El hombre ha querido crear un mundo sin Dios, y al hacerlo ha desencadenado dinámicas perversas que pueden apreciarse en cualquier ámbito de la vida. Medjugorje viene a despertar las conciencias; es como una campana sonando en el silencio de la noche.
Lo importante es tener en cuenta que nada está dicho sobre el futuro, si bien es cierto que la acción del hombre sobre la naturaleza y sobre la propia organización social ha puesto en marcha una serie de tendencias, de dinámicas, que pueden tener efectos catastróficos si no son corregidas, aunque siempre pueden serlo.
Esas tendencias conducen hoy tal vez a la catástrofe, aunque no inevitablemente. Conducen a la catástrofe porque provienen de una voluntad humana que ha querido ser autosuficiente, prescindir de Dios, construyendo un mundo puramente humano del que Dios está ausente, y el hombre dejado a sus propias fuerzas ha construido un mundo lleno de desequilibrios y contradicciones que pueden terminar destruyéndolo.
En esta tesitura, Medjugorje viene a despertar las conciencias; es como una campana sonando en el silencio de la noche. La Iglesia debate en este momento su posición sobre la realidad de las apariciones, y es necesario respetar sus tiempos y, evidentemente, su dictamen, en la confianza de que contará con la iluminación del Espíritu al darlo. Pero el mensaje ha movido a millones y millones de personas católicas y no católicas a lo largo de los últimos 33 años, y lo ha hecho tanto por la fuerza de su contenido como por su carácter de extrema urgencia, por lo que merece ser objeto de atención.
Medjugorje pone ante nosotros la realidad de esas dinámicas autodestructivas, y lo hace con premura, pero al mismo tiempo nos recuerda que el hombre puede vencer al destino si no pretende hacerlo sólo –tal como lo ha edificado – y cuenta para ello con Dios. Medjugorje nos pide que nos pongamos en manos de Dios para torcer el destino que hemos creado y tener la posibilidad de evitar, total o parcialmente, las consecuencias de las dinámicas que hemos puesto en marcha:
– “Dios quiere salvaros y os envía mensajes a través de los hombres, de la naturaleza y de muchos otros medios, que ciertamente pueden ayudaros a comprender que debéis cambiar el rumbo de vuestras vidas”
– “Deseo que comprendáis la gravedad de la situación, y que gran parte de lo que suceda depende de vuestra oración”
– “Os invito a comprender la importancia de mi venida y la gravedad de la situación. Quiero salvar a todas las almas y ofrecerlas a Dios. Por eso, oremos a fin de que todo lo que he iniciado pueda ser plenamente realizado”
– “Olvidad vuestros deseos y orad para que se cumpla la voluntad de Dios y no la vuestra”
– “La oración es el único medio para salvar a la especie humana”
– “Os invito a abriros enteramente a mí, para que a través de cada uno de vosotros yo pueda convertir y salvar este mundo donde existe tanto pecado y tanta maldad”
– “Mi presencia en medio de vosotros es una gracia. Por lo tanto, por vuestro propio bien, aceptad y vivid mis mensajes”
– “Queridos hijos, estos son tiempos especiales, y es por eso que estoy con vosotros, para amaros y protegeros”
– “Este es un tiempo muy especial. Por eso estoy con vosotros”
– “Os invito a que os abráis a mí y os convirtáis entre mis manos en instrumentos para la salvación del mundo”
– “Mirad a vuestro alrededor, queridos hijos, y veréis cómo el pecado se ha apoderado de la Tierra”
– “Comprended que Dios ha elegido a cada uno de vosotros para colaborar en un gran plan de salvación de la humanidad”
– “¡Sacrificad vuestras vidas por la salvación del mundo!”
– “¡Decidíos! Este es tiempo de decisión”
– “Queridos hijos, os invito a reflexionar sobre vuestro futuro. Estáis creando un nuevo mundo sin Dios, únicamente con vuestras propias fuerzas. Por eso os encontráis insatisfechos y sin alegría en el corazón”
– “Únicamente con el amor y la oración podéis vivir este tiempo que os ha sido dado para la conversión”
– “Hijos míos, ¿no reconocéis los signos de los tiempos?”
– “Por el ayuno y la oración se pueden detener las guerras, se pueden suspender las leyes de la naturaleza”
– “Dios os ha dado el libre albedrío para elegir la vida o la muerte”
– “Que este tiempo sea un tiempo en que cada uno de vosotros entregará y distribuirá paz a los demás”
En definitiva, el hombre ha querido crear un mundo sin Dios, y al hacerlo ha desencadenado dinámicas perversas que pueden apreciarse en cualquier ámbito de la vida, tanto individual como colectiva. Pero el destino no está escrito y Dios trabaja por nosotros. Ahora bien, Dios respeta escrupulosamente la libertad del hombre, hasta el punto de que lo ha hecho libre “para elegir la vida o la muerte”, y por lo tanto exige nuestra colaboración activa. La colaboración fundamental del hombre en esta obra de la sinergia divino-humana es la conversión y la oración; si el hombre acepta la obra de Dios y conforma a ella su voluntad, la sinergia puede obrar milagros: “por el ayuno y la oración se pueden detener las guerras, se pueden suspender las leyes de la naturaleza”; “la oración es el único medio para salvar a la especie humana”. Confortados por esa confianza, Medjugorje nos pide que colaboremos para extender esa conversión a todos los hombres.
En Medjugorje encontramos también grandes mensajes de esperanza:
– “Reconciliaos y ayudad con vuestras vidas a hacer reinar la paz sobre toda la Tierra”
– “Medjugorje es un signo para todos vosotros, y una invitación a orar y a vivir los días de gracia que Dios os está dando”
– “Permanezco con vosotros y os guío hacia un tiempo nuevo, tiempo que Dios os ofrece como una gracia para conocerlo mejor”
– “Queridos hijos, en estos tiempos os invito como nunca antes a prepararos para la venida de Jesús”
– “Amad y no temáis, hijos, porque no existe miedo en el amor. Si vuestros corazones están abiertos al Padre y llenos de amor por Él, ¿por qué tener miedo de lo que podría suceder? Temen aquellos que no aman, porque esperan los castigos y saben cuán vacíos y duros son”
– “A través de vosotros deseo renovar el mundo. Comprended, hijos, que vosotros sois la sal de la tierra y la luz del mundo”
– “Dios me ha concedido este tiempo como un don para vosotros, a fin de que yo pueda instruiros y conduciros por el camino de la salvación”
– “Queridos hijos, hoy os llamo para prepararos para la llegada de Jesús. De modo especial preparad vuestros corazones”
Según esto, la reflexión esencial no es la relativa a si estamos o no frente a un futuro catastrófico. A través de María, el Padre nos urge a unir nuestra voluntad a la suya para evitar las consecuencias a las que las dinámicas que hemos puesto en marcha pueden conducirnos, y eso es lo esencial. Simplemente eso, que ya es mucho. Nos da una fórmula para ello: “Olvidad vuestros deseos y orad para que se cumpla la voluntad de Dios y no la vuestra”, es decir, olvidad el orgullo que os ha llevado a pretender la autosuficiencia, unid vuestra voluntad a la de Dios y orad para que, habiendo así manifestado vuestra libertad su renuncia a esa autosuficiencia, Dios pueda enderezar lo que el hombre ha torcido.
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