Comenzamos el Encuentro rezando los Misterios dolorosos del Santo Rosario. De la mano de María se puede comenzar cualquier obra porque Ella nos asegura su éxito. Un éxito no sólo humano sino también divino.
Después de concluir el Rosario se notó indiscutiblemente la presencia del Espíritu Santo entre nosotros: llegó la Paz. La Reina de la Paz estaba allí, en medio de nosotros.
Al terminar el Rosario y tras un tiempo de descanso, Oriol Vives –presidente de la Asociación Amor de Déu- dio una charla realmente inspirada por el Espíritu del Señor en la que nos invitó de parte de María a la Santidad, a vivir en la voluntad de Dios, a ser santos en nuestra vida cotidiana. El Señor, a través de sus palabras, nos puso en guardia frente a las asechanzas del diablo que no quiere que obedezcamos a la Virgen ya que su único propósito es la destrucción del hombre, nuestra propia destrucción. El demonio nos quiere muertos, en el infierno pero Cristo ha dado la vida, su Vida, para que vivamos en el Cielo incluso antes de morir, es decir que ya aquí podamos vivir como hombres resucitados, una vida nueva, la Santidad. Y María nos dice cómo: oración, ayuno, Santa Misa, Confesión y Palabra de Dios.
Después se abrió un turno de preguntas y respuestas con el que concluimos las actividades de la mañana.
Comida, descanso y a las 16.00 continuamos con testimonios de personas que han visto en su vida frutos de Fe, de Vida Eterna, caricias de Dios y de María después de venir de Medjugorie, o allí, incluso personas que sin ir a Medjugorje han vivido los mensajes de la Virgen y han experimentado Gracias espirituales y materiales insospechadas.
Terminamos el Encuentro dando gracias a Dios por su Madre y por todo lo que nos regala (la Fe, la Iglesia, nuestra vida, la familia, los hermanos en la Fe, trabajo, salud…) de la mejor manera que tenemos los cristianos para dar gracias al Padre: con la Santa Eucaristía: una exultación de agradecimiento, una Pascua del Señor que nos lleva con Él, un momento de íntima unión con Cristo porque lo comemos, se hace uno con nosotros, nos transforma en Él.
Al termino de la misma cantamos en explosión final Gospa Maika Moya, Virgen Madre nuestra… ciertamente ese día Ella nos condujo, estuvo con nosotros, nos colmó de su amor de Madre y nos dio un poquito más de amor por su Hijo.