanza porque es la Virgen quien irá dirigiéndonos hacia donde más convenga para el cumplimiento de sus planes.
Posteriormente, en la madrileña iglesia de San Martín de Tours, pudimos seguir el Programa vespertino de oración que se inició con la Adoración dirigida por el P. Álvaro Cárdenas, el rezo del Santo Rosario, dirigido por P. Agustín Giménez y posteriormente la Catequesis pronunciada por Mons. Aldo Cavalli explicándonos Quién es el Señor a la luz de las descripciones hechas por los evangelistas y los profetas en las Sagradas Escrituras.
Tras finalizar, se celebró la Santa Misa, y durante la homilía recalcó la labor del Espíritu Santo como conductor de la Iglesia que nace de Pentecostés. Animándonos a pedir que Dios nos envíe el Espíritu Santo, recordando como Él iluminó la vida de la Virgen María.
Este encuentro concluyó con unas palabras de agradecimiento de Oriol Vives a todos los que habían hecho posible este evento, salpicadas de sentido del humor y afecto. Recordó también la misión de la FCM de promover los mensajes de la Reina de la Paz en Iberoamérica, de preservar la pureza y de buscar la unidad, animando a todos a ser apóstoles de María, y nos confirmó que “con Mons. Aldo, Medjugorje está muy bien custodiado”.
La Salve Rociera sirvió de colofón a la entrañable visita del visitador apostólico para Medjugorje, Mons. Aldo Cavalli, quien ha demostrado a lo largo de estos días su cercanía, espontaneidad, sabiduría, sentido del humor y un amor repartido con toda naturalidad hacia todos los que nos hemos acercado a él buscando el cobijo de un padre espiritual.
¡Gracias Mons. Aldo!