Queridos hijos de Medjugorje, ¡Alabados sean Jesús y María!
1 – El 18 de marzo, Mirjana tuvo su aparición anual en presencia de muchos peregrinos reunidos en la Cruz Azul. Al terminar la aparición, nos transmitió el siguiente mensaje:
“Queridos hijos, hoy los invito a que miren sincera y largamente en sus corazones. ¿Qué verán en ellos? ¿Dónde está mi Hijo en ellos y dónde el deseo de seguirme hacia Él? Hijos míos, que este tiempo de renuncia sea un tiempo en el cual se pregunten a ustedes mismos: ¿Qué quiere Dios de mí personalmente? ¿Qué debo hacer? Oren, ayunen y tengan el corazón lleno de misericordia. No olviden a sus pastores. Oren para que no se pierdan y permanezcan en mi Hijo, para que sean buenos pastores para sus rebaños. Nuevamente les digo: si supieran cuánto los amo llorarían de alegría. Gracias”.
El 2 de abril, Mirjana recibió su aparición mensual privadamente, en su casa, en presencia de algunas personas. Al finalizar la aparición, nos transmitió el siguiente mensaje:
”Queridos hijos, el amor de Dios está en mis palabras. Hijos míos, es el amor que desea conducirlos a la justicia y a la verdad. Es el amor que los quiere salvar de sus ilusiones. ¿Y ustedes, hijos míos? Sus corazones permanecen cerrados. Son duros. No responden a mis llamados. No son sinceros. Ruego con Corazón materno porque quiero que todos ustedes resuciten en mi Hijo. Gracias”.
2 – Mi misión en Asia
El mes pasado fui a llevar los mensajes de la Gospa a Tailandia y a Malasia. Estos pueblos me conmovieron grandemente por la apertura de su corazón y su habilidad en poner en obra, con toda simplicidad, los pedidos de la Gospa. En Asia, es normal que una persona crea en Dios, y quien no cree en nada es considerado como extraño. En la ciudad de Kuching (Malasia del Este) centenares de catecúmenos adultos recibieron el bautismo en la Vigilia Pascual. En cuanto tuvieron la oportunidad de descubrir la fe católica, adhirieron a ella desbordantes de gozo y gratitud. ¡Se imaginarán mi alegría al comunicarles los mensajes de Medjugorje! Gracias a todos cuantos rezaron y ayunaron por el éxito de esta misión. ¡Sus oraciones han dado realmente mucho fruto!
Hacia el final de mi estadía, fui invitada por una familia francesa a China para visitar Shangai. ¡Allí me encontré con un mundo verdaderamente sorprendente!
En Bangkok (Tailandia) conocí al padre Juan Tamayo, un sacerdote salesiano que ha vivido una aventura muy especial con Cristo. Permítanme compartir su testimonio, muy oportuno ahora que el Papa Benedicto XVI proclamará próximamente el inicio del año de los sacerdotes y que Nuestra Señora nos urge a que recemos especialmente por ellos.
”He sido misionero en Tailandia por 35 años. Esto me sucedió cuando era párroco en Nuestra Señora de Fátima en Prachuab. Tenía 50 años y estaba manejando un minibús escolar con algunos alumnos. De repente sentí que no podía respirar. Todo se puso negro ante mí y tampoco podía ver. Fui transportado al hospital donde se me diagnosticó un accidente cerebral menor. También vieron que había una anomalía a nivel del cuello y me dijeron: ‘Vamos a estirarle el cuello para aliviarlo’.
Mis cervicales estaban muy calcificadas a causa de las pesadas cargas de cemento, madera, arena etc. que solía cargar (en ese momento estábamos construyendo conventos y escuelas). Mientras me estaban estirando el cuello, perdí toda sensibilidad en mi brazo derecho. Les pedí que pararan. En realidad cometieron un serio error médico y a raíz del mismo la mitad derecha de mi cuerpo quedó paralizada. Tuve que comenzar una larga etapa de rehabilitación. En el pabellón n°7, donde se realizaban las sesiones de kinesiología, éramos todos inválidos, y me sentía terriblemente deprimido por tener que comenzar una vida de discapacitado físico. Cada noche la depresión me aplastaba y sobre todo estaba tentado de desesperar. Cuando uno está solo en un hospital se experimenta una terrible sensación de impotencia. No cesaba de clamar al Señor: ¡Ayúdame Señor, se agotan mis fuerzas!’
Alrededor de tres meses más tarde, estaba conversando con el Señor en el Santísimo Sacramento en la capilla del hospital, repitiéndole que ya no podía más y suplicándole que venga en mi auxilio. De repente escuché su voz que me preguntaba: ‘¿Cuántos años tengo, hijo mío?’ Le dije: ‘Señor, tienes 33 años’ ‘¿Y tú?’ ’Tengo 50’, le respondí.
Continuó diciéndome:
– ¿Por qué no me lo agradeces? Te he dado 18 años más. A los 33 años ya estaba muerto.
– Sí, Señor, lo siento. Perdóname por no haber sabido apreciar estos 18 años suplementarios de vida que me has dado.
– Hablaste bien de mí, pero no me conoces. ¡Pruébame! (dijo ‘pruébame’ realmente con mucho énfasis).
– Señor, ¿qué quieres decir con esto?
– Hijo mío, no te he consagrado para hacer de ti un trabajador. No te he consagrado para que seas un administrador. ¡Te he consagrado para que seas YO!
Ese ‘Yo’ fue muy claro, y Jesús agregó:
– Cuando sufría, me sentía abandonado, clavado… Es una situación muy dolorosa. Ahora, tú lo sabes.
¡Me sentía conmocionado! Comenzaba a comprender lo que Jesús quería decirme, y le respondí:
– Sí Señor, gracias por darme esta ocasión para que verdaderamente reviva tu dolor y tu sufrimiento. Gracias por recordarme que me has consagrado para ser TÚ.
A partir de aquel día, experimenté una gran calma; estaba en paz. Poco a poco, los dedos de mi mano derecha volvieron a adquirir movilidad. Mis piernas se fueron igualmente recuperando. Gracias a la oración y a la reeducación cada vez estaba mejor, a tal punto que en el pabellón n°7, todos me preguntaban: ‘¿Qué medicación tomas? ¿Dónde se consigue?’
Y les respondía: ‘¡Es el Señor, sólo el Señor! ¡Crean en Dios!’
Fui sometido a una resonancia magnética y los médicos vieron que mi cuello seguía calcificado. Se decidieron por lo tanto por la vía quirúrgica, con 50/50 de chances de éxito. Le dije al Señor: ‘Señor, todo depende de ti, te doy mi vida. ¡Ocúpate de mí!’. La operación duró 10 horas. Me colocaron 36 tornillos y 3 placas metálicas en el cuello. ¡Después de la operación, podía mover los dedos, los brazos y las piernas!
Ahora confío siempre en el Señor. Me ha consagrado para que SEA ÉL, entonces lo dejo hacer. Vivo mi ministerio sacerdotal para ÉL porque sé que es realmente ÉL quien vive en mí y quien continúa a través de mí su obra de predicación, de sanación y de liberación. ¡Alabermos y demos gracias a Dios! ¡Que mi testimonio sea para mayor gloria suya!
3 – ¡La victoria se obtendrá por María!
Violencia, perversión, caída de la economía, miedo al porvenir, proliferación de la cultura de muerte… ¿Nuestro mundo va a la deriva? ¿No nos dice acaso María: “Ustedes se han perdido, hijitos”? ¿Qué haremos? “Alcen la cabeza”, nos recomienda Jesús cuando el mal parece reinar, “¡No teman!”El Cardenal Hlond había dicho antes de morir: “La victoria, si viene, vendrá por María”. A Juan Pablo II le gustaba repetir esta palabra profética. “En Polonia, escribió, fui testigo del cumplimiento de esta palabra. Una vez electo Papa, confrontado con los problemas de la Iglesia universal, esta intuición, esta convicción siempre me ha habitado: en esta dimensión universal también, la victoria, si viene, será a través de María. Cristo vencerá por María. Quiere que ella esté asociada a las victorias de la Iglesia, en el mundo de hoy y el de mañana” (Cruzando el umbral de la Esperanza)
Hermoso, pero ¿qué debemos hacer? Vamos a tomarnos de su mano y hacer TODO lo que ella nos diga. Hace tantos años que venimos repitiendo sus mensajes. ¡No es demasiado tarde para comencemos a vivirlos! Sus directivas son simples y no se equivocan. La Santísima Virgen no nos abandonará nunca; pero nosotros, ¡no nos soltemos de ella! Su mano está sobre nosotros y sobre quienes, con sinceridad, intentan vivir el Evangelio poniendo a Dios en primer lugar. El mundo pone a Dios en el último lugar. Está perdido y no sabe más cómo enfrentar las consecuencias de su rechazo de Dios. Pero María nos muestra cómo manejar la situación, y además ¡derrama cuantiosas gracias!
¡Gracias de todas formas y tamaños lloverán para todos! Aquí en Medjugorje, por ejemplo, no pasa mes sin que experimentemos signos de la Providencia, ya sea en multiplicaciones de alimento o de alguna otra pequeña necesidad con la que la Providencia se digna proveernos. ¿Por qué esta ayuda del Cielo tan perceptible? Jesús nos está preparando. Nos enseña a que confiemos sólo en Él y en sus promesas. Si un día llegara a faltarnos la comida, la calefacción o la cobertura médica, ¡no quedaremos por cierto desamparados! Jesús volverá a realizar y de hecho ya lo está haciendo, inesperados milagros en nuestras vidas. Jesús no se ha debilitado después de 2000 años, ¡continúa siendo siempre el mismo!
Cuando nuestras falsas seguridades nos hayan abandonado, no desesperaremos, sino que viviremos como los primeros cristianos, tal como nos lo relatan los Hechos de los Apóstoles, porque el Padre nos ama y conoce bien nuestras necesidades. Entonces ¿por qué no entrenarnos a partir de hoy en “buscar primero el Reino de Dios y su Justicia? ¡Así, todo el resto se nos dará por añadidura! (Mat 6, 33) y no nos quedaremos afuera como les sucedió a las “vírgenes necias” (Mat 25, 1-13).
Jesús le dijo a Sta. Catalina de Siena: “¡Ocúpate de Mí y Yo me ocuparé de ti!”En Ámsterdam, en 1951, la Sma. Virgen ha dado una oración muy poderosa, y es bueno que la repitamos frecuentemente: “Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la tierra. Haz que el Espíritu habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora de todos los Pueblos que un día era María, sea nuestra Abogada. Amén. (Con el Imprimatur de la Iglesia).¡La victoria del Corazón Inmaculado de María y la del Corazón de Jesús en nuestras vidas! Esto es lo que debe ser nuestra prioridad, para la mayor felicidad de todos. ¡Jesús no nos ha prometido la facilidad, sino la felicidad!
4 – Que nadie se aleje de la compañía de ustedes sin estar más feliz. ¡Sean el reflejo de la bondad de Dios: dulzura en su rostro, dulzura en sus ojos, dulzura en su sonrisa!” (Madre Teresa)
Oh muy amada Madre, vuelve a nosotros tu mirada misericordiosa,
e inúndanos con tu dulzura.
¡No nos abandones nunca!
Sor Emmanuel +
Traducido del francés y del inglés
PS 1 – Nunca es demasiado tarde para comenzar la Novena a la Divina Misericordia, porque puede hacerse en todo momento. Ríos de gracias fluirán a través de una sincera confesión, una buena comunión. No dejen de leer el Diario de Sor Faustina – La Divina Misericordia en mi alma. ¡Es un best-seller que cambia los corazones! Sitio: wwww.faustine-message.com
PS 2 Acaba de salir el Niño Escondido de Medjugorje de Sor Emmanuel en su versión en castellano, editado por Paulinas, Buenos Aires, con amplia red de distribución en la Argentina, el Uruguay y Paraguay – $ argentinos 72 – www.paulinas.org.ar También ya está disponible la versión croata, en Medjugorje devotions@tel.net.ba y lo estará en su versión libanesa hacia fines de abril office@medjugorjeliban.org.
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